Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,43-48) Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,43-48)
aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos: “Habéis oído
que se dijo: “Amarás a tu
prójimo” y aborrecerás a tu
enemigo”.
Pero yo os digo: amad
a vuestros enemigos y rezad
por los que os persiguen,
para que seáis hijos
de vuestro Padre Celestial,
que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y manda la
lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los
q u e o s ama n , ¿ qu é pre -
mio tendréis? ¿No hacen lo
mismo también los publicanos?
Y, si saludáis solo
a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de extraordinario?
¿No hacen lo mismo también
los gentiles? Por tanto,
sed perfectos, como vuestro
Padre celestial es perfecto”.
Comentario
Hay que repetirlo cuantas
veces sean necesarias.
La relación de Dios con la
humanidad, en las diversas
etapas que ha tenido,
es una historia de amor. Por
amor creó al hombre, por
amor hizo una alianza con el
pueblo judío, y por amor hizo
una alianza de amor con
toda la humanidad a través
de su Hijo Jesús.
La primera lectura nos
habla de la alianza que el
Señor Dios hizo con el pueblo
judío: “Yo seré vuestro
Dios y vosotros seréis
mi pueblo”. De esta manera,
el pueblo judío se comprometió
a tener a Dios como
su único Dios y hacerle
caso en todos los caminos
y leyes que le iba a indicar.
“Hoy te has comprometido
con el Señor a que él sea tu
Dios, a ir por sus caminosà
y a escuchar su voz”.
Son caminos y leyes que
nacen del amor y de la sabiduría,
buscando la felicidad
del pueblo judío.
Dios no es un déspota
que exige a los judíos unos
mandatos arbitrarios. Son
leyes, mandatos, caminos
que llevan a vivir con alegría,
ilusión, felicidad. “Hoy
el Señor te compromete a
que seas su pueblo propio,
como te lo había prometido,
y a que guardes sus mandamientos”.
Seguro que cuando empezamos
a tener uso de razón
cristiana y oímos por
primera vez a Jesús “amad
a vuestros enemigos”, nos
pareció un mandato excesivo
e imposible de cumplir
por nuestra parte. ¿Cómo
amar el enemigo, al que
busca y nos hace, si puede,
daño y mal? Pero Jesús se
mantiene en sus trece.
Su argumento principal
es que tenemos que imitar a
Dios nuestro Padre.
Y Dios, nuestro Padre,
que es amor y no sabe más
que amar, ama a todos sus
hijos, hagan el bien o hagan
el mal, aunque siga diciendo
que el mal es un mal y
que no hay que hacerlo. Por
eso, “hace salir su sol sobre
malos y buenos, y manda
la lluvia a justos e injustos”.
Nuestra relación con los
demás, incluso con los enemigos,
debe estar presidida
por el amor porque también
nuestro corazón está hecho
para el amor, el único camino
para alcanzar nuestra
felicidad y nunca llegaremos
a esa meta si en nuestro
corazón anida un miligramo
de odio, de violencia,
de desamor hacia cualquier
persona. Incluidos los enemigos.
Pa ra q u e l o c o n s i g a -
mos, por si con nuestro débil
amor no lo logramos, Jesús
nos regala su fuer za
amatoria, para que con su
amor recibido, amemos a
nuestros enemigos. “Ya no
soy yo quien ama es Cristo
quien ama en mí”.
En Cristo y en un cristiano
siempre triunfa el amor y
nunca el desamor, el odio,
el mal.