El hombre que le regaló 23 años más de vida a su hija adolescente

En la década del 90 había muy poca difusión sobre el acto de la donación de órganos para salvar vidas. Hoy está absolutamente instalado y existe plena conciencia de ello, pero en aquel entonces, no era parte de la conciencia colectiva. Melina Córdoba, recién entrando en la adolescencia, era diagnosticada por una insuficiencia renal crónica, lo que iniciaría una difícil lucha para entrar en una lista de espera nacional, y que pudiera recibir un órgano por voluntad de la familia de una persona fallecida.

La otra alternativa era la del donante vivo, pero para ello debía proceder de un familiar directo. Fue el riñón de su padre, Antonio, el que finalmente arrojó mayor compatibilidad. En 1996 finalmente la doble operación se hizo: papá e hija entraron al quirófano y una porción de su cuerpo pasó al de la niña de quien todo el mundo hablaba.

Fue el primer papá de Frías que le donó parte de su vida a una hija, consolidando el acto de amor más sublime, emocionante y ejemplar. Antonio hizo realidad aquello de que: “Los papás damos la vida por nuestros hijos, si es necesario”.

Dolorosamente, a escasas horas del Día del Padre, a este abnegado papá friense, que dedicara su vida a salvar la de su hija y que luchara a favor de tantas personas que necesitaron un trasplante incentivando la donación de órganos, hoy le toca despedirse de su pequeña, pero lo hace con la convicción de que le regaló dos décadas más de vida, junto a su familia, sus seres amados y todo un pueblo que la vio crecer y ser feliz.