Rincones argentinos en el mundo Rincones argentinos en el mundo
La inf luenc i a
de Francia en
la Argent ina
acompaña toda
la historia nacional.
Ya en los
tiempos de la
Revolución de
Mayo, los textos liminares eran aquellos
provenientes de los pensadores
franceses que fueron inspiración de
la Revolución Francesa, tales como
Montesquieu, Descartes, Tocqueville
y tantos otros.
Y cuando la Argentina
comenzó su gran desarrollo económico
de la mano de la alta burguesía
de la pampa húmeda, el modelo
de imitación cultural fue la Francia
de los siglos XVII y XVIII, lo que quedó
plasmado en la vestimenta, la arquitectura,
las costumbres sociales e
incluso en el hecho de que las familias
acomodadas enseñaban francés
como primer idioma a sus hijos.
El centenario de la Revolución
Francesa y la Exposición Universal
de París, ambos hechos en 1889,
fueron la excusa para “afrancesar” a
nuestra sociedad, con la mira puesta
en la celebración del centenario de
nuestra Revolución en 1910.
Sin embargo,
la ideas de estas páginas es inversa:
recorrer la influencia de la historia
argentina en varios lugares del
país galo, y descubrir rincones argentinos
en su territorio.
LOS LUGARES DE SAN
MARTíN EN FRANCIA
José de San Martín emprendió
su exilio europeo en 1824, luego de
viajar por el Ecuador, el Perú, Chile y
Argentina posteriormente a la entrevista
de Guayaquil celebrada el 26 de
julio de 1822, donde el Libertador se
reunió con Simón Bolívar. Viajó con
su hija Mercedes, de sólo ocho años,
y vivió en Inglaterra, Escocia, Bélgica
y finalmente en Francia, en diversas
localidades. Sólo intentó volver a
Buenos Aires en 1829, y decidió no
desembarcar frente a la situación virtual
de guerra civil de aquel entonces.
En Francia se encuentran identificados
los edificios que habitara en su
tiempo San Martín, e incluso las dos
tumbas que ocupó su cadáver antes
de ser repatriado en 1880, 30 años
después de su muerte.
SU CASA EN PARíS
Una placa de bronce recuerda en
el frente del edificio de la calle Saint
George 35, en el barrio St. Georges,
cerca de Montmartre, a unos mil metros
de la basílica del Sagrado Corazón,
el departamento que José de
San Martín habitara con su hija, su
yerno Mariano Balcarce y sus dos
nietas, María de las Mercedes y Josefa
Dominga desde 1831 hasta 1848.
Era el domicilio parisino del Libertador,
que ocupó exclusivamente hasta
que su gran amigo y confidente,
Alejandro Aguado, el marqués de las
Marismas del Guadalquivir, un asturiano
masón, a principios de 1834 le
dio el dinero necesario para comprar
el único inmueble que poseyera el Libertador
en Europa: la casa de Grand
Bourg.
SU CASA EN EVRY SUR
SIENE. LA CASONA DE
GRAND BOURG
A treinta kilómetros al sur del centro
de París, en el pueblo de Evry, a menos
de trescientos metros de la orilla
del río Sena, se encuentra en pie la casa
de campo que San Martín disfrutó
por mayor tiempo en Europa. La prefería
para recibir a sus visitantes ilustres:
ministros y consejeros de Francia,
Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino
Sarmiento y sobre todo sus amigos
militares colegas de la guerra de
la Independencia.
Allí solía convertirse
en el abuelo “compinche” de sus nietas,
habiendo relatado en cartas y testimonios
orales como les enseñaba a cuidar
sus flores preferidas, las dalias y como,
a espaldas de sus padres, don José
mostraba a sus nietas las armas que
tenía en un galpón, a metros de la casa.
En esta casa histórica nació Josefa
en 1836.
Esta construcción es hoy un convento
de la Congregación de Nuestra
Señora de Sión, llamado de “La Solitude”
(en castellano de la Soledad),
con algunas reformas que no han desnaturalizado
la casa del Libertador,
y que las monjas que lo habitan, cuya
superiora es la hermana Pilar, una
prima del antiguo obispo de Puerto
Iguazú, Monseñor Joaquín Piña, reciben
con gran alegría y asombro las
visitas de argentinos, peruanos y chilenos,
que leen con fruición las placas
de homenaje a San Martín en el muro
perimetral del terreno.
Esta casa de Grand Bourg fue
reproducida hacia 1940 en nuestro
país, en un predio ubicado en el viejo
barrio de Palermo Chico, con total
exactitud, salvo por un detalle. Para
que la humildad de la casa del Libertador
no quedara opacada definitivamente
por los palacios que la rodeaban,
se decidió aumentar su tamaño
en un tercio. Es hoy la sede del Instituto
Nacional Sanmartiniano.
Eduardo Lazzari.