La arrastró de los cabellos desde la habitación y le fracturó la nariz

Completamente desfigurada, con la ropa ensangrentada y pidiendo ayuda, “María” (nombre ficticio) salió a la calle para pedir ayuda, tras ser brutalmente agredida por su pareja, un sujeto que quedó tras las rejas el pasado domingo, en horas de la madrugada.

La tortura de “María” comenzó la noche del sábado cuando regresó a su casa -en el B° Mama Antula- donde reside con el acusado y la hija de ambos, y encontró al sujeto en el comedor de la casa, escuchando música a alto volumen, ingiriendo bebidas alcohólicas. Ante la escena, le solicitó a su pareja -Ramiro Sosa, de 28 años- que dejara de beber y que fuera a bañarse. El irracional sujeto, ante su pedido, comenzó a gritar exigiéndole que el diera el número de teléfono de su amante.

La víctima -quien ya había sido agredida por Sosa en otras oportunidades- trató de tranquilizarlo para evitar que la situación pasara a mayores y lo llevó a la habitación, pero él lejos de calmarse le dio un “cabezazo” en la frente.

Por el golpe la mujer cayó al suelo. Allí él la tomó del cabello y arrastrándola la llevó hasta el comedor, donde la atacó a patadas. No conforme con ello la puso boca abajo y le mordió la espalda a la altura del hombro. Al ver que su mujer logró ponerse de pie, él la tomó de atrás y le metió dos dedos en la nariz provocándole que le saliera gran cantidad de sangre. La violencia nunca cesó. La dio la vuelta y le dio “piñas” en los ojos y en la boca, desfigurándole el rostro.

El acusado dejó de agredirla mientras tenía en su mano un puñado de cabellos que le había arrancado y se retiró hacia un pasillo de la casa. Ella, como pudo, abrió la puerta y salió ensangrentada a la calle, pidiendo ayuda a los vecinos.

Un móvil de la prevención interceptó a la mujer cuando caminaba malherida y la trasladó hasta el Centro de Salud Banda, donde quedó internada. El médico forense que la examinó indicó que tenía fractura de nariz y pómulo, hematomas en los ojos y lesiones en los labios. Además, tenía heridas cortantes en brazos y espalda, diagnosticándole 30 días de curación. La policía, con orden de la fiscalía regresó a la casa para detener al sujeto, pero éste ya había huido. Cerca de las 3 de la madrugada fue apresado cuando regresó a dormir.