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EL LIBERAL . Viceversa

Breve autobiografía caótica de un médico escritor o un escritor que trabaja de médico

15/12/2019 00:41 Viceversa
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A prime facie y, a pesar de que la medicina

y la literatura son dos artes catalogadas

como “humanistas”, suelen parecer

contrapuestas. Sin embargo, a lo

largo de la historia humana, ambas disciplinas

se llevaron muy bien.

Baste con

nombrar a Hipócrates de Cos quien,

además de ser considerado “Padre de la

Medicina”, también fue el primer hombre

que supo empuñar con igual destreza

la pluma y el bisturí. Ambas configuran

una simbiosis tan particular que,

aquellos que podemos especular un poco

más, nos imaginamos una mutación

temporal en la que el individuo usa la

pluma con la misma habilidad que el

bisturí e interviene en las palabras como

si fuesen una parte del organismo

humano para modificar su “anatomía”

(valga la metáfora) y así dotarlo del sentido

lúdico que ofrece la lectura.

Desde que comencé a escribir, mucha

gente me pregunta ?y yo también

me lo he preguntado en infinitas noches

de insomnio?, cuáles han sido las razones

o disparadores que llevaron a un

médico a dedicarse a la literatura. Debo

decir a mi favor que siempre fui un gran

lector, pero nunca se me cruzó la idea de

escribir una línea. Es más, a quienes no

me conocen, les cuento que escribí mi

primer poema cuando ya llevaba más de

veinticinco años dedicado al arte de curar.

¿Qué me impulsó? ¿Qué fue lo que

determinó que comenzara?

Creo que las razones fueron varias.

La primera y quizás más importante

fue que quería agradecer a alguien por

haberme ayudado a salir del pozo. Por

aquellos tiempos atravesaba una enorme

crisis existencial por algunas cosas

del pasado reciente y vivía de manera

muy bohemia, sin que me interesara

demasiado lo que venía al día siguiente.

Bueno, esa persona era alguien que sentía

pasión por la literatura y, después de

leer esos primeros versos me impulsó a

seguir escribiendo.

La segunda cosa que

descubrí fue que escribir era un inmenso

alivio para la soledad que me acompañaba.

El hecho es que, pensé que todo terminaba

allí. Según mis cálculos, mi carrera

“literaria” se iniciaba y terminaba

con ese único libro. Lo que en realidad

fue que, a partir de allí, se escribió

una curiosa historia.

Comencé a escribir

textos a manera de respuesta a desafíos

(conscientes o inconscientes)

Alguien me preguntó si había escrito

algún soneto: mi respuesta fue que ni siquiera

sabía bien que era un soneto. Su

respuesta me mató (aunque creo que lo

dijo de buena onda) «Y sí; el soneto no

es para cualquiera».

Eso me sonó a desafío

y aquella misma noche (ya con varios

vinos en el medio), le prometí que

mi segundo libro sería uno de sonetos

y lo comprometí para que escribiera la

contratapa. Me dediqué a estudiar todo

lo que pude acerca del soneto y a probar

este tipo de texto. De resultas, mi segundo

libro fue de sonetos.

Alguien me dijo que no podría escribir

un cuento y el primer cuento que escribí

ganó un concurso, el segundo también

y al final me vi escribiendo cuentos.

Comencé a ir a un taller literario y

una mañana de sábado, hablando de

haikus, la coordinadora me dijo que

ningún haiku era un verdadero haiku si

no estaba escrito por un japonés.

Desde

el día qué escuché aquella frase, durante

un año estudié el canon, la historia y

terminé publicando un libro de haikus.

Cuando me di cuenta, ya estaba atrapado

sin salida por la literatura. Tomé

conciencia de que ya no podría abandonar

la tarea literaria y ahora, ya comprendí

con claridad la famosa frase de

Antón Chejov: “La Medicina es mi esposa

y la literatura mi amante”.

Como médico, tuve muchas alegrías

y anécdotas sabrosas. Fui médico rural,

aprendí un poco de cirugía a la par del

mejor maestro que la vida pudo darme.

También hice partos y asistí a no pocos

niños. Fui jefe de auditores de la obra

social provincial, médico de guardia, supervisor

de zona y me jubilé dirigiendo

una UPA.

He pasado por tantas cosas en ambas

que si hoy alguien me preguntara ?ya

ocurrió varias veces?, si me siento un

médico que escribe o soy un escritor que

trabaja de médico, no sabría qué contestar.

Mientras todo esto transcurre, yo

sigo disfrutando de ambas.

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