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EL LIBERAL . El Evangelio

Señor, ¿serán pocos los que se salven?

29/10/2019 23:48 El Evangelio
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Señor, ¿serán pocos los que se salven? Señor, ¿serán pocos los que se salven?

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.

Uno preguntó: “¿Serán pocos los que se salven?”.

Jesús les dijo: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”; y él os replicará: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero él os replicará: “No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados”. Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos”.

Comentario

El evangelio nos sorprende hoy con tres dichos de Jesús, a propósito de una pregunta que uno del público le hace sobre el número de los que van a salvarse. Para el judaísmo todos los israelitas, incluso los ignorantes de la ley tenían derecho a la salvación. Por tanto, la pregunta va dirigida a saber la opinión de Jesús sobre el número de los salvados del pueblo de Israel. Este oyente no contempla la posibilidad de que los no judíos puedan salvarse. La respuesta de Jesús no tiene que ver con el número de salvados sino con la actitud y las opciones que elije cada persona. Pertenecer o no al pueblo de Israel no da la seguridad de la salvación, sino el seguimiento en el camino de Jesús. El Maestro va a utilizar tres dichos para dar una enseñanza sobre el tema de la salvación: Entrad por la puerta estrecha, es decir por el camino estrecho y difícil que no todos eligen. Camino que implica, en consecuencia, elección, opción libre, esfuerzo, constancia, lucha, porque muchos querrán entrar y no podrán. El esfuerzo no supone acumular acciones y méritos en beneficio propio, sino escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica. Entrar en la comunidad de Jesús implica adherirse a su persona y asumir su proyecto como algo esencial para el creyente. La puerta cerrada habla del dueño de casa que ha cerrado la puerta y los que se han quedado fuera y quieren entrar comienzan a llamar. La imagen nos recuerda la entrada a las ciudades con sus dos puertas en la muralla, una para los carruajes y otra más pequeña para las personas, pero ambas están cerradas. Algunos de los que se han quedado fuera consideran que es un error, han llegado tarde, se les ha echado la noche encima y llaman queriendo entrar. La doble respuesta negativa del dueño “no sé quiénes sois” era la fórmula utilizada por los judíos para declarar la exclusión de la comunidad. No basta haber oído o comido con Jesús, lo verdaderamente importante es la relación de amor de cada discípulo con él. Llanto y rechinar de dientes es la imagen de un castigo eterno. En el banquete del Reino estarán Abraham, Isaac, Jacob, profetas y gentiles provenientes de todas las latitudes, mientras que los herederos de las promesas que no han creído en Jesús se quedarán fuera. De ahí el llanto y la desolación de quienes se creían primeros en el Reino de Dios, pero se están quedando fuera del camino del Señor. Lucas cierra su relato con una paradójica que muestra que los valores del Reino de Dios no coinciden con los valores del mundo, donde prevalece el deseo de los primeros puestos.


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