El acuerdo de precios todavía no está claro y se sospecha que sólo será electoral El acuerdo de precios todavía no está claro y se sospecha que sólo será electoral
“Acuerdo de precios”, “Precios
congelados”, “Precios cuidados”,
fue la noticia de la semana
ante la suba constante del
valor de los alimentos que parece
no tener fin y preocupa sobremanera
a la inmensa mayoría
de la familias argentinas.
Las diferentes versiones y
las reuniones a las apuradas,
hablan a las claras de improvisación,
más que de un plan estudiado.
El escepticismo entre empresarios
y consumidores juega
en contra del impacto de las
medidas a tomar, puesto que este
tipo de iniciativas siempre fracasó
en el mediano y largo plazo,
mientras que alguna vez logró
efectividad en períodos acotados.
La proximidad de la elecciones
presidenciales y una inflación
del 4% mensual, atentan
contra cualquier proyecto
de reelección.
No es casual que
las negociaciones tengan un plazo
acotado a seis meses, coincidente
con el momento de decisión
del voto. La clave del acuerdo,
para que sea efectivo, es
que abarque la mayor cantidad
de productos y que se asegure
el abastecimiento en góndolas,
de lo contrario no tendría efecto
alguno, ni económico ni electoral.
Así las cosas, habrá que esperar
a los anuncios para considerar
las medidas. Lo único que
quedó claro es que congelamiento
de precios, como prohibición
coercitiva, no habrá y que
se optó por un acuerdo de precios
voluntario con las grandes
cadenas de la alimentación.
Además de los alimentos, se
podría anunciar líneas de crédito
subsidiadas para alentar el
consumo, fundamentalmente de
electrodomésticos y está en duda
la suspensión de las actualizaciones
tarifarias de los servicios
de energía eléctrica y gas.
El Ministerio de Producción
negocia contrarreloj con
unas pocas grandes empresas
de consumo masivo para llegar
a tiempo a tener una lista que
ronde los 30 o 40 productos
cuyos precios quedarán fijos
por seis meses, es decir, hasta
noviembre.
La mayoría de los dueños y
ceos de las principales empresas
de consumo del país le manifestaron
al ministro de la Producción
y Trabajo, Dante Sica
que apoyan el nuevo paquete de
emergencia antiinflacionaria oficial.
Las principales figuras del
empresariado argentino, que están
detrás de los fideos, la harina,
el arroz, los tomates en lata,
el aceite, el azúcar como Luis
Pagani, el principal accionista de
Arcor y con un creciente porcentaje
de Mastellone, o Luis
Pérez Companc, referente de la
familia que controla Molinos se
presentaron en el edificio de la
cartera que conduce Sica.
También fueron Miguel Acevedo,
hombre fuerte de Aceitera
General Deheza, cuñado de su
dueño, Roberto Urquía, y titular
de la Unión Industrial Argentina.
Se acercó también el CEO de
Ledesma, Javier Goñi, en representación
de los controlantes, la
familia Blaquier. También fue el
número uno en el país de Pepsico
Alimentos, Martín Ribichich.
Más tarde fue el turno de
los supermercadistas, entre
los que se encontraban los
dueños de las firmas locales,
Alfredo Coto, de la cadena homónima,
y Federico Braun, de
La Anónima. También se acercó
Rami Baitieh, el francés que
maneja Carrefour Argentina.
Sica informó y pidió apoyo
político o hasta compromiso
personal de los decisores
del mercado de alimentos y
bienes básicos sobre una medida
que el Gobierno no siente
genuina, pero sí necesaria:
congelar, aunque sin decirlo
así, los alimentos, que están
subiendo arriba del 50% en los
últimos 12 meses, según datos
del Indec.