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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,31-47):

03/04/2019 22:28 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Juan (5,31-47): Lectura del santo evangelio según san Juan (5,31-47):

En aquel

tiempo, Jesús dijo a los judíos:

“Si yo doy testimonio de

mí mismo, mi testimonio no

es verdadero. Hay otro que da

testimonio de mí, y sé que es

verdadero el testimonio que

da de mí.

Vosotros enviasteis mensajeros

a Juan, y él ha dado

testimonio en favor de la verdad.

No es que yo dependa

del testimonio de un hombre;

si digo esto es para que vosotros

os salvéis. Juan era la

lámpara que ardía y brillaba,

y vosotros quisisteis gozar un

instante de su luz.

Pero el testimonio que

yo tengo es mayor que el de

Juan: las obras que el Padre

me ha concedido llevar a cabo,

esas obras que hago dan

testimonio de mí: que el Padre

me ha enviado.

Y el Padre que me envió,

él mismo ha dado testimonio

de mí. Nunca habéis escuchado

su voz, ni visto su rostro, y

su palabra no habita en vosotros,

porque al que él envió no

lo creéis.

Estudiáis las Escrituras

pensando encontrar en ellas

vida eterna; pues ellas están

dando testimonio de mí, ¡y no

queréis venir a mí para tener

vida! No recibo gloria de los

hombres; además, os conozco

y sé que el amor de Dios no

está en vosotros.

Yo he venido en nombre de

mi Padre, y no me recibisteis;

si otro viene en nombre propio,

a ese sí lo recibiréis.

¿Cómo podréis creer vosotros,

que aceptáis gloria

unos de otros y no buscáis

la gloria que viene del único

Dios? No penséis que yo os

voy a acusar ante el Padre,

hay uno que os acusa: Moisés,

en quien tenéis vuestra esperanza.

Si creyerais a Moisés, me

creeríais a mí, porque de mí

escribió él. Pero, si no creéis

en sus escritos, ¿cómo vais a

creer en mis palabras?”.

Comentario

Moisés, el gran líder espiritual

de Israel, tiene un gesto

en la primera lectura que nos

enseña a actuar en favor de

los que amamos.

El pueblo que él est á

guiando se ha apartado de

Dios, ha construido un becerro

de oro, haciéndose dioses

a su medida (también nosotros

a veces) y cayendo en

el pecado de la idolatría.

Frena la ira de Dios, rogando

e intercediendo, pidiendo

una nueva oportunidad para el

pueblo que se ha olvidado de

su rescate liberador. Moisés

insiste, suplica y Dios le escucha

y le da una nueva oportunidad

a su pueblo. Preciosa

oración de intercesión.

¿Y yo? También estoy llamado

a orar, pidiendo por

aquellas personas que necesitan

una nueva oportunidad,

una sanación, una luz que les

ayude a ver en medio de su

oscuridad. Estoy llamado a

llevarlas a mi oración, a hablarle

de ellas a Dios, a rogar

por su conversión.

Todos deberíamos ser un

poco Moisés, hombres y mujeres

creyentes que desde el

amor llevamos a Dios a todos

aquellos a quienes nadie lleva.

Piensa en tu oración de hoy en

aquellas personas que necesiten

una intercesión especial

por su compleja situación de

vida y preséntalas ante el Señor,

con nombres y apellidos.

En el evangelio de este

día, Jesús sigue explicando

quién es y para qué ha venido,

y sus interlocutores no lo

comprenden: “Y el Padre que

me envió, él mismo ha dado

testimonio de mí. Nunca habéis

escuchado su voz, ni visto

su rostro, y su palabra no

habita en vosotros, porque al

que él envió no lo creéis [...]

Yo he venido en nombre de mi

Padre, y no me recibisteis; si

otro viene en nombre propio,

a ese sí lo recibiréis”.

Lo hace en un contexto

muy próximo a un desenlace

que no va a ser fácilmente

comprendido: su entrega

por nosotros. Pues, igual

que Moisés intercedió por

el pueblo, Jesús se entregará

él mismo, dará su vida,

por nuestra salvación; mucho

más que una mera intercesión.

Pagará un precio muy

alto por nosotros. ¿Me doy

cuenta Señor de lo que vas

a hacer por mí? ¿Cómo te lo

puedo agradecer??

Lo que debes saber
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