La cruz pertenecería a la escuela artística de Quito

Según el filósofo y sacerdote Alfonso De la Vega, el arte entró a esta zona del territorio con los misioneros de las distintas órdenes religiosas, estableciéndose un nexo entre lo peninsular y lo indígena.

Si bien predominó la influencia española, ésta no fue exclusiva, porque los franciscanos y jesuitas trajeron antecedentes artísticos de su patria de origen, entremezclándose elementos de flamencos, portugueses, la de Cuzco, la de Quito y la española. Según este investigador, se presume que la imagen pintada del Señor de los Milagros de Mailín, responde a la escuela de Quito, que alcanzó gran desarrollo y cuyos artistas engalanaron residencias, capillas e iglesias de esta parte del continente.

La cruz es de madera dura, con su marco pintado de negro, que incluye también la parte de atrás de la misma. Este marco da espacio a la parte elaborada artísticamente al frente de la cruz, cuyas medidas son 33 centímetros de la parte transversal (3x7: 21; las cifras 3 y 7, son simbólicas para la plenitud, 21 son 3 veces 7, es decir que con Jesucristo ha llegado la plenitud de los tiempos (Cf. Gal 4,4). El original se venera hasta hoy en el Santuario de Nuestro Señor de los Milagros de Mailín, en el departamento Avellaneda, en una urna plateada a fuego, del año 1914, elaborado en Buenos Aires, conforme lo describe el Pbro. Sigmund F.J. Schänzle en su libro “El Señor de los Milagros y su Santuario de Mailín”.

El crucifijo de Mailín

La imagen es una cruz de madera dura, cuyas medidas son de 33 cm. de altura, representan los años de la vida del Señor y 21 cm. de la parte transversal (3 x 7 igual a 21; la cifra 3 y la cifra 7 son cifras simbólicas para la plenitud; 21 son tres veces 7, es decir con Jesucristo ha llegado la plenitud de los tiempos (cf. Gal. 4,4).

En ella está pintado Jesús crucificado, con un alto de 26 cm sobre fondo blanco, pisando sobre una calavera y dos tibias que fueron retocadas a fines del siglo pasado.

La figura del Cristo pintada sobre la cruz es de un estilo donde su artista, privilegia al modo del Giotto o los bizantinos, lo espiritual por sobre la belleza formal.

En el año 1997, realizó una fiel réplica de la imagen de madera, el Sr. Luis Pascual Acosta, en la carpintería de la parroquia de Garza. La cruz fue pintada sobre madera del árbol histórico, por Víctor Quinteros, de Santiago del Estero.