La caravana ferroviaria, directo al corazón

Hinchas con banderas, camiseta y gorro. En autos, motos. Con amigos, en familia. De a poco, y cada vez más. Hasta formar una masa humana negra y blanca impresionante. Así se fue acercando ayer el hincha ferroviario a la intersección de las rutas 34 y 51, donde el plantel de Central Córdoba tenía previsto abordar la autobomba para iniciar la caravana del ascenso a la Superliga.

Luego del triunfo por penales ante Sarmiento, en Junín, no hubo descanso para el DT Gustavo Coleoni y sus muchachos. Cenaron y de inmediato emprendieron el regreso a Santiago del Estero. Seguramente imaginaron un recibimiento parecido, pero lo que sucedió lo terminó desbordando.

Alrededor de las 11 estaba previsto el arribo de la delegación al punto donde estaban las autobombas (por la cantidad de gente que había, debieron adelantar unos kilómetros el lugar de encuentro con el plantel), pero llegaron pasadas las 13.30, porque a la vera de la ruta 34 fue impresionante la cantidad de gente que los esperó para saludarlos, en localidades como Garza, Lugones, Taboada, Fernández, Forres y Beltrán. Poco después de pasar Vilmer, se produjo el cambio de vehículo.

Un estricto cordón policial propició que los integrantes de la delegación bajaran del micro. El primero en hacerlo fue Coleoni, y la gente estalló con el “Olé... olé... olé... olé... sapo... sapo...”. Luego comenzaron a bajar los jugadores, con cotillón incluido (pelucas y anteojos exhuberantes). Parecían estrellas de rock.

Una vez arriba de la autobomba, dieron rienda suelta al festejo. Los jugadores, incrédulos ante la cantidad de gente que los saludaba, se fueron contagiando cada vez del sentimiento que les transmitían a cada paso.

El trayecto se hacía interminable, porque fue casi a paso de hombre. Las motos seguían bien de cerca el recorrido de la autobomba, hacia ambos lados, mientras que adelante y atrás la fila de autos y camionetas, haciendo sonar al unísono sus bocinas, parecían reproducirse.

Luego de doblar por la ruta 51, sobre uno de los puentes antes de llegar al Mishqui Mayu, se pudo ver a una impresionante cantidad de gente. Banderas negras y blancas colgaban de las barandas, mientras los hinchas se enloquecían al ver pasar de cerca a aquellos que, el día anterior, los habían hecho muy felices.

La postal se repitió sobre el puente del Mishqui Mayu, ya en la autopista, y en el que está en el acceso a Santiago.

La caravana siguió por calle Rivadavia. En la plaza San Martín, se vivió otro momento emocionante e impactante. Todo era una marea negra y blanca cantando el tradicional “soy del Ferro... soy del Ferro, soy... del Ferro, yo soy...”.

El recorrido siguió por Belgrano para doblar en Libertad. El gobernador de la provincia Dr. Gerardo Zamora subió un minuto a la autobomba en el CCB. Tras dar vuelta en la plaza, la caravana ferroviaria culminó en el estadio Alfredo Terrera, donde la fiesta prosiguió hasta altas horas de la tarde. ¡Salud, Central!