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Hiperfagia: el hábito de comer demasiado y de forma descontrolada

29/02/2020 22:37 Santiago
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Hiperfagia: el hábito de comer demasiado y de forma descontrolada Hiperfagia: el hábito de comer demasiado y de forma descontrolada

Buenos días estimados lectores, hoy voy a informarles sobre lo que nos sucede cuando comenzamos con una conducta descontrolada y en forma abundante de comer. Lógicamente vamos adquiriendo un comportamiento patológico de comer y alimentarnos porque sobrepasamos los límites de esa alimentación adecuada a sana para nuestro organismo que debemos tener y terminamos viéndonos que al cabo de un tiempo empezamos a preocuparnos por las medidas de nuestra vestimenta, de nuestros pantalones porque nos encontramos con sobrepeso, que hemos engordado o que directamente hemos comenzado a caminar por el lado oscuro de la obesidad. Y allí es donde la preocupación es mucho mayor porque notamos que comenzamos a tener síntomas por nuestro sobrepeso, comenzamos a realizarnos estudios porque de pronto sentimos síntomas que no eran comunes en nosotros y nos aparece que tenemos elevada la glucosa en sangre (diabetes), o que nuestra glándula tiroidea secreta en forma excesiva la tiroxina y comenzamos a engordar por un mal funcionamiento endocrinológico así también, vamos a empezar a tener síntomas a nivel cerebral porque dentro de estos pésimos funcionamientos del sistema circulatorio también aparecerán en nuestro sistema vascular mucho colesterol y es el enemigo número uno para nuestras venas y arterias por los taponamientos de grasa de tal sistema que lleva o debería llevar sangre purificada y oxigenada a nuestro cerebro y solo hay una circulación toxica en grasas. Por tal motivo desarrollaré lo que ocurre con la Hiperfagia (comer descontroladamente y abundante) y mucho más si pasa a un estado patológico como es la Bulimia Nerviosa.

Hay épocas en las que comemos más, y otras menos… esto es algo normal, ya que el hambre está influenciado por muchos factores, tales como el estrés, el estilo de vida, las preocupaciones diarias, el estado de ánimo; que no dejan una huella lacerosa en nuestro funcionamiento cerebral y de nuestros sistemas. Pero, ¿qué ocurre cuando comemos en exceso, o cuando tenemos un exceso de hambre? O sea, Hiperfagia. Veremos en qué consiste, cuáles son sus síntomas, sus causas (que pueden ser médicas y/o neuropsicológicas) y posibles tratamientos para la misma.

Hiperfagia: ¿qué es?

Técnicamente se traduce como un aumento de la ingesta de comida, producido por un aumento del apetito (aunque la causa puede ser otra). Así, en la hiperfagia (también denominada polifagia) aparece un aumento excesivo del apetito, que se suma a ingestas descontroladas de alimento. Suele producirse sin causa aparente, aunque a lo largo de este escrito trataré de indagar en sus causas, que muchas veces tienen que ver con temas médicos u hormonales, más allá de los neuropsicológicos.

Las personas que padecen hiperfagia son incapaces de diferenciar cuándo sienten apetito real y cuándo sienten ansiedad, y por ello comen en exceso en ambas situaciones. Los ciclos de alimentación descontrolada en las personas con hiperfagia pueden variar mucho de una persona a otra, y encontramos ciclos persistentes de apetito, y ciclos de más o menos apetito (que van variando). La consecuencia directa de la hiperfagia, sumada a muchas otras que quizás sean menos visibles a simple vista, es un aumento del peso corporal, sobrepeso u obesidad (que no siempre tiene por qué aparecer). Este sobrepeso u obesidad puede derivar en una enfermedad cardiovascular o en diabetes.

Síntomas

Aumento del apetito/necesidad compulsiva de comer

Puede ocurrir que aparezca un aumento del apetito, o que realmente no lo sea, y que se trate más bien de “ansiedad por comer” o de la necesidad de comer de forma impulsiva y/o descontrolada. Este sería el síntoma principal de la hiperfagia.

Sentimiento de culpabilidad

Asociado al síntoma anterior, muchas veces aparece un sentimiento de culpabilidad por haber comido en exceso.

Preferencia por alimentos azucarados o grasos

Otro síntoma de la hiperfagia es la preferencia, por parte de la persona que la padece, por alimentos altamente calóricos, con alto contenido en grasas y/o azúcares (por ejemplo dulces, bollería industrial, fritos, etc.).

Sobrepeso u obesidad

Como ya hemos visto al inicio, el hecho de padecer hiperfagia puede derivar en problemas de sobrepeso o incluso obesidad, lo que a su vez puede provocar enfermedades de diferente tipo, especialmente cardiovasculares y endocrinas (por ejemplo diabetes).

Problemas digestivos

Otra consecuencia de la hiperfagia son los problemas digestivos, que aparecen por el hecho de comer de forma descontrolada o en exceso, y que hace que no podamos digerir bien los alimentos.

Causas

Las causas de la hiperfagia pueden ser diversas, si bien es cierto que suelen relacionarse con temas más emocionales, como sucede muchas veces con la comida. También, pueden tener relación con alteraciones hormonales y neuropsicológicas.

Ansiedad

La ansiedad es un estado psicofisiológico alterado, en el que la persona puede sufrir diferentes síntomas como insomnio, palpitaciones, mareos, malestar, irritabilidad, síntomas depresivos, pensamientos catastrofistas; etc. A su vez, la ansiedad es una de las posibles causas de la hiperfagia. El hecho de padecer ansiedad puede llevar a muchas personas a comer más, no tanto por tener más apetito, sino porque de esa ansiedad nace esa necesidad de comer. Así, erróneamente, el cuerpo asocia la ansiedad con el hambre.

Bulimia nerviosa

Bulimia

Padecer bulimia es otra de las causas de la hiperfagia. Así, muchas pacientes con este trastorno de la conducta alimentaria (TCA) pueden desarrollar hiperfagia. Después de comer, pero, suelen aplicar conductas compensatorias para contrarrestar ese “exceso” de comida que han ingerido (por ejemplo mediante vómitos, uso de laxantes, ejercicio físico intenso, etc.).

1 Tipos de bulimia nerviosa

Tipo purgativo

Durante el episodio de bulimia nerviosa, el sujeto se provoca regularmente el vómito o utiliza laxantes, diuréticos o enemas. De esta manera, se interviene sobre el propio cuerpo una vez que se ha producido la ingestión de alimento.

Tipo no purgativo

Durante el episodio bulímico, el individuo usa otras conductas compensatorias no adecuadas, como el ayuno o el ejercicio excesivo, pero no recurre a métodos purgativos. De esta forma, se intenta prevenir la ingestión de comida (al menos a corto plazo) o se procura que los efectos de esta ingestión no se plasmen demasiado en el cuerpo. mediante una tendencia obsesiva al ejercicio.

2 Clínica de la bulimia nerviosa

Alteraciones en la conducta

La persona afectada por el trastorno bulímico presenta en general una conducta desorganizada, en un principio solo vinculada a la alimentación, pero más tarde también en otras facetas de su vida. El patrón conductual asociado a la alimentación es desorganizado e impredecible, al contrario que en el caso de la Anorexia. Los atracones pueden variar de frecuencia según el estado anímico y de la disponibilidad. Las conductas de purga no son regulares y el temor a aumentar de peso se ve supeditado al estado de ánimo u otras circunstancias.

Conductas de purga

Tras los episodios de grandes ingestas de comida, las enfermas de bulimia toman conciencia de que la comida ingerida les hará aumentar de peso; esta posibilidad les aterra, les crea ansiedad y resuelven estos pensamientos eliminando lo ingerido a través del vómito provocado, el abuso de laxantes, los diuréticos o el ejercicio físico intenso. La conducta más habitual es la provocación del vómito, y la menos común, el consumo de diuréticos. Además, el vómito y los laxantes suelen ser métodos vinculados.

Alteraciones en la cognición

La paciente bulímica, del mismo modo que la anoréxica, presenta pensamientos alterados acerca de la comida, el peso corporal y la figura. Ambas patologías muestran un gran rechazo a la posibilidad de tener sobrepeso u obesidad. Algunas pacientes bulímicas provienen de la anorexia nerviosa cuando, al tornarse crónico dicho trastorno, evoluciona hacia la bulimia. En ese momento pasan de un control estricto de su dieta a un control intermitente, apareciendo los atracones y las conductas purgativas.

3 Psicopatologías asociadas a la bulimia nerviosa

Las personas que desarrollan un trastorno de la alimentación de tipo bulímico muestran, en su mayoría, una psicopatología asociada extensa. La depresión es el trastorno más frecuentemente relacionado con la bulimia, aunque también se ha detectado que las pacientes bulímicas puntúan alto en las escalas de ansiedad. También es muy habitual que los y las pacientes con esta alteración psicológica presenten características típicas del Trastorno Dismórfico Corporal, que si bien no se centra únicamente en el peso o la acumulación de grasas, genera obsesión por la propia apariencia.

4 Complicaciones médicas asociadas a la bulimia nerviosa

Existe una sintomatología general que es probable que se presente en la mayoría de personas afectadas por la bulimia nerviosa. Este conjunto de síntomas es inespecífico y, generalmente, no permiten identificar el trastorno a partir de estos datos. La apatía, la fatiga, las alteraciones del sueño y la irritabilidad pueden acompañar a la pérdida de rendimiento académico o laboral y el abandono en el cuidado personal. En la exploración de las pacientes en los primeros compases de la enfermedad, ya se pueden apreciar ligeras distensiones abdominales con estreñimiento, hipertrofia de las glándulas parótidas, desgaste en el esmalte dental y abrasiones en el dorso de las manos. Las complicaciones en el sistema cardiovascular incluyen la hipopotasemia, que puede producir alteraciones severas en el ECG, con consecuencias nefastas. Este factor de gran riesgo se debe a la pérdida de potasio en sangre causada por las regulares purgas. En cuanto al sistema endocrino, las pacientes por bulimia pueden presentar un ciclo menstrual normal, pero no es infrecuente que puedan tener irregularidades o incluso amenorrea, con bajas tasas de estradiol y de progesterona.

5 Tratamiento de la bulimia nerviosa: objetivos

Restablecimiento de pautas nutricionales sanas.

Recuperación del estado físico: estabilización del peso corporal, rehidratación, corrección de defectos físicos.

Normalización del estado psíquico: mejora del estado de ánimo, tratamiento para los posibles trastorno de personalidad, evitar abuso de sustancias, corregir el estilo cognitivo disfuncional.

Restablecimiento de las relaciones familiares: aumentar la participación, la comunicación y restablecer las pautas y roles funcionales.

Corrección de las pautas de interacción social: aceptar el trastorno, afrontar los fracasos, aceptar la responsabilidad, rechazar marcos sociales denigrantes.

Diabetes mellitus

La enfermedad de la diabetes mellitus, que tiene como síntoma principal un exceso de glucosa (azúcar) en la sangre, también puede conllevar hiperfagia. Recordemos que también puede suceder a la inversa; que la hiperfagia origine una diabetes (en este caso, tipo II).

Síndrome premenstrual

El síndrome premenstrual engloba una serie de síntomas fisiológicos y psicológicos que aparecen en las mujeres, y que se inician durante la segunda mitad del ciclo menstrual. Entre estos síntomas a menudo se encuentra la hiperfagia, aunque no siempre; algunas mujeres sienten justamente lo contrario, falta de apetito o sensación de hinchazón.

Tratamiento

El tratamiento de la hiperfagia requiere acudir a la causa del aumento de ingesta y/o apetito. Si su causa es la ansiedad, deberá abordarse esta desde una perspectiva multidisciplinar, idealmente con la participación del psiquiatra y el neuropsicólogo. Lo importante es que se rompa ese ciclo de “ansiedad + ansiedad por comer + ingesta descontrolada o excesiva”. Así, desde la psicoterapia, se le deberá enseñar al paciente a identificar correctamente los signos fisiológicos de su organismo que le indican que tiene hambre, y a diferenciar esos signos de la propia ansiedad o nerviosismo. Por otro lado, si las causas de la hiperfagia son medicamentosas o médicas, deberá acudirse a un profesional médico para que pueda ajustar el tipo de medicamento y la dosis adecuada para el paciente, o para que pueda realizar un diagnóstico médico adecuado en caso de que aún no se tenga.

Referencias bibliográficas:

DL Córdoba, AEK Cacho y MHC Morales. (2002). Relación entre el comer en exceso y el manejo de las emociones: una experiencia con estudiantes. Psicología y Salud, 12(2).

Arne, A. y Talarn, A. (2011). Manual de psicopatología clínica. Madrid: Herder

Sarason, I.G. y Sarason, B.R. (2006). Psicopatología. Pearson Prentice Hall.

Bertrand Regader (Barcelona, 2009) es Graduado en Psicología por la Universidad de Barcelona.

Ruiz Mitjana, L. (2009) Graduada en Psicología por la universidad de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo (2016).


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