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Botella recorre 11 mil kilómetros por el mar durante 16 años hasta ser hallada en Canadá

20/02/2020 09:38 Mundo Web
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Botella recorre 11 mil kilómetros por el mar durante 16 años hasta ser hallada en Canadá Botella recorre 11 mil kilómetros por el mar durante 16 años hasta ser hallada en Canadá

En agosto del año pasado, una joven llamada Nikki Saadat, encontró una botella de plástico con una carta en su interior, mientras recogía algas en las playas del pueblo canadiense Queen Charlotte, en el archipiélago de Haida Gwaii.  En ese entonces, lo único que pudo descifrar fue la fecha del mensaje: noviembre de 2003.

Pasado un tiempo, Saadat le mostró las fotos de su hallazgo a unos compañeros de de la universidad, quienes lograron identificar el idioma como indonesio y señalaron que ese tipo de botella era típica de los países del sureste asiático.

 Posteriormente, la estudiante decidió enviar una traducción de la carta a los periodistas de Vancouver Courier, quienes la verificaron y la publicaron la semana pasada. En la nota escrita por un joven llamado Yoris Naikambo decía: "Mamá… Perdóname por no haber escuchado tus consejos a pesar de que eran los mejores para mí. Mamá… Perdóname por estar avergonzado de tu trabajo a pesar de que hacías todo eso solo por mí, para que cada día hubiera comida sobre la mesa. Y nunca te has quejado de nada por aquello, pero me tienes a mí, un hijo arrogante que no sabe cómo estar agradecido".

Tras ponerse en contacto con personas que dominan el idioma, Vancouver Courier se aseguró de que la carta había sido escrita por un hombre, dado que el nombre Yoris es masculino, extendido en la isla de Java, mientras que el uso de la palabra “mamá” en lugar de otra palabra más común, “ibu”, sugiere que el autor sea probablemente un cristiano procedente de una familia humilde y, que creció en un entorno rural en el este del país.

A pesar de la información obtenida, los periodistas no lograron dar con detalles sobre la vida y el destino de Yoris Naikambo y ni siquiera se sabe si él o su madre siguen vivos. También se desconoce desde dónde fue arrojada la botella, que terminó en la costa canadiense 16 años después, tras recorrer 11 mil kilómetros; aunque no se descarta que fuera lanzada desde otro país que no sea Indonesia.

Entre tanto, Saadat no pierde la esperanza de descubrir algo sobre el autor del emotivo mensaje y ya ha enviado diversos correos electrónicos a los medios indonesios contándoles su historia.

En agosto del año pasado, una joven llamada Nikki Saadat, encontró una botella de plástico con una carta en su interior, mientras recogía algas en las playas del pueblo canadiense Queen Charlotte, en el archipiélago de Haida Gwaii.  En ese entonces, lo único que pudo descifrar fue la fecha del mensaje: noviembre de 2003.

Pasado un tiempo, Saadat le mostró las fotos de su hallazgo a unos compañeros de de la universidad, quienes lograron identificar el idioma como indonesio y señalaron que ese tipo de botella era típica de los países del sureste asiático.

Posteriormente, la estudiante decidió enviar una traducción de la carta a los periodistas del medio "Vancouver Courier", quienes la verificaron y la publicaron la semana pasada. En la nota escrita por un joven llamado Yoris Naikambo decía: "Mamá… Perdóname por no haber escuchado tus consejos a pesar de que eran los mejores para mí. Mamá… Perdóname por estar avergonzado de tu trabajo a pesar de que hacías todo eso solo por mí, para que cada día hubiera comida sobre la mesa. Y nunca te has quejado de nada por aquello, pero me tienes a mí, un hijo arrogante que no sabe cómo estar agradecido".

Tras ponerse en contacto con personas que dominan el idioma, Vancouver Courier se aseguró de que la carta había sido escrita por un hombre, dado que el nombre Yoris es masculino, extendido en la isla de Java, mientras que el uso de la palabra “mamá” en lugar de otra palabra más común, “ibu”, sugiere que el autor sea probablemente un cristiano procedente de una familia humilde y, que creció en un entorno rural en el este del país.

A pesar de la información obtenida, los periodistas no lograron dar con detalles sobre la vida y el destino de Yoris Naikambo y ni siquiera se sabe si él o su madre siguen vivos. También se desconoce desde dónde fue arrojada la botella, que terminó en la costa canadiense 16 años después, tras recorrer 11 mil kilómetros; aunque no se descarta que fuera lanzada desde otro país que no sea Indonesia.

Entre tanto, Saadat no pierde la esperanza de descubrir algo sobre el autor del emotivo mensaje y ya ha enviado diversos correos electrónicos a los medios indonesios contándoles su historia.

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