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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 15-24

04/11/2019 22:28 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 15-24 Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: “¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!” Jesús le contestó: “Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: ‘Venid, que ya está preparado’. Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor’. Otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor’. Otro dijo: ‘Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir’. El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: ‘Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’. El criado dijo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio’. Entonces el amo le dijo: ‘Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa’. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”.

Reflexión

La bienaventuranza con la que comienza el evangelio da pie a Jesús para, una vez más, enseñarnos cómo es el Reino de Dios con una parábola. La imagen del banquete sirve en muchas ocasiones para describir, de un modo muy humano, el Reino.

Si un día recibiéramos una invitación a un gran banquete para compartir mesa y mantel con las personalidades más representativas del momento, con todos los gastos pagados, y con posibilidad de invitar a cuantos amigos quisiéramos... ¿cuál sería nuestra respuesta? Sería acaso: “Disculpen mi ausencia, pero en mi agenda tengo sesión de yoga a la misma hora, y no puedo acudir...”. Seguramente no. Saldríamos corriendo a avisar a todos los conocidos, para acudir cuantos más mejor, a disfrutar de la fiesta.

¿Qué es todo esto comparado con el banquete de Dios? El Señor continuamente nos está enviando mensajeros para invitarnos a su mesa, al banquete de su Palabra y de su Cuerpo y Sangre, pero no siempre nuestras respuestas son afirmativas. A veces preferimos continuar nuestros negocios, o nos vence el afán de trabajo, o tal vez preferimos el círculo familiar.

Al final, los que disfrutan del gran convite son los pobres, los lisiados, los ciegos, los cojos... bien sea del cuerpo o del espíritu. Para participar en este banquete del Reino tan especial, es necesario el despojo de todo lo que signifique honores, riqueza, apegos. Acuden los que saben que no lo merecen y aún así Alguien les muestra su Amor. No pospongamos por nada esta invitación; busquemos primero el Reino de Dios, y lo demás vendrá por añadidura. La casa, al fin, estará llena de invitados. ¿Estaremos nosotros allí... o estaremos ocupados “en nuestras cosas”? “¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!”

Gracias, Señor, porque nos amas, por que nos llamas y tu amor misericordioso sana todas nuestras dolencias. Concédenos un corazón nuevo, capaz de aceptar tu invitación al gran festín de tu Reino.


Lo que debes saber
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