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EL LIBERAL . Santiago

El valor del buen dormir (II parte)

02/08/2019 22:39 Santiago
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El valor del buen dormir (II parte) El valor del buen dormir (II parte)

El insomnio afecta a casi la mitad de la población argentina y se define como un trastorno del sueño ya sea para empezar a dormir o sostener el mismo y que éste además sea reparador, sin generar dificultades para realizar funciones cognitivas primarias y superiores como la memoria, la atención, el lenguaje, el pensamiento, etc.

El insomnio pasó de ser un síntoma de problemas psicológicos a ser un problema en sí, clasificado específicamente en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales ya que puede ocurrir en un 10% de la población independientemente de otras patologías.

Contrario a lo que se cree, este trastorno abarca todo el día y no es exclusivamente de la noche ya que las áreas del cerebro que no funcionan correctamente para dormir se encuentran funcionando negativamente durante todo el día.

Muchos pacientes suelen creer que cuando duermen “no hacen nada”, pero en realidad el cerebro- que siempre está despierto- activa ciertas zonas para mantener “dormidas” a otras áreas a través de neurotransmisores inhibitorios como el ácido gamma-aminobutírico, además de la adenosina, la galanina y la melatonina, de tal forma que se logre un equilibrio entre éste y el estado de alerta y vigilia, el cual se produce por otros neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina, la orexina, la acetilcolina, la dopamina y la histamina.

El tipo más frecuente de este trastorno es el que se conoce como insomnio agudo. Este puede durar días o menos de un mes, y su origen lo encontramos en problemas de la vida cotidiana, debido a causas externas como ser ambientales, cambio de horarios, falta de higiene del sueño, crisis accidentales, efectos secundarios de medicamentos, estrés laboral, o conflictos familiares o personales. Las personas que tienen horarios rotativos o realizan guardias nocturnas son las más afectadas ya que esto desregulariza la hora de sueño al no tener estabilidad en cuanto al horario y la cantidad de horas para dormir. De igual manera lo produce las siestas extensas.

El insomnio crónico -que dura más de un mes- puede deberse a causas internas y puede ser idiopático (alteración neurológica de regulación sueño vigilia), mala percepción del sueño (pseudo insomnio o creer que no se duerme bien), orgánico (asociados a enfermedades psiquiátricas), y psicofisiológico (tensión por interiorizar conflictos, por temor a enfermar, etc.)

También se puede clasificar el insomnio según la dificultad. Por ejemplo, el insomnio de conciliación o inicio (incapacidad de dormir cuando nos vamos a la cama) por lo general se origina en las preocupaciones del día sin llegar al sleep mode (modo dormir, desconectarse). Este malestar psicológico se aborda en sesión para facilitar a las pacientes estrategias para conciliar el sueño.

Asimismo, podemos encontrarnos con insomnio de mantenimiento o sueño fragmentado cuya dificultad implica no poder dormir toda la noche y en esto es fundamental el análisis médico.

La epidemia de los estados depresivos y el distrés laboral trajo consigo a la pasarela el insomnio tardío o precoz con mayor frecuencia, en el cual se puede dormir, pero no la cantidad de horas necesarias y esto conlleva a que se alteren los ciclos del sueño y la persona se levante muy temprano y no vuelva a dormir.

Desde nuestra ciencia, el abordaje psicológico es similar al que se utiliza en los otros dos tipos de insomnio, pero en este caso es imprescindible hacer una intervención dirigida al manejo del estrés y las emociones relacionadas con el despertar.

Cuando aparecen conjuntamente dos de los tres tipos de insomnio enunciados se denomina insomnio mixto, mientras que cuando se altera el sueño por completo aparecen los tres tipos de insomnio: de conciliación, de mantenimiento y de despertar precoz, lo que se denomina insomnio global.

Merece ser puntualizado el insomnio por estrés. Es cuando al intentar dormir aparecen las amenazas sobre peligros potenciales. Cuando nos percibimos vulnerables el sistema nervioso activa un circuito de alerta que nos mueve a buscar una solución. Si analizamos la sociedad occidental vs. la oriental, estamos focalizados en planificar de modo abstracto soluciones, lo cual nos impide conectarnos con los recursos del momento y tomar si es viable lo que se presenta a primera mano y sino descansar.

En síntesis, entre las diversas causas podemos encontrar la sensación de amenaza por situaciones no resueltas cotidianamente y que generan ansiedad activando la zona de la amígdala (con la que nos defendemos) y con ella se acelera el corazón y los músculos se tensan, entre otras reacciones. Si estamos en una etapa de distrés (estrés crónico) la activación irregular de la amígdala aumenta el cortisol y nos mantiene despiertos y alertas sin dormir.

Otra variable es cuando la persona al no poder dormir se preocupa de sentirse cansada al día siguiente y así un breve período de insomnio se puede convertir en algo más duradero. Este fenómeno se llama “insomnio psicofisiológico”.

Probablemente muchos lectores reconozcan algunos síntomas de insomnio por estrés. Son pensamientos intrusivos, o la aparición de imágenes mentales de forma repetitiva, con movimientos incómodos, llevando la atención a la dificultad para “parar la mente” y acomodarse cómodamente en una postura favorable para dormir. Cuando esto se vuelve intenso, algunas personas pueden experimentar temblores.

Otro tema para tener en cuenta son las pesadillas, algo por lo que se consulta frecuentemente. Estas tienen su tinte emocional como ser distrés o ansiedad, o bien el consumo de drogas o alcohol.

Romper con el ciclo negativo del sueño

El miedo a no poder dormir no sólo es por preocupaciones puntuales del día sino también se da en casos donde ha habido noches de insomnios continuadas anteriormente que llevan a que la persona se active por el nerviosismo que genera esta idea y se mantiene la dificultad para dormir.

En el otro extremo nos encontramos con hipersomnia, el exceso de sueño durante la noche y el día.


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