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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20- 26)

14/03/2019 22:31 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20- 26) Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20- 26)

En aquel tiempo, dijo

Jesús a sus discípulos:

“Si vuestra justicia no es

mayor que la de los escribas

y fariseos, no entraréis

en el reino de los

cielos.

Habéis oído que se dijo

a los antiguos: “No matarás”,

y el que mate será

reo de juicio. Pero yo os

digo: todo el que se deja

llevar de la cólera contra

su hermano será procesado.

Y si uno llama a su

hermano “imbécil” tendrá

que comparecer ante el

Sanedrín, y si lo llama “necio”,

merece la condena

de la “gehena” del fuego.

Por tanto, si cuando

vas a presentar tu

ofrenda sobre el altar,

te acuerdas allí mismo

de que tu hermano tiene

quejas contra ti, deja allí

tu ofrenda ante el altar y

vete primero a reconciliarte

con tu hermano, y

entonces vuelve a presentar

tu ofrenda.

Con el que te pone

pleito procura arreglarte

enseguida, mientras

vais todavía de camino,

no sea que te entregue al

juez y el juez al alguacil, y

te metan en la cárcel. En

verdad te digo que no saldrás

de allí hasta que hayas

pagado el último céntimo”.

Comentario

Jesús nos hace hoy

una explicación importante

del cuarto mandamiento

de la Ley de Dios

“no matarás”.

Se mata al otro físicamente

y también con palabras

hirientes, ridiculizándolo,

insultándolo,

despreciándolo. Se mata

al hermano en el corazón

con pensamientos o sentimientos

hostiles e incluso,

sencillamente, con

la indiferencia. Se le mata

también con palabras

injuriosas o despectivas.

Hay que pasar por el filtro

de la verdad, la bondad

y la utilidad cualquier información

o palabra que

puede hacer daño al otro.

Se suele decir “mata más

la lengua que la espada”,

pero el pensamiento mata

aún más que la lengua,

porque no todos los pensamientos

malos se expresan

con palabras.

Di s c u l p a r s e o p e -

dir perdón es una palabra

sagrada que no puede

usarse como muletilla para

salir del paso. No puede

ser el “perdonen las

molestias” de los carteles

publicitarios. El perdón

no puede ser ocasional,

algo excepcional, sino

que debe integrarse sólidamente

en la existencia

y ser la expresión habitual

de las disposiciones

de unos hacia los otros.

Pedir perdón es el resultado

de un proceso de

conversión: queremos

cambiar de actitud y nos

duele de todo corazón

haber hecho daño. No se

puede obligar a nadie a

perdonar, el perdón se da

gratuitamente, es el fruto

de un corazón poseído

por el amor.

Por eso dice Jesús

que si uno va a ofrecer su

ofrenda a Dios después

de haber ofendido a un

hermano, deje su ofrenda

en el templo, busque

al hermano ofendido, pídale

perdón y luego preséntese

de nuevo ante el

Señor. Entonces sí será

acogida su ofrenda y oración

y agradarán al Señor.

Nadie puede pedir a

Dios perdón de sus culpas

si él no perdona antes.

Solo con un corazón

reconciliado el culto será

auténtico y verdadero.

“Había una señora a

quien sus vecinas le tenían

mucha envidia. Casi

todos los días, cuando

salía a la puerta de su

casa para barrer, encontraba

basura que las vecinas

le dejaban en señal

de desprecio. La señora

nunca se quejaba.

Hasta que un día, sabiendo

que sus veci -

nas eran las que le dejaban

la basura delante de

su puerta, decidió colocar

un ramo de flores delante

de la puerta de cada

una de sus vecinas. En

cada uno de los ramos de

flores las vecinas encontraron

un cartelito que

decía: ‘Cada uno da de lo

que tiene’.

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