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EL LIBERAL . El Evangelio

Jesús es tentado por Satanás

29/02/2020 21:29 El Evangelio
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Jesús es tentado por Satanás Jesús es tentado por Satanás

La tentación fue constante en la vida de Jesús. Esta le acompañó desde el principio hasta el fin, desde el bautismo hasta la muerte en la cruz. Porque en la medida con la que el anuncio de la Buena Nueva del Reino se extendía en medio del pueblo, crecía la presión sobre Jesús para adaptarse a las perspectivas mesiánicas del pueblo y ser el Mesías que los otros deseaban y querían: “Mesías glorioso y nacionalista”, “Mesías rey”, “Mesías sumo sacerdote”, “Mesías juez”, “Mesías guerrillero”, “Mesías doctor de la ley”.

El “Espíritu condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo tentara”. Es precisamente el Espíritu que le fue infundido a Jesús en el bautismo, y que lo acompañará durante todo su ministerio. Jesús obedece libremente y se deja conducir, como Hijo obediente y Siervo dispuesto a sufrir.

Como contraparte de la historia, aparece el diablo que tienta a Jesús para hacerlo sucumbir, es decir, para hacerle renegar de su vocación de Hijo obediente. “Si eres el Hijo de Dios….” El diablo trata de desviar a Jesús de su vocación de Hijo obediente, invitándolo a utilizar su autoridad para sus propios fines, es decir, a preocuparse de su vida a espaldas de Dios.

Jesús responde a las tres tentaciones del diablo: que las piedras se conviertan en panes, tirarse del alero del templo y ser sostenido por los ángeles y adorar al diablo a cambio del señorío de todos los reinos del mundo, citando las Escrituras judías.

En la primera tentación, Jesús al igual que el pueblo de Israel en el desierto, tiene hambre, pero resiste y “obedece”: “vive de toda palabra que viene de la boca de Dios”, es el Hijo obediente. En la segunda tentación Jesús es llevado a la ciudad santa de Jerusalén y allí, en el Templo, es invitado a arrojarse al vacío para que los ángeles lo sostengan. Jesús responde con las Escrituras: “no tentarás al Señor tu Dios”, es decir, renuncia a un mesianismo autónomo, sin la cercanía del Padre. Jesús es el Hijo obediente, su misión consiste en cumplir la voluntad de su Padre. Por último, el diablo le ofrece los reinos del mundo si lo adora. La pretensión no es otra que apartar a Jesús del servicio exclusivo de su Padre para hacerlo su “adorador”. Jesús se encuentra ante una elección radical: el poder (ofrecido por el diablo) o el servicio, que es el designio de Dios. ¿Va a cumplir su misión en la humildad filial o en la “gloria mesiánica” en el sentido político de los zelotas? Jesús rechaza a Satanás apoyándose en un texto de la Escritura: “al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” que describe la condición de todo hombre delante de Dios: sólo a Dios hay que adorar y servir.

Conclusión

Al igual que Israel y el mismo Jesús, los cristianos también somos tentados a vivir nuestra vida sin Dios, lejos de su voluntad. Las tentaciones del poder, del prestigio, del éxito mundano nos invitan a vivir sin Dios, a realizar nuestro proyecto de vida sin relación con el Padre. Y cuánto más sucumbimos a las tentaciones más nos deshumanizamos, vamos perdiendo el rumbo, la vida se vuelve vacía y sin sentido. Volver a Dios es la invitación cuaresmal, como discípulos obedientes disponernos a la escucha de su Palabra para discernir su voluntad y ponerla en práctica. Quien dice, a lo mejor, al Igual que Jesús podamos, con la ayuda del Espíritu, vencer al mal y vivir en el amor y el servicio a los demás.


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