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EL LIBERAL . Viceversa

El brasilero más santiagueño do mundo

21/04/2019 00:38 Viceversa
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El brasilero más santiagueño do mundo El brasilero más santiagueño do mundo

Paulinho Coutinho vive hace

casi 30 años aquí y cuando habla

de la realidad santiagueña, sea

cual fuere la circunstancia, antepone

con sentimiento el pronombre

nosotros, por eso es que según

el amigo Félix Demasi le corresponde

una santiagueñidad

indiscutida.

El “Negro” Paulinho es un

gran músico que vino a recalar

mágicamente en este territorio.

Por citar algunas de sus peripecias

guitarrísticas: ensayo semanas

en la casa de Tom Jobim

en los 70, para una gira por Nueva

York que se truncó por cuestiones

de pasaportes y burocracias.

Viajó en el avión presidencial

a Panamá con Omar Torrijos

para acompañar con sus acordes

al cantante argentino Piero, tocó

en la mítica Fusa con un puñado

de grandes artistas durante

varios años. Compartió mesa con

Vinicius de Moraes, Hamlet Lima

Quintana. Fue maestro de Luis

Salinas quien cuando vino a Santiago

lo invitó a compartir el escenario.

Deliró una noche con Luca

Prodan en una pizzería en la que

el pelado se presentó con toda su

cabeza ensangrentada. Arreglador,

compositor, docente de alto

vuelo.

El trazado de su camino hacia

Santiago comienza con la armonía

pulsada en su guitarra: Ary

Barroso compuso una canción en

1938 y Paulinho hizo una versión

en guitarra de aquella obra musical.

Nunca supo él que aquella

versión iba a deslumbrar tanto

a un señor llamado Mario Fioramonti,

como para que este último

se vea obligado a buscarlo en

la pizzería Capricornio en Capital

Federal, un mítico lugar que frecuentaban

los artistas después de

medianoche.

Fioramonti, gran

guitarrista y excepcional carpintero

santiagueño, se presentó ante

el Negro sin muchos rodeos,

confesándole su admiración e interés

por despejarse algunas dudas

sobre las técnicas y armonías

guitarrísticas con las que había

resuelto aquel grandioso tema

llamado “Na baixa do sapatero”.

Allí comenzó una amistad entrañable…

pasado el tiempo, viajes,

mujeres, hijos, giras... Paulinho

dejó seducirse por la mística de

esta tierra embarrada de sol y se

instaló en una casita en el barrio

8 de Abril.

Estoy convencido que una de

las más importantes cosas que

lo bautiza y lo hace santiagueño

por adopción es su chacarera

de “Las Chismosas”, allí el compositor

condensa una mirada pícara

y precisa sobre la santiagueñidad:

respetando la estructura

de la chacarera, incorpora armonías

y su sostenido acento brazuca

para realizar un contundente

ensayo sobre una histórica práctica

cultural que de algún modo,

aunque sea parcialmente, define

a nuestra sociedad santiagueña:

“el arte de chusmear”.

La chacarera cuenta que hay

una plaza donde se juntan a chismosear

a partir de las 5 de la tarde:

“la plaza es un hervidero y

chusmear es una fiesta” la mirada

que se desarrolla es lúcida en

su análisis, queda allí sugerido un

concepto sobre lo que consistiría

“chusmear”: actividad compartida

que tiene que ver con llevar y

traer datos sobre la vida de otros

por el simple goce y regocijo de

hacerlo. No se trata de cualquier

dato, como especifica la chacarera,

tiene que ver con desavenencias

conyugales, con supuestos

amaneramientos de algunos,

con la filiación de otros a ideologías

subversivas, se chusmea sobre

lo disruptivo, lo que se sale de

lo común, o sobre algo que dentro

de lo común tiene un aspecto

de color particular.

En el ejercicio

de chusmear, se elaboran árboles

genealógicos de toda una familia,

se recorre vida y obra y se elucubran

hipótesis o teorías con diferentes

intencionalidades. Es fundamental

el nombre propio objeto

del chisme. Si se tratase de una

historia sin nombre propio, ya no

es chisme, podrá ser anécdota, literatura,

pero no chisme.

El chisme

puede arrancar enigmático

en una ronda de mates, pero para

que no se desvanezca sobre el

final alguien tiene que delatar el

nombre propio.

A manera de ejemplo, les comento

que una de las tantas novias

del Negro Paulinho, cansada

de sus andanzas musicales, le

apuñaló una guitarra para evitarle

un recital en Buenos aires, pero

con la astucia de un amigo, la

cicatrizaron rápido. Dicho sea

de paso (y para perfeccionar el

ejemplo chismoso), la susodicha

a quien no volvió a ver más, terminó

casada con el gran Horacio

Salgán.

A veces conversamos sobre el

escritor Jorge Amado, pero la cosa

se pone aún más apasionada

cuando arribamos al autor Erico

Velissimo y un libro que se llama

“Incidente en Antares”, me comparte

la trama con algunos detalles

precisos: una huelga de trabajadores,

7 muertes y el posterior

secuestro de aquellos fallecidos,

un texto con ironía y con una profunda

crítica a la sociedad brasilera.

El realismo mágico de aquellos

autores podría pintar magistralmente

las andanzas del brasilero

mas santiagueño do mundo,

pero difícilmente pueda soportar

la elección democrática de un ser

tan despreciable como Jair Bolsonaro.

El avance del fascismo en

Latinoamérica contra la belleza

de los pueblos entrelazados, mixturados,

acrisolados en el sentimiento

del encuentro. Pensamos

juntos todo esto en el café de la

Buri Buri, traspasando siempre

todas las fronteras, rodeados de

libros y amigos... lo que decimos

se escribe en el presente o el futuro.

El Negro Paulinho celebra

su negritud y grita que viva Perón,

viva Lula, Dilma y Cristina!

#ELENAO… nada sería tan auspicioso

si el lugar donde estamos

no se llamase Utopía.

*Escritor, músico, abogado y docente

universitario. Es la voz principal y la guitarra

del grupo musical “Sapunar”. Es integrante

del grupo “Poesía Circular”, con un

grupo de amigos con quienes comparte la

inspiración, la escritura y la lectura de la

poesía. Ellos son Jorge Rosenberg, Pancho

Avendaño, Gastón Merino, Francisco

Barrionuevo, Juan Avendaño, Ezequiel Alvarez

y Félix Demasi.

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