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Camila, la “pequeña gigante” que sigue ganando partidos valiosos en su vida

20/10/2019 01:26 Santiago
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Camila, la “pequeña gigante” que sigue ganando partidos valiosos en su vida Camila, la “pequeña gigante” que sigue ganando partidos valiosos en su vida

Camila Bonahora tiene 15 años, y en los recientes Juegos Nacionales Evita fue elegida para integrar el seleccionado nacional de goalball, una disciplina deportiva exclusiva para personas con discapacidad visual. Todo un logro tanto para el deporte local como para quienes iniciaron esta disciplina no hace mucho tiempo en nuestra provincia.

Además, “Cami” (como la conocen) se ha robado el corazón de todos los que la vieron competir, por el talento, la inteligencia y la creatividad que demuestra para el juego, y por su rica historia de vida.

Este fue un nuevo podio en la vida de “Cami”, porque su historia es como muy pocas: cuando tenía tres añitos, una terrible afección a la vista le produjo un cáncer mortal. Perdió uno de sus ojos y gracias a una droga milagrosa salvó su vida. Pasó por interminables ciclos de quimioterapia, cuando quería salir a flote, tuvo un rebrote de la enfermedad y tuvieron que extirparle el otro ojito para salvar su vida.

Hace poco tuvo su fiesta de 15, y se convirtió en la estrella del goalball nacional. Por sus condiciones físicas y sus cualidades deportivas, en el ambiente la bautizaron “la pequeña gigante”. Una verdadera gladiadora.

Trayectoria

Juega al goalball desde los 12 años, pero como siempre la atrajo el deporte, antes practicó atletismo, especialmente pruebas de velocidad en las que cosechó varios lauros importantes a nivel nacional, aunque su timidez la lleve a responder “más o menos”, cuando se le pregunta cómo le fue en esa etapa de su vida deportiva.

Es algo introvertida y muy tímida y le cuesta encarar la conversación, condiciones que desaparecen por completo cuando juega, porque es la líder del equipo y porque no le gusta que le griten cosas desde la tribuna. Ahí muestra toda su fiereza.

Apenas responde “lindo”, cuando le preguntamos cómo fue el momento en que le dijeron que jugaría en la selección argentina.

Diego Gómez es su profesor y el entrenador del equipo provincial de goalball, y el encargado de contar que momentos antes de la premiación en los pasados Juegos Evita en Mar del Plata, hubo una reunión de profesores de todas las provincias participantes, lo que le llamó la atención porque Santiago no presentó equipo (Camila jugó para Tierra del Fuego porque Santiago no completó el número de jugadores). “Ahí dijeron que “la pibita” del profe Diego (así le dice a Camila el entrenador nacional) está seleccionada para el combinado nacional juvenil, con vistas a lo que será el Sudamericano 2020”.

Esto le demandará a Camila seis concentraciones en el Cenard el año próximo, que serán de cuatro días, y los entrenadores que acompañan a cada atleta, en este caso Diego, pasan a integrar el plantel de la selección. “Mi rol será traer la metodología de trabajo para desarrollarla en Santiago hasta la siguiente concentración”, explicó.

“En ese momento estábamos en la previa de la premiación y no le dije nada a ‘Cami’, porque ya estaba formada con el equipo para pasar a recibir el premio. Y me costó quedarme callado, porque noticias como éstas, para quienes trabajamos con personas con discapacidad muchos años, no es más que confirmarnos que vamos por el buen camino con las cosas que hacemos. Cuando volvimos al hotel, y nos reunimos con todos los chicos, cuento lo que me había sucedido, y ‘Cami’ comenzó a preguntarme si era cierto lo que estaba diciendo”, relató el profe.

Y a la jovencita, este nuevo proyecto la entusiasma. “Nunca había tenido la oportunidad de ir a entrenarme en Buenos Aires”.

Ideó su propia pelota para poder practicar en su casa

Camila es una chica muy despierta, inteligente, que piensa cada respuesta y escucha con mucha atención las preguntas. Y puso toda su imaginación e inteligencia para salir adelante en la práctica de esta disciplina deportiva, que requiere de condiciones físicas específicas, pero que se empeñó en aprender.

Fui aprendiendo con los profes cómo cubrirme cuando viene la pelota, pero a veces también practicaba en casa cuando no tenía nada que hacer… Mi hermano tenía una pelota de fútbol, no tenía cascabel, y pensaba que se me iba a ocurrir alguna idea, y se me dio por poner la pelota en una bolsa de nailon, y mi hermano me la tiraba y yo bloqueaba. Me guiaba por el ruidito de la bolsa y así bloqueaba la pelota”, relató Camila.

Sobre su interés por esta disciplina, contó que primero empezó a preguntar qué era el goalball y después a ubicarse en la cancha, saber dónde estaban las líneas, y cuánto medía la cancha. “Cuando una vez me hizo jugar el profe, ya quería ir a la escuela de entreno, y tenía 10 años, y él me decía que no podía ir hasta que no cumpliera los 12. Y cuando empecé a ir, ya quería jugar en los Juegos Evita y él me decía que no podía” recuerda.

Sobre esa circunstancia, el profe Diego explicó: “Lo que pasa es que para poder avanzar con Cami, teníamos que trabajar en técnicas de bloqueo y se bloquea con todo el cuerpo, y eso debía tenerlo adquirido para que podamos sacar toda posibilidad de que la pelota, que pesa 1,250 kg y encima lanzada, no vaya impactar en su carita. Ella quería jugar, pero yo no le daba el OK hasta no ver que manejaba el bloqueo a la perfección. Una vez que comenzó a manejarlo, que fue natural, ya dimos el otro paso y comenzó a jugar”.

De qué se trata la disciplina

El goalball es una disciplina deportiva específicamente para personas ciegas, que se la practica oficialmente desde 2016 en Santiago, por iniciativa de profesores especiales de Educación Física, que lograron imponerla en este corto período, a nivel nacional conformando una selección provincial.

Se trata de un deporte que se practica en todo el mundo y forma parte del calendario oficial de los Juegos Paralímpicos, destinado especialmente a personas ciegas o con baja visión, por lo que cada equipo que lo practica se convierte en un espacio de inclusión.

La selección santiagueña de goalball se llama “Los Yanarcas”, una palabra quichua que significa “atajacaminos”. “Decidimos ponerle este nombre porque es un pájaro característico de nuestra provincia y tiene un vuelo corto”, explicó el profesor Diego Gómez, entrenador del equipo e impulsor de la práctica de la disciplina en la provincia.

“Si bien trabajo desde el 2010, en el 2012 descubrí un deporte paralímpico llamado goalball, que es específico para las personas con discapacidad visual, sea ciego o con baja visión. Por ser deporte paralímpico, se lo comenzó a promocionar en los Juegos Evita a nivel nacional. Ahí presentamos el primer equipo de la escuela de ciegos San Juan Pablo II donde me desempeño, y desde 2016, abrimos una escuelita específica del deporte que pertenece a un plan de la Nación que se llama Escuela de Iniciación Paralímpica”, comentó el profesor Gómez.

Cómo se juega

Las reglas de este deporte son simples, pero su práctica implica un desafío importante a nivel físico y táctico para los jugadores. Se juega en una cancha similar a la de vóley, con una dimensión de 18 x 9 metros, y dos arcos (de 1,30 metrs de alto) al final, que ocupan todo el ancho. Cada equipo, compuesto por tres integrantes cada uno, se ubica en su mitad del campo. El objetivo es meter la pelota – que es parecida a la de básquet, pesa 1 kilo y cuarto, no pica y tiene cascabeles en su interior- en el arco de enfrente. Cada partido consta de dos tiempos de 12 minutos cada uno, con tres de descanso en el medio. En caso de empate, hay un tiempo extra.


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