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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17.

13/05/2020 21:13 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17. Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros”.

Reflexión

El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre dos acciones fundamentales para los seguidores de Jesús: permanecer y amar. Juan presenta en su relato a Jesús en íntima relación con Dios Padre.

él anuncia a los discípulos que la fuente de su amor por ellos es el amor que el Padre le tiene: Cómo el padre me amó yo también os he amado a vosotros. (v 9a). Una relación amorosa que vincula a Dios que envía y al Enviado. Puesto que el Padre ama con un amor entrañable a su hijo, Jesús manda a sus discípulos que formen parte de esta comunión permaneciendo en su amor (v 9b).

Permanecer no significa quedarse inmóvil, esperando a que algo suceda, sino todo lo contrario, implica orientar nuestra vida al estilo de Jesús cumpliendo sus mandamientos ¿estamos dispuestos/as a permanecer en su amor y dejarnos transformar por él?

Ser un discípulo que permanece en el amor de Jesús significa “hacer” algo. Si la vida de Jesús se fundamenta en hacer la voluntad del Padre y permanecer en su amor, los discípulos tienen que hacer lo mismo en la persona de Jesús. La alegría que engendra el amor, la comunión, la permanencia, la intimidad con el Padre, se hará presente también en los discípulos que han mantenido su fe en el Maestro.

Jesús inserta así a los discípulos en “una cadena de amor” que hay que vivir y transmitir.

El mandato de Jesús de amar no es algo nuevo, en su discurso de despedida (cf. 13,34-35) ya se lo había encomendado a los discípulos. Ellos han de amarse con un amor auténtico, continuo y para toda la vida. La medida de su amor es el amor de Jesús, que entrega la vida por sus amigos, y se convierte en modelo de todo amor cristiano. Los amigos de Jesús deben responder a su amor haciendo lo que él les manda (v. 14), es decir, amándose unos a otros como él los ha amado (v. 12; 13,34).

El amor de Jesús ha establecido unas relaciones nuevas. Sus seguidores no son siervos sometidos a otros, sino amigos, compañeros íntimos, a los que ama sin límites. Ellos han sido elegidos por él y serán enviados para dar fruto y que ese fruto perdure.

Las palabras del Señor sobre la elección de los discípulos y su nueva situación como amigos concluyen con una confirmación del mandamiento del amor. Permanecer en Jesús y dar mucho fruto, trae consigo hacer de nuestro mundo un mundo de hermanos, donde el amor es lo que caracteriza las relaciones humanas.

El amor hasta el extremo de Jesús es lo que debe definir la vida del discípulo, lo que Jesús ha hecho por cada uno de nosotros exige que nos amemos como él los ha amado. ¿Creemos esto? ¿estamos dispuestos/as a amar con su mismo amor?


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