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Escándalo en Jugos Baggio: tensión familiar, denuncia por estafa, hackers y USD 7 millones que no aparecen

02/02/2020 21:20 Economía
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“Queremos dar a conocer un hecho ilícito sufrido por RPB SA y cometido contra parte de la familia Baggio”, así comienza la solicitada publicada en los principales medios de país esta mañana. En Gualeguaychú, la ciudad donde está emplazado el núcleo de esta conocida empresa familiar de jugos –pero también de lácteos, vinos, aceite de oliva y mermeladas, entre otros– la noticia es pública desde comienzos de año, cuando se realizó una denuncia por estafa.

Desde entonces hay versiones cruzadas casi para todos los gustos sobre el tema. La propia empresa reconoce que hay “personas en conflicto de intereses con RPB SA y con socios de la misma”.

En primer lugar, la solicitada brinda contexto sobre la empresa que fundaron en esa ciudad, hace 60 años, “Doña María Celia Munilla y Don Rufino Pablo Baggio (Padre)”. Se detalla que hoy tiene más de 1.500 empleados y que exportan a más de 72 países.

Luego, sí, la denuncia: “El hecho ilícito sufrido, aludido al principio, consistente en una estafa ocurrida en el mes de diciembre, fue debidamente denunciada y está siendo investigada a los efectos de conocer quiénes son sus autores y responsables”, aseguran. Sin embargo, explican que el hecho representa un porcentaje no significativo de la facturación mensual del grupo, “resultando irrelevante para la normal actividad comercial, financiera e industrial de RPB SA”.

Según fuentes judiciales locales, la denuncia por estafa se realizó en la Comisaría 7a de Gualeguaychú, el 2 de enero de este año. Es la dependencia policial más cercana a la planta productiva, la primera del Parque Industrial local. Según la web de la empresa, son “70.000 metros cuadrados cubiertos dedicados a la elaboración de jugos de fruta, gaseosas, aguas, sodas, bebidas a base de frutas y diversos productos lácteos”.

Se habla de un desfalco de casi USD 7 millones y de una empleada a la que habrían engañando con técnicas de fishing, la metodología hacker por la cual por medios electrónicos se induce a realizar depósitos, transferencias o cesión de datos con fines ilegales. Engañada, siempre según la denuncia, la empleada habría transferido ese dinero a varias cuentas en el exterior. 

La causa la investiga el fiscal local Guillermo Bire, quien luego de regresar de vacaciones, pidió medidas de prueba, testimoniales e informes técnicos. “Parte de la familia pidió copia del expediente para hacer la denuncia en un juzgado federal”, explican desde Gualeguaychú.

El caso, además, tiene el trasfondo de una interna familiar que en la ciudad se conoce desde hace tiempo, y que da origen a las más variadas versiones sobre la denuncia.

“No podemos hacer ningún tipo de aclaración contextual hoy, sí en la semana, por hoy no hay novedades, nos remitimos al texto publicado”, dijo  Eduardo Piccini, gerente de marketing de la empresa. Cerca de la compañía hablan de “desfalco externo” y no dejan de mencionar “los intereses contrapuestos entre los socios”. 

Don Rufino y doña María Celia tuvieron cuatro hijos. Rufino Pablo hijo, “Pino”, Alejandro, Aníbal y Celia María. Cuando el fundador de la compañía murió, su viuda cedió sus acciones a sus cuatro hijos, pero mantuvo el usufructo, algo que autoriza el estatuto de la empresa para los fundadores. Así, sin acciones, puede decidir cargos en el directorio, pero no medidas ejecutivas. Celia María le vendió su 25% a su hermano “Pino”, quien se quedó con la mitad del paquete accionario. Pero el presidente de la compañía es Alejandro. Anibal, el otro accionista, estaría alejado del día a día del negocio. Así, la tensión habría quedado centrada en dos hermanos, uno que tiene las acciones y otro que tiene la dirección de la empresa.

En ese contexto, y más allá de la denuncia y la solicitada, desde un sector de la familia llegan sospechas sobre el caso y, especialmente, de la modalidad de estafa internacional por medio de hackers que habrían evaporado los USD 7 millones. 

En tanto, la solicitada que expuso el hecho asegura que “el sólido posicionamiento de la empresa permite transitar esta lamentable situación ilícita sin ningún tipo de contratiempo para nuestro personal, consumidores, proveedores y clientes”.

“El directorio de RPB SA quiere destacar especialmente que repudia enfáticamente el hecho perpetrado y en particular la utilización de tan lamentable suceso por parte de personas en conflicto de intereses con RPB SA y con socios de la misma, que pretenden hacer prevalecer apetencias e intereses de orden personal a costa del interés social de la firma, intentando hacer creer, a sabiendas de su falsedad, que el episodio persigue la disminución de su actividad, sin reparar que la magnitud económica del hecho representa tan solo el importe de seis días de facturación”.

El caso está lejos de resolverse. Tanto como la interna familiar.

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