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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (6,1-5):

07/09/2019 00:42 El Evangelio
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Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (6,1-5): Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.

Unos fariseos les preguntaron: “¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?”.

Jesús les replicó: “¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros”.

Y añadió: “El Hijo del hombre es señor del sábado”.

Comentario

Disponemos de dos maneras de vivir en cristiano: desde la observancia estricta de la ley o desde el Evangelio que da sentido a la ley; es la dialéctica de lo secundario frente a lo esencial, de lo externo frente a la pureza de corazón.

Otra vez aparece el sábado. El sábado era la expresión clara de la religión judía. Era día de descanso (lo fue para Dios en la creación; lo fue para el pueblo tras la liberación de la esclavitud de Egipto. El sábado era el signo de la Alianza de Dios con su pueblo. Pero el proyecto de Dios quedó perturbado por el pecado del hombre; por las exigencias tan duras, como la prohibición, en este día, de arar la tierra o cortar leña. Jesús reacciona: “El Hijo del hombre es señor del sábado”.

Antes había dicho: “El sábado es para el hombre, no el hombre para el sábado. Lo primero, Dios y su imagen que es el hombre; todo lo demás viene detrás y está al servicio del hombre. Pero si hasta el Padre entregó al hombre a su propio Hijo Jesucristo”.

Si no es demasiado fuerte la expresión, habría que afirmar que “nada debe ser sacralizado”. Cuántos “sábados” construimos contra el hombre: el dinero, el poder, la ley, las tradiciones, las ideologías. No es Dios quien nos arrebata la libertad, sino el idolatrar las cosas. Si Dios es infinito, todo cabe en él; si Dios es amor, siempre quiere lo mejor para nosotros.

Vamos a conjugar el descanso, el ocio, la fiesta, lo gratuito con el culto, la adoración, la escucha de la palabra. Lo realmente inconcebible es querer agradar a Dios fastidiando al hombre. Cuántos conflictos por querer defender a Dios en ritos, formulaciones, formalidades. Sólo nos toca discernir: ¿Es esto realmente lo que Dios quiere en este momento? ¿Con esto amamos realmente a los hombres según el querer de Dios? Y siempre con Jesús: antes el hombre que el sábado.

Jesús utiliza dos argumentos para ir más allá de las prohibiciones del sábado. Ninguna ley humana, ni supuestamente divina, ni la ley del sábado, pueden ir en contra de hacer algo que favorezca a cualquier persona humana, sea curando a enfermos, sea alimentándose de las espigas arrancadas en el campo. El sábado está para servir al hombre y no el hombre para servir al sábado.

Hay un segundo argumento que emplea Jesús en el evangelio: “El Hijo del hombre es señor del sábado”. Se trata de seguir a Jesús y no al sábado. En caso de conflicto... seguir a Jesús, nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida, y olvidarse de lo dicho por el sábado.

Por otra parte y en la primera lectura de hoy, San Pablo, dirigiéndose a los colosenses, proclama la sublimidad de Cristo y de todo lo que nos ha conseguido en el himno que precede a los versículos de la primera lectura de hoy. Una de las cosas que Cristo les ha conseguido y nos ha conseguido “gracias a la muerte que sufrió en su cuerpo de carne” es la reconciliación con Dios, logrando así que el mismo Dios les admita “a su presencia como a un pueblo santo”.

Sabemos bien que esa reconciliación conseguida por Cristo va más allá. Les lleva a los cristianos de Colosas, y a los cristianos de todos los tiempos, no sólo a gozar de la presencia de Dios, sino a ser realmente hijos de Dios y hermanos de todos los hombres. éste es el gran regalo que Cristo nos consigue a sus seguidores, nos regala la vida divina, haciéndonos hijos y hermanos.


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