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Julio Lucero, un legado de sangre

15/05/2020 21:20 Deportivo
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Julio Lucero, un legado de sangre Julio Lucero, un legado de sangre

Por Daniel Romero

dromero@elliberal.com .ar

 

Julio César Lucero es una suerte de .vecino ilustre” del barrio Rivadavia. Su padre fue presidente de Red Star BBC durante muchos aÑos y él también desarrolló su vida en torno al club, que está ubicado a pocas cuadras de su casa paterna.

Fue jugador, entrenador y dirigente, pero su principal preocupación fueron siempre los chicos. De hecho, la escuela de básquet del club lleva su nombre.

“Los momentos más lindos los viví con las divisiones menores. A pesar de haber dirigido todas las categorías, me gustaba compartir y formar a los más pequeÑos. Siempre traté de inculcarles el respeto, que se diviertan jugando y que a través del básquet hagan muchos amigos y conozcan los bellos lugares de nuestra República Argentina. Y vaya que lo logramos juntos a otros dirigentes, entrenadores y los padres que confiaron en el club para el crecimiento de sus hijos”, comentó Julio, que realizó 52 viajes con los chicos de la escuela de básquet y 46 recepciones a clubes de otras provincias.

¿Siente que priorizó al club por encima de su familia?

Sí, en varias oportunidades falté a cumpleaÑos de mi hija y de mi madre por coincidir con diferentes viajes realizados. Uno les dedica mucho tiempo a los clubes por la pasión que siente el dirigente. Tanto en Red Star como en Banco Provincia a veces me pasaba días enteros. Me encantaba ir.

¿Quiénes lo acompa Ñaron en la labor?

Fueron muchos los dirigentes con los que pude compartir tarea pero los más importantes fueron mi padre Julio “Pachi” Lucero y Miguel Sarmiento, en Red Star, y Gabriel “Musha” Sialle en Club Banco Provincia.

Si pudiera volver atrás el tiempo, ¿qué modificaría de su gestión dirigencial?

No modificaría nada porque todo lo realizado lo hicimos a través de la cultura del trabajo. Queríamos crecer y había que utilizar el ingenio para organizar algún beneficio que nos permitiera concretar el sueÑo. Además el club contaba con los ingresos de los espectáculos bailables, y semanalmente se iba abonando en Cesca Hnos. para realizar el cambio de 900 metros cuadrados de graníticos que actualmente existen en el club.

¿Le costó apartarse de la actividad dirigencial?

Fueron más de 30 aÑos dedicados al trabajo, con mucha vocación de servicio, pero lamentablemente siempre hay cosas que nos van cansando. Lo que más agradezco es haber contado con gente predispuesta al trabajo y también al cariÑo de mucha gente conocida que tuvo su paso por el club.

¿Qué recuerda de la experiencia de jugar la Liga C?

Esa época fue hermosa, porque el club creció mucho. Compramos el tablero electrónico. Me acuerdo que Ricardo Molinari puso los cheques para que compremos y después le devolvíamos a él. Le devolvimos dos y el tercero nos dijo: “No, dejen nomas, yo voy a hacerme cargo”. Ricardo fue jugador y muy colaborador del club. Mi papá hizo hacer la plataforma de las plateas, que todavía están tiradas en el fondo. Yo traía las sillas de Banco Provincia y hacíamos de platea. Uno se rebuscaba con los abonos. Había que buscar la forma, porque siempre dije que tiene que volver la cultura del trabajo. Ahora, nadie te organiza una rifa o algo para decir vamos a juntar recursos genuinos. Todos dependen de subsidio del gobierno.

¿Era costosa la participación de Red Star?

Pagábamos 50 pesos de derecho de programación, era lo único. Te mandaban una combi de Tucumán, te buscaban, te llevaban, te daban viáticos para 16 personas más chofer, merienda y cena y la vuelta. A veces llegábamos a las 6.30, me dejaban en casa, me cambiaba y me iba a trabajar. Los changos dormían bajo los asientos en la combi. éramos seis equipos de Santiago. Fue una linda historia. Lo único que me daba bronca era que estaba llena la cancha y perdíamos. La gente grande, que ya no iba al club, apareció de nuevo. Uno hizo el esfuerzo y valió la pena.

¿Qué recuerdas de Humberto Alcaide, que fue uno de los máximos exponentes del club?

Ha sido un hijo para mí y lo sigue siendo “Pumpi”, que está como encargado de Red Star. El “Negro” era especial, siempre fue inteligente para jugar. Llegaba el sábado a la siesta y me iba caminando hasta la calle Rivadavia y el “Negro” ya estaba sentado solito. Todavía tengo esa imagen, de estar sentado, esperando a los compaÑeros y él era el mejor. Y salía a buscarlos a los otros. Eso demostraba las ganas que tenía de jugar.

¿Qué fue Graciela Espeche para Red Star y para usted?

La “Ñata” le decía yo. Hizo de todo en el club. Desde limpiar hasta ser secretaria de la escuela de básquet. Ella ha sido muy buena dirigente y aparte la teníamos al frente y era una ventaja. Necesitabas algo y decíamos: “vete trae de la Pelusa”. Hubo una época que nos cortaron el servicio de agua por falta de pago. Teníamos que ir a traer tres o cuatro bidones de su casa y así solucionábamos el tema hasta que pudimos hacer frente a toda la deuda que teníamos. Era muy servicial. Trabajó en el Cepsi y todos íbamos a buscarla. Cuando se golpeaba un chico, no importaba la edad, ella lo hacía atender en el Cepsi como sea. Era muy activa. l


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