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EL LIBERAL . El Evangelio

Yo soy el camino, la verdad y la vida - Juan 14, 1-12

09/05/2020 21:23 El Evangelio
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Yo soy el camino, la verdad y la vida - Juan 14, 1-12 Yo soy el camino, la verdad y la vida - Juan 14, 1-12

En el contexto de la cena de despedida donde se anuncia la traición de Judas y las negaciones de Pedro, el evangelista coloca estas palabras de Jesús en las que se revela como el “camino” que conduce a la comunión con el Padre. Frente a la muerte de Jesús que se avecina, los discípulos experimentan una profunda conmoción no sólo por la separación de aquel a quien amaban sino también por el fracaso inminente de su proyecto.

En este contexto, Jesús los consuela invitándolos a creer en él y en Dios, y revelándoles que después de “prepararles un lugar” volverá a ellos para permanecer a su lado y conducirlos a la comunión con el Padre.

El fracaso de su pretensión y la inminencia de la muerte de Jesús producen conmoción en los discípulos. ¿Qué pasaría con la llegada del Reino de Dios que anunciaba Jesús?, ¿Qué harían de sus vidas ahora que seguir al Maestro había resultado un fracaso? Frente a este desconsuelo, Jesús los invita a creer: en Dios, como todo creyente judío, y en él mismo, que les ha revelado progresivamente su identidad y el cometido de su misión.

El éxodo de Jesús al Padre, que incluye el misterio de su muerte y resurrección, tiene un sentido para ellos: “les voy a preparar un lugar y volveré a buscarlos para llevarlos conmigo para que donde yo esté, estén también ustedes”. El acceso al Padre es obra de Jesús. él volverá después de resucitar y estará con sus discípulos en la comunidad de fe, pero a la vez, los conducirá al Padre.

Tomás, con sus dudas, representa a los discípulos, que no comprenden la misión del maestro ni el significado de su éxodo: “no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”. Jesús responde: “Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre sino por mí”. Ante las dudas y la incomprensión de los discípulos, Jesús se revela como el único acceso al Padre. Sólo Jesús conduce al Padre, no hay otro camino. Si ellos creen que Jesús es la verdad y la vida, entonces estarán seguros de que Jesús los conducirá a Dios. ¿Por qué? Porque él está ya en Dios y si conocen al hijo, también conocen al Padre.

Felipe con su solicitud: “muéstranos al Padre” posibilita la profundización de la revelación de Jesús: “el que me ha visto ha visto al padre. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?”. Los discípulos quieren conocer a Dios, es decir, tener una “experiencia” de intimidad con él, ser envueltos por su gloria. Pero todavía no sólo que no reconocen a Jesús como el “camino” al Padre, sino que no perciben que entre Jesús y el Padre hay comunión perfecta. A través del Hijo, los creyentes están en la presencia del mismo Padre. Las palabras de Jesús y sus obras son signos de la acción conjunta entre el Padre y el Hijo. La comunión que es Dios, se manifiesta en la misión salvífica del Hijo. De ahí, que los creyentes, los que creen en el Hijo podrán hacer sus mismas obras, incluso mayores, como lo manifiesta Jesús.

Conclusión

Jesús consuela y suscita la fe en sus discípulos que están turbados por el inminente desenlace de su vida. Los invita a confiar en Dios y en él mismo, porque a pesar del aparente fracaso de su misión, el Padre no lo abandona y lo rescata de las entrañas de la muerte resucitándolo para la vida. Y después, él vuelve a los “suyos”, a quienes llamó a la fe para acompañarlos de una manera nueva, pero no menos significativa, en la misión haciéndolos parte en la experiencia de comunión con el Padre. Sólo después del éxodo de Jesús, los discípulos bajo la nueva presencia del resucitado, se transforman en una comunidad pascual, es decir, una comunidad nacida de la resurrección y capacitada para dar testimonio de la verdad y la vida. l


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