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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Juan (6,30-35)

07/05/2019 00:48 El Evangelio
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Evangelio según San Juan (6,30-35) Evangelio según San Juan (6,30-35)

En aquel tiempo, el

gentío dijo a Jesús: “¿Y

qué signo haces tú, para

que veamos y creamos

en ti? ¿Cuál es tu obra?

Nuestros padres comieron

el maná en el desierto,

como está escrito: Pan

del cielo les dio a comer”.

Jesús les replicó: “En

verdad, en verdad os digo:

no fue Moisés quien os

dio pan del cielo, sino que

es mi Padre el que os da el

verdadero pan del cielo.

Porque el pan de Dios es

el que baja del cielo y da

vida al mundo”.

Entonces le dijeron:

“Señor, danos siempre de

este pan”.

Jesús les contestó: “Yo

soy el pan de vida. El que

viene a mí no tendrá hambre,

y el que cree en mí no

tendrá sed jamás”.

Comentario

Este día tenemos el

hondo anhelo de escuchar

la voz del Señor. Su palabra

tiene la capacidad de

iluminar y animar nuestra

vida. La primera lectura

de hoy nos presenta

el relato del martirio de

Esteban, el primer mártir

cristiano. Su testimonio

se vuelve paradigmático

y en nuestros días cobra

mucha actualidad. No

dejamos de tener presente

a los cristianos que fueron

asesinados el domingo

de Pascua en Sri Lanka

y en tantos otros lugares

donde son perseguidos a

causa de su fe.

Las palabras de Esteban

nos cuestionan: “Ustedes

siempre resisten

al Espíritu Santo”. Nos

cuesta abrir nuestra mente

y corazón a la novedad

del Señor Resucitado,

preferimos mantenernos

encerrados en nuestro

yo. Por eso, en todo tiempo

la voz de los profetas

se vuelve incómoda, porque

denuncia y llama a la

conversión. Esta verdad,

como en el caso de Jesús,

Esteban y tantos mártires

es rechazada y perseguida

hasta la muerte.

El testimonio que encontramos

en Esteban

nos muestra que la actitud

cristiana ante el rechazo

y la incomprensión

es poner la confianza en

el Señor, como lo expresa

la invocación que repetía:

“Señor Jesús, recibe

mi espíritu”. Igual que Jesús,

Esteban muere perdonando,

es un perdón

que se convierte en fuente

de reconciliación. Nosotros

también podemos

experimentar el rechazo y

la incomprensión, incluso

la persecución o el martirio.

La actitud cristiana

fundamental es siempre

la del amor y del perdón a

los enemigos.

En el Evangelio continuamos

con la lectura del

discurso del “Pan de vida”

en el capítulo seis de

Juan. Jesús se revela como

pan de vida, como alimento

que sacia nuestra

hambre. Su palabra nos

dice que el único pan que

nos hace vivir es el amor.

No es extraño, por ello,

que los relatos de resurrección

se den siempre

entorno al pan, a las comidas,

a la mesa compartida.

En este gesto-símbolo

no sólo descubrimos la

presencia del Resucitado

en medio de la comunidad,

es también una invitación

a ser pan vivo para

saciar el hambre de tantos

hermanos nuestros. Hagamos

nuestra la petición

de los discípulos: “Señor,

danos siempre de este

pan”.

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