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EL LIBERAL . Santiago

La violencia política en la historia argentina

25/01/2020 23:26 Santiago
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La violencia política en la historia argentina La violencia política en la historia argentina

Por Eduardo Lazzari

HISTORIADOR

La organización territorial de España en América del Sur

La misión de los historiadores es, muchas veces, rescatar hechos transcurridos siglos atrás y que hoy se expresan a través de influencia que tienen en la evolución de las naciones, las provincias y las instituciones. Desde la llegada de los hombres del imperio español al actual territorio argentino, allá por 1520, hace ya cinco siglos, cuando Hernando de Magallanes tocó tierra en Puerto San Julián, celebrando la primera misa el 1 de abril, Domingo de Ramos, y ejecutando a sus primeros condenados, el esfuerzo de las autoridades españolas para dotar de una organización política, social y religiosa fue formidable, convirtiendo a ese proceso en el único comparable con el imperio romano, en cuanto a su búsqueda de unidad territorial e institucional.

El fracaso colonizador de las expediciones llegadas desde Europa a nuestras tierras, como las de Juan Díaz de Solís (descubridor del Río de la Plata), Sebastián Caboto (explorador del río Paraná y fundador del fuerte de Sancti Spiritus, derruido), Pedro de Mendoza (fundador de la primera Buenos Aires abandonada) y el olvidado Pedro Sarmiento de Gamboa (explorador del estrecho de Magallanes); va a revertirse cuando lleguen las campañas de fundación de ciudades desde el Perú, Chile y el Paraguay. Como curiosidad que ilustra la jerarquía de la organización imperial, los techos del salón de baile del Palacio Real de Madrid, construido por los reyes Borbones en el siglo XVIII, enumeran a través de medallones los cuatro reinos de la España fuera de Europa: Perú, México, Chile y Filipinas.

El 21 de mayo de 1534 se fundaron las gobernaciones de Nueva Toledo y Nueva Andalucía, que abarcaban, entre otros gigantescos territorios, todo el Tucumán, es decir las tierras ubicadas entre la cordillera de los Andes al oeste, el Alto Perú al norte, el borde de los bosques chaqueños al este y una línea imaginaria entre las actuales Buenos Aires y San Rafael. La desaparición de Nueva Andalucía por el fracaso de Pedro de Mendoza dejó el territorio en manos del Perú, pero la llegada de expediciones desde la gobernación de Nueva Extremadura (Chile) a Cuyo y la fundación definitiva de Santiago del Estero en 1553, hizo depender al Tucumán de Santiago de Chile, cuando Francisco de Aguirre se proclama “gobernador y capitán general de estas provincias del nuevo maestrazgo de Santiago y de la ciudad de la Serena”.

Para entonces, el Tucumán abarcaba a las actuales provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Córdoba y Santiago del Estero, además de Tarija, Bolivia.

La organización del Tucumán

El 29 de abril de 1561 el Tucumán pasa a depender de Charcas, por decisión de su Real Audiencia. Y el 29 de agosto de 1563, el rey Felipe II crea la gobernación del Tucumán, Juríes y Diaguitas, nombrando a Francisco de Aguirre como autoridad y estableciendo la capital en Santiago del Estero, que prontamente el 14 de mayo de 1570 se convierte también en la sede de la diócesis del Tucumán, la más antigua del territorio nacional. Pero para Santiago la llegada del siglo XVIII va a ser dramática: en 1699 se traslada la cátedra episcopal a Córdoba y el 1700 la capital civil a Salta.

La creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y la reorganización del territorio dará lugar en 1782 a las intendencias de Salta del Tucumán y Córdoba del Tucumán, y se establece “quedar por residencia y Capital del nuevo Gobierno la Ciudad de Córdoba del Tucumán, y comprender además las de Mendoza, San Juan del Pico, San Luis de Loyola y Rioja con sus respectivos distritos; y situarse la residencia del otro Gobierno del resto de la dicha Provincia en la Ciudad de Salta como más proporcionada a ser la Capital de las de Jujuy, San Miguel, Santiago del Estero y Catamarca, con sus correspondientes jurisdicciones”.

Este fundamental documento es firmado por el rey Carlos III el 5 de agosto de 1783, y marca la profundidad y precisión de las llamadas reformas borbónicas que, sin embargo no lograron sus objetivos y en menos de 30 años verán la disolución del orden español americano. Como dato de interés, el Cabildo de Salta es el único edificio de gobierno español que se encuentra en pie en su forma original en el territorio argentino. Esta larga introducción la considero necesaria para entender el profundo origen de las comunidades provinciales y el enorme componente de la tradición histórica en el devenir de los pueblos conformando la identidad de las instituciones de las provincias argentinas.

El Norte en los tiempos de la Independencia

La historia argentina no ha rendido el justo homenaje a los pueblos del Norte en su epopeya de los tiempos que van de 1810 a 1824. Se recuerdan las batallas y los combates, pero no se hace hincapié en el costo formidable que sufrieron estos territorios, sus poblaciones, sus sociedades y la economía, e incluso el sacrificio de las mujeres y los niños que enfrentaron su futuro en la incertidumbre del escenario de la guerra de la Independencia. Y como si fuera poco, se sumaría el inicio de las guerras civiles, que determinará el territorio de las provincias argentinas, casi incólume hasta hoy. De este proceso de formación de los estados provinciales, sólo ha desaparecido el territorio nacional de los Andes, la porción argentina de la Puna de Atacama, que fue absorbido en 1943 por Jujuy, Salta y Catamarca.

Al tiempo de la Revolución de Mayo de 1810, mandaba Salta del Tucumán el peruano Nicolás Severo Isasmendi, que luego de una tímida adhesión al gobierno de Buenos Aires, que lo depone y reemplaza por Feliciano Chiclana. Habrá 14 gobernadores hasta el 20 de febrero de 1813, cuando la victoria del Ejército del Norte al mando del general Manuel Belgrano instaura para siempre un gobierno revolucionario. Pero la primera decisión tomado por un gobierno patrio en estos territorios será la partición de la intendencia de Salta del Tucumán en dos provincias (término por primera vez usado con carácter institucional), a través de un decreto del Director Supremo Gervasio de Posadas, firmado el 8 de octubre de 1814.

La consolidación de Salta como provincia: Güemes

Las nuevas provincias serán Tucumán, formada por los territorios de Santiago del Estero, San Miguel y Valle de Catamarca, con capital en San Miguel; y Salta, con jurisdicción sobre Jujuy, Tarija, Orán, Santa María, los valles de Lerma y Calchaquíes y el litoral pacífico de Antofagasta y Atacama, con capital en Salta. Los episodios vinculados a la guerra de la Independencia van a teñir de dramatismo los inicios de ambas provincias, pero Salta alcanzará estabilidad gracias al gobierno de Martín Miguel de Güemes, que durante seis años encabezará la resistencia a las nueve invasiones del ejército del virreinato del Perú, y con mano firme enfrentará a los realistas salteños que le plantearon una fuerte oposición.

La consolidación de la provincia de Salta como autónoma se producirá por la firma del Pacto de Cerrillos, entre el jefe del Ejército del Norte, general José Rondeau y el gobernador Güemes, el 22 de marzo de 1816, luego del intento del porteño de invadir Salta posteriormente al desastre de Sipe Sipe, y significó el reconocimiento del gobierno salteño y la adhesión de la provincia al naciente estado central. No sería exagerado conceder a este acuerdo el de primer pacto preexistente a los que alude la Constitución Nacional, porque logró evitar un enfrentamiento armado entre fuerzas de un ejército regular central con el ejército salteño, a veces poco valorado por su estrategia de pequeños combates y sólo una gran batalla en el marco de la guerra de la Independencia: Vale destacar que Güemes comandó una fuerza de cerca de siete mil hombres con su estrategia de guerra de guerrillas, que terminó fracasando en el Alto Perú, pero que fue exitosa en Salta. Hay que destacar que Martín Miguel de Güemes es el único general de la guerra de la independencia hispanoamericana que murió en acción de guerra.

Sin duda, no fue fácil mantener el orden interno por parte de Güemes, pero logró sostener el dominio territorial de la frontera norte, a pesar de los avances y los retrocesos, cuya consecuencia inmediata fue la realización del Congreso General Constituyente en San Miguel del Tucumán en 1816. El escenario contra el ejército español desaparece cuando el general José de San Martín llega al Perú y eso obliga a las autoridades militares a bajar hacia el océano Pacífico para defender el último baluarte imperial, Lima. Sin embargo, ese hecho desatará una guerra civil entre Salta y Tucumán, de la que formará parte Santiago del Estero.

El próximo domingo, transitaremos por la historia de la otra provincia creada en 1814: Tucumán; y por la historia del nacimiento de las provincias de Santiago del Estero, La Rioja y Catamarca.


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