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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)

05/07/2019 00:14 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13) Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”.

él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: “¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?”

Jesús lo oyó y dijo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa ‘misericordia quiero y no sacrificios’: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Reflexión

En este pasaje vemos dos actitudes en Abraham. Por una parte, reconoce que no está en su tierra, que Dios lo ha llevado hasta ahí, y que esta tierra pertenece a su pueblo. Por otra parte, vemos la confianza que tiene Abraham en Dios: él lo ha llevado hasta ese lugar y proveerá de lo necesario. Y en este momento, lo necesario para su hijo, es tener esposa. Ella lo librará del dolor por la muerte de su madre. Manda a su mayordomo a por esposa para su hijo a su patria, pero acepta y respeta su voluntad. “Si no acepta, libra al sirviente del compromiso”.

Vemos en estas actitudes una confianza activa en la providencia. Abraham siempre está en camino, confía en Dios, sabe que él es su guía, pero no por eso deja de caminar, de actuar con justicia, y sobre todo con fe en que Dios le dará a él y los suyos lo que necesiten en cada momento.

Hoy la Iglesia nos invita a reflexionar sobre en quién tenemos puesta nuestra confianza, de quién nos fiamos, ¿de nuestras fuerzas? ¿de nuestra inteligencia? ¿de nuestro buen juicio y criterio? ¿de los que nos rodean?...

Todo esto son regalos de Dios que nos sirven para vivir, y ante todo ver en ellos la mano de Dios, y poder decir con el salmista “gracias, Señor, porque eres bueno, porque es eterna tu misericordia”.

Mateo, un recaudador de impuestos, alguien ajeno a las costumbres del pueblo de Israel, de mala fama... y Jesús se fija en él, y le invita a seguirle, a comer con él, a participar de su vida.

Es lógica la reacción de los publicanos. No entienden que Jesús se mezcle con tales personajes, pero Jesús no ha venido a curar a los sanos, a los buenos, a los cumplidores de la ley, sino a los apartados del Reino.


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