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La apnea del sueño aumenta el riesgo de cardiopatía

30/11/2019 23:48 Opinión
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La apnea del sueño aumenta el riesgo de cardiopatía La apnea del sueño aumenta el riesgo de cardiopatía

Por el Dr. Sebastián Paz

Sociedad de Cardiología Santiago del Estero

“Mi marido ronca toda la noche, pero eso no es lo peor -comenta ella resignada y con cara de sueño a su compañera de trabajo-. De a ratos parece que se ahoga y entonces hace un ruido espantoso, como una explosión, que termina de despertarme. Supongo que en algún momento me voy a acostumbrar.”

Efectivamente, la mayoría de las personas termina acostumbrándose a las disonantes sinfonías nocturnas que interpretan sus compañeros de lecho, y es una lástima, porque en muchos casos estas sinfonías son un síntoma que revela la presencia de la apnea obstructiva del sueño, una afección perfectamente reversible mediante tratamiento médico, pero que, en caso contrario, con el tiempo puede dar lugar a complicaciones cardio y cerebrovasculares.

No todos los roncadores tienen apnea, pero sí todas las personas con apneas roncan, y si bien las apneas pueden aparecer a cualquier edad, son más frecuente a partir de los 35 años y en los varones.

Se estima que, en la Argentina, afectan al 4% de los hombres y al 2% de las mujeres.

En la Argentina, la encuesta anual del sueño (2018) de Philips develó que el 64% de los argentinos admiten padecer insomnio, ronquidos, apnea, síndrome de las piernas inquietas, narcolepsia u otra condición que lleva a un trastorno del sueño. Entre las razones principales se destacaron el preocuparse por cuestiones financieras o económicas y la penetración de la tecnología, con un 36%. Más allá de estos motivos, en la Argentina, el 54% de los adultos reconoció el impacto significativo que el sueño y la falta del mismo tienen sobre su salud y bienestar general, incluso más que el ejercicio, la seguridad financiera y el tema de la nutrición.

Desde distintos centros de investigaciones médicas cardiológicas se ha comprobado mediante diversos estudios realizados a pacientes, una estrecha relación entre el síndrome de apneas-hipopneas del sueño (conocido comúnmente como “apnea del sueño” o SAHS) con un mayor riesgo cardiovascular.

Concretamente, se ha conocido que las mujeres que padecen esté síndrome tienen un riesgo 3,5 veces más elevado de padecer una enfermedad del corazón, mientras que el riesgo entre los hombres es entre cuatro y cinco veces superior.

El SAHS es una enfermedad respiratoria crónica frecuente, que afecta a entre 1.200.000 y 2.150.000 de personas, en nuestro país, y este trastorno respiratorio consiste en la obstrucción al paso del aire a través de la vía aérea superior (situada a nivel de la garganta) durante el sueño, lo que provoca ronquidos, interrupciones de la respiración, sueño intranquilo y sensación de haber descansado mal, con cansancio y somnolencia durante el día.

Lo más frecuente es que sea la familia la que detecta en primer lugar los síntomas, sobre todo el ronquido, que suele ser cada vez más intenso y puede tener muchos años de evolución antes de que se haga el diagnóstico.

Aunque es un trastorno muy común, más del 80% de las personas no están diagnosticadas; la enfermedad se diagnostica mediante un estudio de sueño, a partir del recuento del número de paradas respiratorias completas (apneas) o parciales (hipopneas) por hora de estudio.

Cuando son más de cinco apneas e hipopneas por hora se habla de una forma leve de enfermedad y cuando son más de 30 por hora, se trata de un grado más severo.

Son varios los estudios que asocian el síndrome de apneas del sueño con un aumento del riesgo cardiovascular, pues se ha demostrado una clara relación entre el SAHS y la progresión de la hipertensión arterial sistémica, así como un aumento del riesgo de padecer otras enfermedades cardiovasculares importantes, como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares o las arritmias, fundamentalmente la fibrilación auricular.

El síndrome de apneas del sueño aumenta el riesgo cardiovascular debido a que, al dejar de respirar durante el sueño, baja el nivel de oxígeno en la sangre, lo cual produce una situación de estrés cardiovascular que afecta a todo el organismo. Según nos indican los estudios, al obstruirse la vía aérea superior y producirse la parada respiratoria, cae el nivel de oxígeno en la sangre de las arterias.

Esto, entre otras muchas cosas perjudiciales, genera una descarga de hormonas del estrés (como adrenalina y noradrenalina), las cuales provocan picos de hipertensión y taquicardia que llevan a una situación de estrés cardiovascular durante el sueño, si esto se produce repetidamente durante mucho tiempo puede tener repercusiones clínicas, como desarrollo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, cardiopatía isquémica o arritmias.

Una de las últimas investigaciones, realizada por científicos españoles y publicada en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine, ha concluido, después de haber estudiado a 1.116 mujeres, que el grupo de las que tenía SAHS grave y recibió el tratamiento con dispositivo de presión positiva continua (CPAP), presentó un riesgo de mortalidad cardiovascular similar al del grupo de mujeres sin la enfermedad, lo que significa que el tratamiento con CPAP reduce la mortalidad hasta niveles semejantes al de mujeres sin síndrome de apnea.

Además, dicho estudio también detectó que el grado de cumplimiento del tratamiento con CPAP se asociaba de forma significativa al riesgo cardiovascular, es decir, que aquellas mujeres que usaban durante más horas el CPAP estaban más protegidas de este riesgo.

Consejos para aquellas personas que sufran apenas:

Desde la Sociedad de Cardiología de Santiago del Estero se quiere destacar una serie de recomendaciones dirigidas a mejorar la calidad de vida de todas aquellas personas que sufran un síndrome de apnea del sueño:

• Mantenerse en el peso adecuado, ya que el sobrepeso es uno los mayores factores de riesgo para esta enfermedad y para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares

• Abstenerse del consumo de bebidas alcohólicas, sedantes y relajantes musculares, ya que conllevan a una mayor tendencia a la obstrucción de la vía aérea, sobre todo cuando se consumen durante las horas previas al sueño

• Consultar al médico cuando haya una sospecha de que pueda existir la enfermedad, tanto en base a los síntomas que suele detectar quien observa dormir al paciente (como los ronquidos o las paradas respiratorias) como los que presenta el paciente mismo (cansancio por la mañana y somnolencia excesiva durante el día). l


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