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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 13,44-46

31/07/2019 00:06 El Evangelio
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Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 13,44-46 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra”.

Reflexión

La liturgia de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra relación personal con el Señor.

Se dice que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como a un amigo. Pero no siempre fue así. Estos días atrás la liturgia nos recordaba cómo en su primer encuentro, Moisés “se tapó la cara porque temía ver a Dios” (Ex 3, ). La amistad entre Moisés y Dios será construida en una relación de confianza mutua. Dios le confía una misión, independientemente de sus limitaciones o fragilidades. Y en esa confianza, Moisés realizará la misión que se le pide hablando, cuestionando y solicitando de Dios aquello que él mismo percibe en bien del pueblo.

Es esa experiencia la que se revela a través de su rostro, expresión por la cual el pueblo de Israel reconocía en Moisés, el amigo de Dios. Considero interesante pararnos ante el simbolismo “de cubrirse el rostro con un velo”. Moisés está con el rostro descubierto cuando dialoga con Dios y cuando transmite al pueblo el dialogo mantenido, momentos en donde no debe haber ni máscaras ni intereses personales. Una conciencia de ser intermediario, transmisor de un mensaje que no le pertenece.

En el Evangelio de hoy, una vez más, Jesús habla del reino de los Cielos, o del reino de Dios. La cuestión es que nos deja como estábamos. Sí, se parece a un tesoro, o a una perla fina... Pero nos quedamos como estábamos... Es curioso como Jesús siempre utiliza parábolas para hablar del reino de Dios: una realidad presente y escondida, pero que una vez descubierta cambia profundamente la vida de la persona: lo vende todo, lo deja todo por el tesoro descubierto o la perla de gran valor.

La llegada o el descubrimiento del reino de Dios pide un cambio profundo. Por un lado se trata de dejarse transformar y, por otro, de una decisión personal para construir la vida tal y como la quiere Dios. Jesús nos propone un estilo de vida en consonancia con la voluntad de Dios: Es una conversión personal que no se queda en el individuo, sino que lleva a una nueva forma de vivir y comportarse en la familia, con los vecinos, en el trabajo, en la comunidad, en la sociedad.l


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