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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (16,29-33)

24/05/2020 21:37 El Evangelio
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Lectura del Santo Evangelio según San Juan (16,29-33) Lectura del Santo Evangelio según San Juan (16,29-33)

En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:

“Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios”.

Les contestó Jesús:

“¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo”.

Comentario

Es muy adecuado que intensifiquemos nuestra oración personal, pidiendo ese Espíritu, o mejor, preparándonos para recibir ese Espíritu que Dios nunca niega a los que se lo piden (Evangelio de Mateo). Podemos hacerlo con ayuda de la “Secuencia de Pentecostés”, que no es difícil encontrar por internet si no la tienes a mano.

Y hacerlo de la mano de María, la mujer del Espíritu, la que tanto sabe de acogerlo con docilidad, y que acompaña a los discípulos siempre y particularmente en este tiempo tan especial.

En cuanto al Evangelio de hoy, quiero fijarme en lo que dice Jesús: “Me dejaréis solo”. Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad, enfermedad, dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...) aquellos de quienes más esperas y necesitas la cercanía y el apoyo... te la juegan, te fallan, se apartan de ti: tus amigos, tu familia, tu comunidad, tu pareja... “no están”, o incluso están en contra.

La madurez y fortaleza de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos momentos.

Fue duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse, tirar la toalla...

Sin embargo Jesús cuenta con ello y además no les retira su confianza. Y reza por ellos. Dispersarse cada cual por su lado le preocupa. La dispersión, la falta de unidad, la huida, el dejarle solo. Y también el dejarse vencer por “el mundo”. Tentaciones que son nuestras, y en las que fallaremos con toda seguridad. Aún así, el Señor quiere seguir contando con nosotros.

“Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre”. Preciosa la confidencia y enseñanza de Jesús. Ante la experiencia de fracaso, de oscuridad y de soledad, cuando la fe es puesta a prueba, la fe a de volverse confianza: aquello que tan a menudo encontramos en la Escritura: el Señor es mi fuerza, Dios mío en ti confío, aunque todos me abandonen.., y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo “sé de quién me he fiado”.

Sí, el “mundo” del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos (intereses económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para pelear por la justicia, los silencio cómplices, el miedo, el evitar las complicaciones y riesgos....) parecen vencernos, y no pocas veces nos vencen.

Oportuno es que nos agarremos a nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta, aunque nos parezca que “no está”.

Oportuno es que oremos estas palabras, que las dejemos calar en el fondo del corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús: “Y encontraréis la paz en mí”. Que así sea. Aménl


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