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EL LIBERAL . El Evangelio

El Espíritu ayudará a los discípulos a conocer y amar a Dios

15/06/2019 22:34 El Evangelio
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El Espíritu ayudará a los discípulos a conocer y amar a Dios El Espíritu ayudará a los discípulos a conocer y amar a Dios

Con Pentecostés, en donde se da a la Iglesia el don del Espíritu, se inicia una nueva etapa en la historia de la salvación en la que Jesús se hace presente entre los discípulos a través de ese don.

La función del Paráclito que se describe puede relacionarse con su tarea de testigo: “él dará testimonio sobre mi”. Al escuchar al Espíritu, los discípulos no deberán dudar del fundamento de su fe ni de la misión que tienen que cumplir. Los discípulos pueden estar seguros de la victoria de Cristo y se ven sostenidos por él para ser sus testigos ante el mundo. ¿Pero cómo repercute esta victoria en los discípulos? El Espíritu “los conducirá a la verdad entera”, es decir, hacia la plena apropiación de la verdad del Hijo: participarán de lo que es de Jesús, el Glorificado.

El relato nos sitúa en dos épocas: el tiempo de Jesús de Nazaret, cuyo decir ya no es oído por los discípulos, y el tiempo del Espíritu que los guiará hacia la verdad completa. Si Jesús no condujo a sus discípulos a la verdad plena era porque ellos no podían todavía sobrellevar la revelación. Por eso, ahora, el Espíritu de la Verdad es el intérprete autorizado de Jesús. él transmitirá el “hablar” del Hijo glorificado, comunicará lo que le pertenece en propiedad por su comunión perfecta con el Padre. El Paráclito ayudará a los discípulos a entender las palabras pronunciadas y las acciones realizadas por Jesús, pero, más aún, comunicará la revelación presente que es la del Hijo glorificado en Dios. La verdad entera es la plenitud de este misterio que se comunica a los suyos.

El hablar del Espíritu no proviene de su propia autoridad, de la misma manera que tampoco Jesús hablaba por su propia iniciativa: el Espíritu oirá de Jesús lo mismo que Jesús oía del Padre. Si el Espíritu expresa lo que oye del Hijo es para comunicarlo. En este sentido, el Espíritu será la expresión del mismo Jesús. Lo que el Espíritu comunica, que es propiedad del Hijo orienta no sólo al conocimiento del misterio, sino hacia la vida que está en el Padre y en el Hijo, hacia la gloria dada desde toda la eternidad al Hijo, hacia el amor que es propio de Dios.

Conclusión

La revelación del Dios “Trinidad” es el misterio más sublime de vida, de comunión y de amor que nos comunica Jesús. Revela a Dios como Padre de misericordia que envía a su Hijo al mundo para realizar un proyecto de liberación y salvación que incluye la transformación de toda la realidad: humana y del cosmos. A la vez, envía al Espíritu de verdad, para que nos haga parte de ese misterio que Dios es en sí mismo. El Espíritu nos introduce en la experiencia del amor que es Dios, nos hace partícipes de su comunión de vida, para que podamos ser testigos de su presencia en el mundo. Por eso, para nosotros, la Trinidad de Dios no es una “idea para conocer y contemplar” sino una realidad de vida y amor para experimentar. El Espíritu, en este sentido, nos comunica la vida íntima de Dios que es comunión y vida.


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