La defensa confía en que el juez morigere los cargos y litigar luego en Apelaciones

La Fiscalía confía en que el magistrado dé luz verde a las preventivas y a la defensa, a su vez, que antes morigere los cargos y depure entre “jerarcas” y “subalternos” de la banda.

Puesto en perspectiva, la Fiscalía adelantó que todos gestaron y contribuyeron al asalto, cual hermandad unida por los millones de los bolsos de los contadores de Servisur, atracados el 12 de noviembre.

Puntillosos, los defensores respondieron con lógica: “Si nuestros clientes son responsables, que la Fiscalía lo clarifique en los roles”.

Ahondaron que no todos serían autores o coautores, ya que la mayoría no fue vista en la escena, sí algunos rostros fueron captados por un video.

Allí se debatirá la suerte de los seis detenidos, cuyos nombres fueron filtrados en los audios que llegó a la policía a 48 horas del asalto a Servisur.

A criterio de la defensa, la investigación adolece del rigor legal para acusar.

“Entre líneas”, ahondó que hubo muchos procedimientos y pericias no notificados a los abogados y, por ende, sujetos a una posible nulidad. Si la Justicia le da la razón al tecnicismo que emana del Código Penal, los detenidos tienen con qué justificar su optimismo. Ahora, si es más fuerte el fundamento fiscal, las preventivas caerán contra el sexteto. En el medio, la defensa alienta un objetivo: que el juez oxigene los cargos y lleguen mejor “parados” para la Cámara de Apelaciones.

Nulidades, cambio de calificativa, falta de mérito y libertad

El juez de Control y Garantías, Rodolfo Améstegui, tiene cinco días para edificar una resolución compleja.

Hay dos fiscales, una querellante y media docena de abogados, con pedidos diametralmente opuestos.

En esencia, el fuerte de sus energías estará abocado en las nulidades, cambio de calificativa, falta de mérito y excarcelaciones.

Los abogados enrostraron a la Fiscalía deficiencias en la investigación, falencias que alientan pueda abrirles las puertas de la celda a sus defendidos.

Lo medular de los letrados se sitúa en los celulares de los que “brotaron” nombres, fechas y órdenes.

Donde las fiscales creen contemplar la confesión de un delito, los defensores sólo parecen escuchar nombres, más no personas.

En definitiva, los abogados minaron las pruebas obtenidas de los audios, resueltos en derribar la teoría y única prueba contra sus clientes. l