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EL LIBERAL . Santiago

Destacan el valor del vínculo entre el bebé y su entorno

03/09/2019 23:31 Santiago
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Destacan el valor del vínculo entre el bebé y su entorno Destacan el valor del vínculo entre el bebé y su entorno

Durante los primeros meses de vida, los bebés necesitan que los adultos atiendan y protejan sus necesidades básicas para poder completar con éxito sus funciones psicocognitivas de adaptación al medio.

Este proceso madurativo recibe el nombre de exogestación y suele extenderse desde el nacimiento hasta que el pequeño pueda dominar sus espacios más cercanos, lo que suele ocurrir entre los 6 y 10 meses de edad.

Estas experiencias tempranas tienen gran influencia sobre el cerebro, a través de la denominada plasticidad neuronal, que permite la adaptación al medio externo. Si bien este proceso dura gran parte de la vida, es fundamental en los primeros dos años.

¿Qué ocurre durante la exogestación?

Durante este período, a nivel neurológico, el niño desarrolla su motricidad, la interacción social y emocional, mientras que el sistema nervioso central se prepara y adecua para mejorar la visión, la audición, la motricidad fina y gruesa, el aprendizaje por ensayo y error, el equilibrio y la estabilidad.

Por otro lado, las características del contacto afectivo sientan las bases de las respuestas individuales empáticas (capacidad de percibir lo que siente otra persona).

Apego seguro

Además, se fortalece el apego seguro, que es la intensa necesidad de cercanía que requerimos las personas para poder regular nuestras necesidades biológicas y emocionales. Esto ayuda a que padres e hijos aprendan a comunicarse con más fluidez y versatilidad.

Así lo sostuvo la licenciada Claudia F. Carissimo, psicóloga perinatal en el servicio de Neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.

La importancia de la relación de la mamá con el recién nacido

Durante el cuidado íntimo y cercano, la madre se ve inmersa en un período de intensas demandas, tales como la lactancia exclusiva o mixta y el cuidado de su hijo/a, que la ocuparán la mayor parte del día. En esta etapa, se debe tener en cuenta que ella atraviesa adaptaciones tanto físicas como psicohormonales, por lo que es de gran importancia que pueda también contar con otra persona que aliviane y contenga la situación.

Esta figura de sostén que acompaña a la díada madre-hijo, puede ser la pareja, un familiar o una persona del entorno designada con anterioridad. Su tarea es cuidar el entorno para que la relación entre ambos sea la adecuada en un contexto favorecedor, mediante el apoyo emocional e instrumental que requiere la dinámica de la crianza. Cuanto más segura se sienta una madre, mejor podrá desplegar sus habilidades amorosas y confiar en sus propias decisiones.

El lugar de la pareja

Las madres necesitan del apoyo, sostén y compañía de sus parejas a la hora del nacimiento y durante la exogestación, asumiendo conjuntamente las tareas en el cuidado del bebé. Sin embargo, por lo general, este aspecto no es tan tenido en cuenta, por lo que las parejas deben volver a las tareas laborales a los pocos días o en forma demasiado precoz.

En la actualidad, algunas corrientes de cambio consideran las propias necesidades de los padres o parejas a la hora de tener un hijo y mediante la extensión de licencias por nacimiento permiten ajustarse no solo psicológica sino familiarmente a esta nueva fase en sus vidas.

El slow parenting, o crianza de la simplicidad, es una nueva modalidad de crianza, que pone énfasis en considerar y respetar los tiempos adecuados para cada proceso, destacando la importancia de valorar la calidad de cada etapa por sobre su duración. También propone el fortalecimiento del vínculo con los cuidadores primarios del bebé, entendiendo que es fundamental para la constitución subjetiva infantil.


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