Breve autobiografía caótica de un médico escritor o un escritor que trabaja de médico Breve autobiografía caótica de un médico escritor o un escritor que trabaja de médico
A prime facie y, a pesar de que la medicina
y la literatura son dos artes catalogadas
como “humanistas”, suelen parecer
contrapuestas. Sin embargo, a lo
largo de la historia humana, ambas disciplinas
se llevaron muy bien.
Baste con
nombrar a Hipócrates de Cos quien,
además de ser considerado “Padre de la
Medicina”, también fue el primer hombre
que supo empuñar con igual destreza
la pluma y el bisturí. Ambas configuran
una simbiosis tan particular que,
aquellos que podemos especular un poco
más, nos imaginamos una mutación
temporal en la que el individuo usa la
pluma con la misma habilidad que el
bisturí e interviene en las palabras como
si fuesen una parte del organismo
humano para modificar su “anatomía”
(valga la metáfora) y así dotarlo del sentido
lúdico que ofrece la lectura.
Desde que comencé a escribir, mucha
gente me pregunta ?y yo también
me lo he preguntado en infinitas noches
de insomnio?, cuáles han sido las razones
o disparadores que llevaron a un
médico a dedicarse a la literatura. Debo
decir a mi favor que siempre fui un gran
lector, pero nunca se me cruzó la idea de
escribir una línea. Es más, a quienes no
me conocen, les cuento que escribí mi
primer poema cuando ya llevaba más de
veinticinco años dedicado al arte de curar.
¿Qué me impulsó? ¿Qué fue lo que
determinó que comenzara?
Creo que las razones fueron varias.
La primera y quizás más importante
fue que quería agradecer a alguien por
haberme ayudado a salir del pozo. Por
aquellos tiempos atravesaba una enorme
crisis existencial por algunas cosas
del pasado reciente y vivía de manera
muy bohemia, sin que me interesara
demasiado lo que venía al día siguiente.
Bueno, esa persona era alguien que sentía
pasión por la literatura y, después de
leer esos primeros versos me impulsó a
seguir escribiendo.
La segunda cosa que
descubrí fue que escribir era un inmenso
alivio para la soledad que me acompañaba.
El hecho es que, pensé que todo terminaba
allí. Según mis cálculos, mi carrera
“literaria” se iniciaba y terminaba
con ese único libro. Lo que en realidad
fue que, a partir de allí, se escribió
una curiosa historia.
Comencé a escribir
textos a manera de respuesta a desafíos
(conscientes o inconscientes)
Alguien me preguntó si había escrito
algún soneto: mi respuesta fue que ni siquiera
sabía bien que era un soneto. Su
respuesta me mató (aunque creo que lo
dijo de buena onda) «Y sí; el soneto no
es para cualquiera».
Eso me sonó a desafío
y aquella misma noche (ya con varios
vinos en el medio), le prometí que
mi segundo libro sería uno de sonetos
y lo comprometí para que escribiera la
contratapa. Me dediqué a estudiar todo
lo que pude acerca del soneto y a probar
este tipo de texto. De resultas, mi segundo
libro fue de sonetos.
Alguien me dijo que no podría escribir
un cuento y el primer cuento que escribí
ganó un concurso, el segundo también
y al final me vi escribiendo cuentos.
Comencé a ir a un taller literario y
una mañana de sábado, hablando de
haikus, la coordinadora me dijo que
ningún haiku era un verdadero haiku si
no estaba escrito por un japonés.
Desde
el día qué escuché aquella frase, durante
un año estudié el canon, la historia y
terminé publicando un libro de haikus.
Cuando me di cuenta, ya estaba atrapado
sin salida por la literatura. Tomé
conciencia de que ya no podría abandonar
la tarea literaria y ahora, ya comprendí
con claridad la famosa frase de
Antón Chejov: “La Medicina es mi esposa
y la literatura mi amante”.
Como médico, tuve muchas alegrías
y anécdotas sabrosas. Fui médico rural,
aprendí un poco de cirugía a la par del
mejor maestro que la vida pudo darme.
También hice partos y asistí a no pocos
niños. Fui jefe de auditores de la obra
social provincial, médico de guardia, supervisor
de zona y me jubilé dirigiendo
una UPA.
He pasado por tantas cosas en ambas
que si hoy alguien me preguntara ?ya
ocurrió varias veces?, si me siento un
médico que escribe o soy un escritor que
trabaja de médico, no sabría qué contestar.
Mientras todo esto transcurre, yo
sigo disfrutando de ambas.