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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Juan 14, 6-14

03/05/2019 01:51 El Evangelio
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Evangelio según san Juan 14, 6-14 Evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús

a Tomás:

- “Yo soy el camino, y la

verdad, y la vida. Nadie va al

Padre, sino por mí. Si me conocéis

a mí, conoceréis también a

mi Padre. Ahora ya lo conocéis

y lo habéis visto”.

Felipe le dice:

- “Señor, muéstranos al Padre

y nos basta”.

Jesús le replica:

- “Hace tanto que estoy con

vosotros, ¿y no me conoces,

Felipe? Quien me ha visto a mí

ha visto al Padre. ¿Cómo dices

tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No

crees que yo estoy en el Padre,

y el Padre en mí? Lo que yo

os digo no lo hablo por cuenta

propia. El Padre, que permanece

en mí, hace sus obras.

Creedme: yo estoy en el Padre,

y el Padre en mí. Si no, creed a

las obras. Os lo aseguro: el que

cree en mí, también él hará las

obras que yo hago, y aún mayores.

Porque yo me voy al Padre;

y lo que pidáis en mi nombre,

yo lo haré, para que el Padre

sea glorificado en el Hijo. Si

me pedís algo en mi nombre, yo

lo haré”.

Reflexión

Hoy San Pablo nos dice de

manera rotunda cuál es el pilar

fundamental de nuestra fe: que

Cristo resucitó y vive. Así de

claro, así de sencillo ¡Y así de

grande! En su carta a los Corintios

les recuerda lo que les había

predicado cuando estuvo

con ellos: la Pasión y muerte

de Jesús y su Resurrección

y que todo fue para el perdón

de nuestros pecados. Les relata

las personas que vieron

al Maestro y dieron testimonio

de que estaba vivo, como

queriendo reforzar sus palabras,

estamos en los primeros

momentos de la Iglesia y muchos

de los que fueron testigos

del paso de Cristo por la tierra

aún vivían. Y el mismo San Pablo

narra como también a él se

le apareció. El Apóstol ha sido

testigo en primera persona de

que Jesús está con nosotros.

Y nos recuerda que es en eso

precisamente en lo que se fundamenta

nuestra Fe, en un Dios

vivo, cercano y presente. Con

esa confianza debemos abordar

nuestras relaciones con

Dios.

Tomás y Felipe nos dan la

oportunidad de conocer un poco

más a Jesús. Ellos le exponen

sus dudas al Maestro y él

les da una respuesta que solo

desde el corazón podemos

entender: la unidad del Padre

y el Hijo, “Quien me ha visto a

mí, ha visto al Padre”. Y va más

allá al decirles, al decirnos, que

si no creemos en sus palabras

creamos en las obras: “El Padre,

que permanece en mí, hace

sus obras. Creedme, yo estoy

en el Padre y el Padre en

mí. Si no, creed a las obras”. El

Dogma de la Santísima Trinidad

(muy presente en este pasaje,

pienso que es el Espíritu Santo

el que inspira a Jesús y mueve

a Jesús) es muy difícil de entender

por nosotros, pero basta

con escuchar atentamente

las palabras de Cristo para

abandonarnos a su confianza y

creer sin miedo y sin reservas.

Y una vez más Cristo nos

anima a pedir con confianza,

a orar con la seguridad de

que seremos escuchados y

atendidos: “...Y lo que pidáis

en mi nombre, yo lo haré, para

que el Padre sea glorificado

en el Hijo”. Es una prueba

más del amor infinito que nos

tiene Dios, de su Misericordia

para con nosotros. Podemos

no entender, podemos dudar,

pero siempre tenemos que tener

la certeza de que la mano

tendida del Padre nos aguarda.

Sé que son cosas difíciles

de comprender, por eso os

animo a que perseveréis en la

fe, que pidáis fe a Cristo. La fe

es la roca fuerte en la que cimentar

nuestra vida, la palanca

que moverá nuestro corazón

en el camino hacia Dios y

en nuestras relaciones con los

demás.

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