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Pablo Federico Díaz, el elegido por la gente de Central Córdoba

30/05/2019 01:17 Deportivo
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Pablo Federico Díaz, el elegido por la gente de Central Córdoba Pablo Federico Díaz, el elegido por la gente de Central Córdoba

E s complejo determinar quién es el máximo ídolo de una institución, sobre todo de una que está próxima a cumplir 100 años de vida. Pero en el caso de Central Córdoba, uno habla en la calle o en la cancha con los hinchas y el preferido por excelencia es Pablo Federico Díaz.

Un nueve guapo y goleador, que después del Ferro jugó en Racing Club de Avellaneda. Y de yapa, nació un 3 de junio, de 1950, el mismo día que el club.

“Dios me dio un premio que nunca esperaba. Haber nacido el mismo día del cumpleaños de Central Córdoba para mí es lo más grande. Central Córdoba es mi segunda casa. Yo he jugado cuando en el club no había nada, había una garrafa de 10 kilos y un jabón chico para que nos bañemos 60 tipos. Y a la vuelta era tapia. Pero para mí Central es lo más grande y siempre le voy a estar agradecido porque me conoce mucha gente por Central. Por supuesto que para eso yo tuve que demostrar adentro de la cancha, por eso para la gente soy el mejor”, comenta “Tucho”, que recibió en su casa a EL LIBERAL.

“Central Córdoba merece estar como está, porque es una institución grande. Merece cumplir los 100 años y para mí va a ser una gran alegría el lunes que me vengan a saludar por mi cumpleaños y yo saludarlo a Central por el Centenario”, agrega.

Pablo tiene un deseo muy grande y es que Central Córdoba ascienda a la Superliga. “A los hinchas les digo que festejen los cien años de Central Córdoba porque se lo merecen. Es una institución grande, es parte de mi vida, es mi segunda casa. Y le pido a Dios y al Señor que ascendamos de categoría. Que la hinchada tenga confianza en estos jugadores y los aliente, porque son ellos los que van a ganar. Aunque al frente vamos a tener un equipo fuerte, peligroso. Pero Central viene con suerte, está con esa suerte de campeón”, vaticina con mucha fe.

Inicios

Pablo Federico Díaz debutó a los 16 años en la Primera de Central Córdoba, de la mano de Antonio “Tripa” Collado como DT. Y con tan sólo 17 años fue goleador de la Liga con 19 tantos. Eso le valió ser cedido a préstamo a Atlético Tucumán. Regresó al Ferro para jugar el Nacional del 71 y luego fue vendido a Racing Club de Avellaneda en 12 millones de pesos. Y hasta renunció al porcentaje que le correspondía.

También jugó en Platense y, en nuestra provincia vistió las camisetas de Sarmiento, Güemes, Mitre, Estudiantes y Agua y Energía.

“Mi padre vivía en la San Martín y Colón, somos de familia humilde. Yo jugaba desde chico y Dios me dio esa virtud. A los 14 años me han empujado desde casa hasta el club y empecé a jugar. A los 16 años ya estaba jugando en Primera”, recuerda el gran artillero.

“Nunca tuve miedo en una cancha. Hubo defensores que me pegaron mucho, pero yo los encaré, los gambetee y hasta los basurié. Futbolísticamente los basureaba, yo era un diablo y eso la gente vio. Por eso me recuerda, porque hoy no ve un nueve así”, agrega para aquellos que no tuvieron la suerte de verlo jugar.

A la hora de elegir al jugador con el que mejor se entendió en una cancha, Pablo Díaz no dudó en señalar a Manuel Rojas, otro de los grandes ídolos ferroviarios. “Mi mejor socio fue Manuel Rojas, con él jugaba de memoria.

Manuel era un jugador exquisito, me la daba a mí y yo como un toro encaraba a los defensores y los tiraba. Manuel no iba al choque, pero hacía jugar al equipo. él se encargaba de armar el juego y me la daba, era como que me diga, ‘arreglátela’. Y yo le hacía caso, encaraba dos o tres hasta que metía el gol”, recuerda.

Se han hecho varias encuestas, sobre quién es el máximo ídolo ferroviario. Y en la mayoría ganó Pablo Díaz.

“Si la gente lo dice, no se va a equivocar. Uno o dos se pueden equivocar, pero diez mil no. Seguro que el ‘Pollo’ y Manuelito Rojas han hecho un montón, y muchos otros jugadores también. Cada uno puso su granito de arena. Pero la gente me elige a mí y eso significa mucho para mí”, comenta el goleador al respecto, que además piensa que su forma de ser tiene mucho que ver en esa elección de la gente: “Soy una persona querible por el pueblo, no solamente por el hincha de Central, porque el de Mitre y el de Güemes también me demuestra su afecto. Y creo que eso es por mi humildad, yo me doy con el panadero, el utilero, el lustrín. Soy igual que ellos”.

A pesar de ser el referente mayor del club, Díaz se encuentra alejado porque siente que no tiene lugar dentro de la institución. Y eso le genera dolor y resentimiento.

“Yo he dado la vida en Central y el club hizo plata conmigo. Yo era un tipo aguerrido, gambeteador, atrevido, no tenía miedo. Ese jugador he sido yo. Hoy veo que apenas los tocan ya se tiran y al otro partido no juegan. Yo me hice infiltrar para jugar en Central. Y hoy no puedo caminar del dolor de rodilla. Por eso duele no tener lugar en el club. Tampoco soy un tipo de andar golpeando puertas. Creen que soy un tipo viejo, sin embargo yo podría estar parado viendo jugadores para probar para el club”, explica.

Sin rencores

Más allá de que Pablo Díaz se encuentra momentáneamente alejado de la institución, su sentimiento hacia los colores negro y blanco son inquebrantables. Siente que nació para ser ferroviario y lo demuestra con orgullo a cada paso que da.

“Yo nací para ser ferroviario, los colores de Central son mi vida. Tengo una bandera donde está Manuel Rojas, el ‘Pollo’ y yo. Me la prestó un chango para que la ocupe en mi cumpleaños. La voy a poner en el fondo”, dice con orgullo.

Por supuesto que la familia cubre el lugar más importante en su corazón, justo al lado de donde está Central Córdoba. “Agradezco a mi familia. A mis hijos Jota, Pablo y María de los ángeles. Y mis siete nietos. A mi señora que ya no está y Dios la tiene en la Gloria. A mi compañera Ana. Vivo para ellos. Lo que yo gané es para ellos. A mis hermanos Chaza, Charo, Carlos Díaz, gracias a ellos llegué a ser lo que soy. Y ellos saben la clase de persona que soy. Le pido al señor que siempre me guíe, que nunca me haga bajar la cabeza ni haga cosas que no tengo que hacer, ni defraudar a ese pueblo que me quiere”, concluyó.l


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