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Elpidio Herrera y el mito del pacto con el diablo en la salamanca

02/11/2019 22:06 Santiago
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Elpidio Herrera y el mito del pacto con el diablo en la salamanca Elpidio Herrera y el mito del pacto con el diablo en la salamanca

Santiago del Estero es amigo de los mitos, pero el propio Elpidio se encargó de fomentarlo como en una especie de juego cultural que jamás intentó engañar a nadie sino que por el contrario, siempre contribuyó a enriquecer ese patrimonio popular.

Elpidio escribió “La tentación”, una chacarera en la que habla del “clamor engañoso, Zupay quiere conquistarte, a cambio de darte valor”, como dice una de sus estrofas. Y es su hijo, Manuel Herrera, heredero de su legado musical, quien sigue manteniendo el misterio allá en su Villa Atamisqui natal.

Elpidio Herrera

Elpidio Herrera

él, como su padre, en una entrevista con EL LIBERAL, no niega ni afirma de lo que Elpidio escribió en “La Tentación” o en su obra póstuma, “Huiñaj Tacko”. Si en “La Tentación”, Elpidio ahondó el enigma cuando resaltó “Ahí está la entrada, casi estás arrepentido, el diablo ha sentido tu valiente decisión”, en “Huañoj Tacko” retoma el concepto del legado ancestral y especifica: “Dicen que dicen algunos que la ropa aún camina, dicen que dicen no más porque nadie se le arrima”.

Si de misterios se trata, “Manolo” le aporta más aún: “Los viejos guitarreros de antaño le decían a mi viejo que la sachaguitarra tenía el temple del diablo, la afinación del diablo… Es una afinación (por la del diablo) muy conocida en el ambiente del blues. Los que estudian la conocen mucho en la escala del blues, pero siempre nos preguntábamos cómo llegó a Atamisqui. Siempre fue una curiosidad nuestra, hasta hoy no satisfecha. Hoy en día hay posibilidades de que vengan cosas, pero imagínate te estoy hablando de los años 40 y mi papá ya conocía esa afinación. ¿Cómo ha llegado esa afinación a Atamisqui? Todavía nadie sabe”.

Su papá (Elpidio Rafael Herrera) y sus tíos (Manuel. Segundo y Misael) eran músicos. “Elpidio se juntaba con los amigos, también músicos, de mi abuelo Rafael, ellos usaban esa llamada afinación del diablo. Contaban que con ella podían hacer melodías bien armadas. Ellos, me contaba mi padre, compadreaban con esa afinación en cada tocada que hacían”, indicó.

La afinación del diablo es una afinación específica e cuerdas, la cual permite obtener acordes distintos al rasgar las cuerdas de una guitarra. Así lo destacó “Manolo” cuando contó: “Seguramente, los viejos de aquellos tiempos decían eso al ver algo distinto, no común a la afinación convencional. Le decían el temple del diablo, la afinación del diablo con la creencia de que esos guitarristas tuvieron un pacto con el diablo a cambio de que le diera ese virtuosismo para ejecutar la guitarra”.

- ¿Cómo surgió ese mito de que Elpidio acordó con Satanás, en la salamanca?

Siempre se ha dicho eso. Hasta él lo comentaba y se reía. Es normal que en un pueblo se elucubren estas cosas cuando ven que alguien se destaca en algo que no es común para lo que siempre vemos. Y ahí nomás te dicen “¡ah, ese es salamanquero!” A mi viejo le gustaban esos misterios. Por eso, él, en “La Tentación” y en el “Huañoj Tacko” cuenta las historias y en el final afirmaba “dicen que dicen”. En “La tentación” escribió “morirá el secreto con tu desaparición”. Elpidio jugaba mucho con el misterio. Yo soy partidario de que hay que mantenerlo.

- Siendo vos el heredero de esa tradición, ¿de qué manera mantienes ese secreto?

Después de haber escuchado las canciones de mi papá, mucha gente quiere venir para adentrarse en el monte y conocer la salamanca. Yo, siempre les respondo que no puedo acompañarlos porque no tengo autorización. El cartel, por algo es. La gente, siempre, elige uno. En este caso ha sido el tema de los misterios el de ser salamanquero y él (por Elpidio) se lo ha ganado bien. Elpidio es el que tiene el título grande. Yo no me considero heredero sino que solamente hago lo que amo hacer de la obra de una persona que le tengo una inmensa devoción, que es Elpidio Herrera. 

Una tabla y luego una calabaza, el origen de la sachaguitarra

Los sonidos del monte cobran vigor en la interpretación de Elpidio Herrera. Luthier y creador de las sachaguitarras atamisqueñas, es aquí donde su poética cobra sentido y se eleva hacia una dimensión increíble con cada una de las ejecuciones que realiza con este instrumento que hizo conocer a nivel planetario.

Con “La filosófica”, “La tentación” y “Lágrimas atamisqueñas”, entre otros temas, plasma sonidos y mensajes ancestrales que nos permite adentrarnos en el alma del santiagueño. Elpidio es un artesano que con una calabaza grande, un clavijero, cuatro cuerdas metálicas y una adicional (grave) le dio vida a la sachaguitarra, ese instrumento que maravilló tanto a León Gieco, que lo llevó a formar parte de su obra conceptual “De Ushuaia a La Quiaca”, y a Litto Nebbia quien lo acompañó en el álbum “Con acento provinciano”.

Las sachaguitarras

Las sachaguitarras

La caspiguitarra

Elpidio primero construyó la caspiguitarra, como lo hacían los antiguos campesinos, que ataban cuerdas a tablas para sacarles sonido de guitarra. La caspiguitarra consistía en una madera plana con un mástil con trastes, similar al de una guitarra, pero sin caja de resonancia, y cuatro cuerdas. Con este novedoso instrumento maravilló a Felipe Corpos, Vicente Salto y Sixto Palavecino tras tocar por primera vez en el programa radial “El Alero Quichua”. Esto le valió que se convirtiera en figura central de este ciclo.

Luego derivó en la sachaguitarra al agregarle caja de resonancia y hacerle otras modificaciones. La sachaguitarra se fabrica con una calabaza grande, un clavijero, cuatro cuerdas metálicas y una adicional más grave.

Este instrumento se toca con un pequeño arco similar al de un violín que se introduce en unos orificios hechos en la caja de resonancia muy cerca del puente, obteniendo una combinación de sonidos de mandolina, charango, guitarra, sikus y violín.

Con “Manolo” Herrera, su hijo, hizo otra versión: la sachaguitarra X10, que consta de dos cuerdas primas, una muy grave y la otra muy aguda, y un arco de doble cerda. Sixto Palavecino fue el que sugirió el nombre sachaguitarra. “Don Sixto es quien le dice a mi padre que le ponga sachaguitarra, guitarra del monte, como un homenaje a la gente del campo, a la gente sufrida, trabajadora, cosecheros y hacheros”, destacó “Manolo” a EL LIBERAL. 


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