Una alemana, casada con un santiagueño, cuenta cómo vive la cuarentena en la Argentina

“Nosotros cuando estamos en Alemania vivimos en Wuppertal, en el barrio de Katernberg, un lugar antiguo y de una arquitectura única en el mundo, muy poco conocida. El barrio está rodeado de bosques y mucho verde, es tranquilo y muy seguro para andar en la calle.

En Alemania, la canciller ángela Merkel les pidió a sus ciudadanos que no salgan a la calle de a dos, que estén distanciados y eso el 99% de los alemanes lo hacen.

No funcionan, desde hace un mes, los teatros, bares, cines, estadios de futbol, colegios, nada. No se sabe cuándo va a regresar toda esa actividad, pero seguro será lo último que regrese. Por lo tanto, nuestro trabajo y nuestra producción se caen a pedazos.

Los supermercados funcionan de la siguiente manera: no entran muchos, sólo de a uno y se ve la cola fuera de los establecimientos. Por nuestras familias, sabemos que se puede andar en el auto, pero solo el conductor.

Los amigos que viven allí nos cuentan que todo está casi normal, salvo por esas actividades que están cerradas. Alemania tiene el sistema de salud igual al argentino, público y privado y siempre están preparados para casi todo. De hecho, por la cantidad de camas que tienen y respiradores están ayudando a pacientes de coronavirus de Italia y Francia.

Nosotros pensamos que esta situación de la epidemia (lo hablamos todo el tiempo) nos cambió la vida y cambiará la vida de millones de personas, para bien y para mal. Si Alemania ya tenía problemas económicos, no queremos pensar lo que va a pasar aquí en la región nuestra. Creemos que será peor que lo que pasó en 1930 (porque leemos al respecto).

Es importante la vida, es lo más importante, porque creemos que después de esto hay que barajar y dar de nuevo. Todo tiene que volver a comenzar. Todo el mundo tendrá que comenzar, cada ser humano deberá tener un nuevo orden de prioridades. Pensamos que ya hubo demasiado mal en el mundo creado por el hombre y esta enfermedad pondrá un equilibrio entre el amor y el odio.

Aquí, en la Argentina, en nuestro barrio de Quilmes, en Buenos Aires, en donde nos encontramos, muchos transgreden las reglas que pidió el presidente Alberto Fernández y así no se puede. Nuestro conurbano está afectado muy mal y da pena eso. Pero muchos hermanos argentinos cumplimos con lo que nos piden y tratamos de hacerlo en todo sentido.

Creemos que no es momento para pensar en cómo seguir con el trabajo artístico, sino, en cómo seguir como personas, cuáles serán las prioridades en nuestras vidas, no podemos ver el mañana ya que sólo tenemos el hoy".