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EL LIBERAL . Santiago

¿Cómo debemos limitar el uso de las tecnologías en nuestros hijos?

11/05/2019 23:07 Santiago
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¿Cómo debemos limitar el uso de las tecnologías en nuestros hijos? ¿Cómo debemos limitar el uso de las tecnologías en nuestros hijos?

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que nosotros somos el modelo a seguir de nuestros hijos, por lo que seremos nosotros los primeros que tenemos que limitar nuestro propio uso de estos aparatos. No podemos regañar a nuestro hijo cuando esté usando el celular mientras comemos, si nosotros hacemos lo mismo. Si nuestro hijo está con nosotros es importante dejar el celular apartado y ese tiempo estar con nuestro hijo y atender a sus necesidades. Es importante que no haya aparatos electrónicas en la habitación de nuestros hijos. Estos deben estar en un sitio visible donde nosotros podamos supervisar el uso que se dé. En consulta, me encuentro a muchos papás que les ponen la televisión a los niños para que éste coma. Bajo mi punto de vista es importante retirar la televisión en el tiempo de comida. Puede que la ingesta se haga en un mayor tiempo posible, y es un momento que puede compartirse en familia. A día de hoy sabemos que los niños aprenden a través de las experiencias con el mundo real y a través de la interacción con los adultos y sus iguales. Todas las experiencias que el niño pueda vivir en su día a día, toda interacción con la naturaleza, con el juego, una mirada, una sonrisa, etc., son las que marcan su desarrollo y serán determinantes en la historia y desarrollo de su vida. Desde luego esto es algo que se pierde en la interacción con las pantallas.

Claves para concientizar a los niños en el uso de la nuevas tecnologías

Nos preocupa poder llegar tarde al trabajo, pero cuando hemos salido de nuestro hogar y estamos a diez minutos que dejamos nuestra casa, estamos a punto de llegar a tomar el colectivo, el taxi o el subte, se nos olvida que nos hemos dejado el teléfono celular en el living de casa y tenemos que volver, aunque esto nos lleve a llegar tarde a nuestras labores, nos volvemos y lo buscamos sin ninguna culpa, al contrario nos sentimos aliviados que ya está con nosotros nuestro teléfono celular. Esto pasa, porque no somos capaces de separarnos de este objeto en toda una mañana e incluso ocurre un episodio conductual a nivel masa social en la actualidad, que cuando vamos en un transporte como un colectivo vemos el fenómeno que todos los pasajeros están con las cabezas gachas manipulando cada uno su celular… Algo demasiado fuerte para lo que debemos afrontar para el resto del día que nos queda. Niños, adolescentes, adultos... no importa la edad, todos están mirando algún aparato electrónico. Padres calmando las rabietas de sus hijos mediante el celular o la tablet, gente hablando por teléfono, personas autofotografiándose con las famosas selfies… Parece que no nos damos cuenta de que estamos perdiendo gran parte de nuestra vida, una inmensidad de detalles que pasan delante de nosotros y no somos capaces de percibirlos porque nos encontramos permanentemente fijando nuestra atención en una pantalla que nos sumerge en una realidad virtual, aparentemente similar a la real, pero distando mucho de serlo. Este contexto hace necesario concienciar a los niños en el buen uso de las nuevas tecnologías.

Las redes sociales: ¿un nicho de verdaderas o falsas amistades?

Creemos tener cientos y miles de amigos virtuales, concepto que difiere en gran medida del de “amigo de toda la vida”. Amigo es aquella persona con la que compartes tu tiempo paseando, haciendo deporte, visitando infinidad de lugares, tomando algo en un bar, hablando en un parque… pero no el que te da un me gusta a una de tus fotos. Las redes sociales, al contrario de lo que creemos, favorecen el deterioro de las relaciones humanas, ya que nos relacionamos en mayor medida con esos “amigos virtuales”; que no nos llevan a ningún lugar, solo a inclusive hacer una interpretación errónea de lo mal que escriben o del uso de emoticones; que con personas cara a cara. Los padres hacen uso de estas tecnologías y las ponen a disposición de sus hijos con muy pocos años de vida. No es extraño ver como niños de dos años manejan sus propias tablets mejor que muchos adultos.

El problema es que si a un niño que tiene ciertas dificultades para relacionarse, desde pequeño se le permite que se exponga una gran cantidad de horas a las nuevas tecnologías, en lugar de ayudarle a desarrollar sus habilidades sociales, estaremos contribuyendo al desarrollo de una posible futura adicción a internet.

Es fundamental dedicar tiempo a nuestros hijos desde pequeños y fomentar el desarrollo de habilidades sociales bajando al parque, favoreciendo las relaciones cara a cara, llevando a cabo juegos cooperativos y, de forma más importante aún, sabiendo poner límites a las horas de exposición a estas nuevas tecnologías. Los niños ansían tener un celular cada vez más jóvenes, pero lo que no saben es la cantidad de cosas que van a perderse por incorporar ese dispositivo en sus vidas.

Además, se ha demostrado científicamente que un uso excesivo de dispositivos electrónicos como computadoras, tablets o celulares pueden producir alteraciones neuropsicológicas tales como trastornos del sueño, agresividad y dificultades en el desarrollo del lenguaje y también en la función visual.

Riesgos de un mal uso de las nuevas tecnologías en la infancia

Es evidente que las nuevas tecnologías han introducido numerosos avances en la comunicación, la industria, el comercio y, lo que es muy importante, la medicina, pero no debemos olvidar los riesgos que se pueden derivar de su uso irresponsable. Los inconvenientes de las nuevas tecnologías aparecen cuando se hace un mal uso de ellas. En los últimos años se ha oído hablar de términos como cyberbullying, o ciberacoso, grooming, etc. Pues, para los que no los conozcan, se trata de delitos cometidos mediante las nuevas tecnologías, que muchas veces se usan como medio para insultar, amenazar, acosar o estafar a otras personas. Muchas veces no somos conscientes del peligro que tienen las redes sociales en la sociedad, y aún más en las vidas de los niños. Compartimos todo lo que hacemos, dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos, y esto entraña un enorme riesgo. Es importante concientizarnos de que algo que se creó para hacernos la vida más fácil, nos la puede complicar. Dedicamos muchas horas de nuestro día a las redes sociales y, ¿para qué nos sirve? Vamos a un concierto y en lo único que pensamos es en filmar al artista para poder compartirlo online, nos encontramos con nuestro ídolo por la calle y en vez de intercambiar algunas palabras con éste, nos limitamos a sacarnos una foto y compartirla en Instagram o Facebook, o peor todavía, vemos una pelea en la calle y en vez de intervenir para atenuar dicha pelea, la filmamos y la subimos a una red social. Afrontamos conductas que ya rozan lo enfermizo y que cada vez hay menos interés por el otro y que la mayor atención se la pone en un aparato que nos facilita la vida, pero también que nos la arruina. Haz el experimento, acércate a un grupo de amigos en un bar, y mira si alguno de ellos no tiene el celular encima de la mesa o lo está usando. Pero, ¿realmente es eso lo que entendemos por disfrutar? Parémonos a pensar y hagamos que los demás piensen.

Período en el que comienza a afectar el desarrollo del niño tanto psíquicamente como físicamente

Período de la primera infancia

La primera infancia va del primer al tercer año de edad, y coincide aproximadamente con la etapa en la que los niños y las niñas asisten a la guardería. Aquí ya se empieza a controlar el uso del lenguaje propiamente dicho, aunque al principio es un lenguaje telegráfico con palabras sueltas y más tarde se gana la capacidad de formular frases simples con incorrecciones como la generalización (llamar “gato” a un perro, por ejemplo). Por otro lado, en esta fase se empieza a ganar el control de los esfínteres y se muestra una fuerte voluntad de explorar y descubrir cosas; según Jean Piaget, esta curiosidad era justamente, el motor del aprendizaje. Además, en esta etapa el pensamiento es fundamentalmente egocéntrico en el sentido de que cuesta mucho imaginarse lo que piensan o creen los demás. En cuanto a los cambios físicos, el tamaño del torso y de las extremidades sigue creciendo, y la diferencia de tamaño entre la cabeza y el resto del cuerpo se reduce, aunque este desarrollo es más lento que en las etapas anteriores.

Período preescolar

El período preescolar va de los 3 a los 6 años. Esta es la etapa de la infancia en la que se gana la capacidad de la Teoría de la Mente, es decir, la habilidad de atribuir intenciones, creencias y motivaciones únicas (que sean distintas de las propias) a los demás. Esta nueva capacidad enriquece mucho las relaciones sociales, aunque también permite que la mentira resulte más útil y eficaz como recurso. Además, aquí su capacidad para pensar en términos abstractos se desarrolla más, en parte por la mielinización de su cerebro y en parte porque empiezan a tratar habitualmente con comunidades amplias que no son únicamente el padre y la madre. Por un lado, la mielinización hace que más partes del cerebro estén conectadas entre sí, lo cual permite que se creen conceptos más abstractos a partir de la combinación de ideas de muchos tipos, y por el otro el enriquecimiento del tipo de interacciones a las que el niño o niña se somete hace que sus capacidades cognitivas aprendan a desenvolverse en tareas más complejas. En esta fase se empieza a llegar a pactos, a negociar y a buscar dar una imagen concreta. Al final de esta, muchas veces se empieza a tratar de ajustar el propio comportamiento a los roles de género, y los casos de disforia de género aparecen con frecuencia a lo largo de esta etapa.

Período escolar

El período escolar es la última etapa de la infancia y la que da paso a la adolescencia. Va de los 6 a los 12 años y en esta fase la capacidad de pensar en términos abstractos y matemáticos se desarrolla mucho, aunque no llega a su máximo. Esto es debido a que la mielinización del cerebro sigue su curso (y no se ralentizará hasta la tercera década de vida). Los lóbulos frontales empiezan a estar mejor conectado con otras partes del encéfalo, y esto facilita un mejor dominio de las funciones ejecutivas como la gestión de la atención y la toma de decisiones siguiendo estrategias consistentes. Además, en la etapa escolar la imagen que se da empieza a tener aún más importancia, y se trata de ganar la amistad de quienes se considera importantes. El círculo social ajeno a la familia empieza a ser uno de los factores que configuran la identidad de los niños y niñas del mismo modo lo hacen las nuevas tecnologías (tablet, celulares, smartphone, etc.), y esto hace que las normas familiares empiecen a ser quebrantadas con frecuencia y teniendo consciencia de ello. Es en parte esto lo que hace que en esta etapa de la infancia se empiece a ser vulnerable a las adicciones, que pueden llegar a dejar alteraciones significativas en el cerebro, como en el caso del uso abusivo de las nuevas tecnologías que en muchos casos empieza en la edad preescolar, sigue al inicio de la adolescencia y continúa en el período del adulto maduro. La impulsividad también suele ser una característica de esta etapa, así como la propensión a preferir metas a corto plazo que aquellas que se encuentran muy alejadas en el futuro y a esto le sumamos la adicción a las redes sociales, es dramático para nuestra vida social, intrafamiliar y personal. Digamos basta al abuso de las nuevas tecnologías, usémosla para la educación, la investigación, el estudio, la solidaridad, el conocimiento y dejemos de destruir lo más preciado de un ser humano que es la libertad de decisiones y acciones, pero nos vemos esclavos a nuestros actos y estados (celulares, tablet, etc.) de sentidos, emociones e interacciones porque nos vemos atrapados a estos aparatos que nos manejan la vida y nos la hacen miserables.

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