Presente y futuro del desarrollo productivo

El futuro de progreso se construye desde el presente industrial. Es en el ADN productivo del país donde se encuentran las respuestas para encarar de la mejor manera los desafíos de una Argentina que desarrolle todo su potencial para superar el impacto negativo de la coyuntura económica y reiniciar un proceso de crecimiento. Poner en perspectiva los activos de nuestro sector es una forma de transitar el camino hacia el porvenir del desarrollo productivo.

En el carácter federal de nuestro sector, que se manifiesta en cada rincón del país, se encuentra una de las principales fortalezas que la industria tiene para aportar al progreso del país. Que cada región de Argentina haga su aporte para entender oportunidades, desafíos y necesidades se convierte en un insumo indispensable para entender hacia dónde debemos direccionar nuestros esfuerzos.

Entre las principales cadenas productivas de Santiago del Estero se encuentran la textil- algodonera, la oleaginosa, la cerealera y la forestal, entre otras. El potencial de cada una de ellas resulta imprescindible para generar productos que le permitan al país exportar con valor agregado en origen.

Existe un desafío clave para avanzar en el camino del crecimiento: sofisticar nuestra producción a partir del uso de la tecnología y la innovación. Es algo con lo que me encuentro en cada una de mis visitas a establecimientos industriales de todo el país: la Cuarta Revolución Industrial ya está sucediendo en Argentina. Tenemos que seguir dando saltos cualitativos en nuestra agenda para que este proceso continúe su transcurrir virtuoso, incorporando todos los avances de la Industria 4.0, promoviendo la inversión en I+D y el fomento a las exportaciones con alto valor agregado.

El sector industrial argentino quiere y puede ser protagonista del cambio de paradigma productivo.

En un contexto económico desafiante, los cambios de la Cuarta Revolución Industrial deben ser protagonistas de los programas de transformación digital que las empresas llevan adelante. El costo de no hacerlo es quedar rezagados y resulta muy alto. Como país no podemos ni debemos pagarlo. La transformación digital es necesaria en todos los ámbitos de la empresa, tanto en la mejora de procesos productivos, como en la gestión comercial y financiera, logística y para el aspecto comunicacional.

Los mercados disruptivos nos ponen frente al reto de adaptarnos a modelos más dinámicos de producción, que permitan modificar productos teniendo en cuenta los cambios que se dan en los perfiles de la demanda. Tanto la tecnología como los procesos productivos se sofistican, también sucede con la demanda. Por eso es que las pymes industriales argentinas tienen un rol protagónico en este proceso.

Argentina necesita generar iniciativas que potencien a un sector productivo creador de valor, el que es capaz de insertarnos en los mercados globales a través de las virtudes pyme: el 60% de las pymes que exportan son empresas industriales que venden su producción principalmente a los países de la región. La ampliación de ese horizonte requiere, entre otras cosas, contar con un mercado interno dinámico, que sea una plataforma para lograr la competitividad necesaria para disputar los mercados internacionales. Por eso es clave el acompañamiento del sector público, para que nuestras pymes cumplan con las normativas y regulaciones establecidas por los mercados globales, así como también deberán crearse instrumentos para prefinanciar y post-financiar exportaciones con alto valor agregado.

Para que el desarrollo productivo del país sea un objetivo realizable en el tiempo necesitamos articularnos alrededor de consensos que funden políticas de Estado. Hablamos de un proyecto productivo que tenga como base la creación de valor, la generación de empleo de calidad y la promoción de la inversión de largo plazo. Por eso es fundamental cancelar los falsos dilemas como el que divide agro, industria y servicios.

Los tres sectores pueden complementarse en la convergencia de un modelo que los potencie a partir de un vínculo virtuoso. Y de esa manera, crear valor argentino para insertarnos en las cadenas globales de comercio de la mejora manera.

La diversidad de sectores y el potencial pyme del país son innumerables y conforman una agenda desafiante para pensar más allá de la cuestión sectorial y regional, para generar los consensos que el desarrollo productivo de Argentina requiere.