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EL LIBERAL . Santiago

VIDEO | Covid-19: Católicos, ortodoxos, evangélicos, judíos y mormones, orando juntos

06/06/2020 22:39 Santiago
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La unión hace la fuerza. Nunca antes mejor empleada esta frase para definir como, ante la devastadora pandemia del coronavirus, los seres humanos cerramos filas en la búsqueda de salir airosos de esta situación difícil. Nunca antes hubo tanto temor generalizado ante el demoledor paso del Covid-19 que arrasó con familias enteras, destruyó –y sigue destruyendo- economías de todas las envergaduras.

Es por eso que EL LIBERAL ha convocado a representantes de las distintas religiones y cultos de Santiago del Estero para pedirles una oración, una plegaria que a la vez sirva de acompañamiento y de solicitud a Dios para que nos proteja a nosotros y a nuestras familias. Se plegaron a nuestra convocatoria los monseñores Vicente Bokalic y José Luis Corral, obispos católicos de las diócesis de Santiago del Estero y de Añatuya, respectivamente. Los sacerdotes católicos Mario Ramón Tenti, Jorge Ramírez y Marcelo Trejo.

El padre Gregorio Makantassis, párroco de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa en Santiago del Estero. Hernán Kriscautzky, de la comunidad judía en Santiago del Estero. Los pastores Antonio Zaiek y Rosendo Salto, de la Iglesia Bautista del Centro y de la Iglesia de Jesucristo, respectivamente. Y Flavio Zurita, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días en Santiago del Estero.

En sus mensajes, hay muchas coincidencias. Celebramos eso. Porque demuestra que la fe nos mueve a todos, sin importar a qué iglesia vayas.

Monseñor Vicente Bokalic, Obispo católico de la Diócesis de Santiago del Estero

“Dios no nos abandona 

en estas horas difíciles”

“Dios no nos abandona en estas horas difíciles”

Hace más de ochenta días estamos atravesando momentos de duras pruebas la humanidad y, ciertamente, nuestra provincia. Como hombres y mujeres de fe, creyendo en el Dios del amor, el Dios de la vida, hemos recurrido en todo momento a su asistencia, a su auxilio y a su protección. Creemos firmemente que Dios no nos abandona en estas horas difíciles. Toda historia hubo momentos durísimos para los hombres de su tiempo.

La fe siempre es una gracia que nos ayuda a mirar los acontecimientos con sentido de esperanza y con confianza en la providencia de Dios. Como Iglesia católica, en todo momento, acompañamos con mensajes y con llegadas a las familias y a las comunidades a reavivar esta confianza en el Dios que nos quiere porque somos sus criaturas, en un Dios que nos envió a Jesucristo para salvarnos, en un Dios que es Espíritu Santo, que nos fortalece, que nos anima en la horas difíciles.

En todo momento hemos recurrido al Señor poniendo en él nuestras horas difíciles y dificultades. Hoy volvemos a creer en la providencia de Dios, pero también en todo momento hemos predicado la solidaridad. Este aislamiento no nos tiene que cortar esos lazos con la familia, con aquellos hermanos y hermanas nuestras que sufren dificultades. Este aislamiento para cuidar y cuidarnos no debe cerrar nuestro corazón a las necesidades de nuestros hermanos. éste es el mensaje que queremos reiterar en estas horas.

Estamos atravesando tiempos difíciles. Quizás comenzamos a vislumbrar una lucecita después de todo esto. Sabemos que el Señor nos va a ayudar, pero tenemos que reavivar la misericordia, la solidaridad y la compasión hacia nuestros hermanos. éste es el mensaje auténtico de Jesús. él nos decía amen a Dios y amen al prójimo. Que podamos vivir este tiempo de prueba confiando en Dios, que no nos abandona, pero abriendo nuestro corazón a tanta necesidades que tienen nuestros hermanos, los que están en nuestras casas, nuestros vecinos, nuestros miembros de las comunidades.

Que en este tiempo que se nos avecina abramos nuestro corazón a las necesidades de nuestros hermanos. Que el Señor Dios, Dios de la vida y del amor, el Señor que nos envió a Jesús inspire estos sentimientos y actitudes en nuestros corazones, renovar la confianza en Dios y abrir nuestro corazón a nuestros hermanos. Se lo confiamos porque lo creemos firmemente. Dios no nos abandona. Dios nos dio a Jesús. Dios, en Jesús, nos enseñó el camino del amor, de la vida y de la paz. Que Jesús los bendiga a todos ustedes.

Monseñor José Luis Corral, Obispo católico de la Diócesis de Añatuya

“En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza”

Juntos hacemos esta oración que el papa Francisco nos ha regalado para este tiempo. “Señor, te pedimos que descienda sobre nosotros como un abrazo consolador tu bendición. Bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuelo a los corazones. Tú nos dices que no sintamos temor, pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Por eso, Señor, no nos abandones a la merced de la tormenta. Tú nos repites no tengan miedo. En ti descargamos, Señor, todas nuestras preocupaciones y agobios porque tú nos cuidas. Y bajo tu protección, santa madre de Dios ponemos nuestra vida y la de toda nuestra familia y la del mundo entero. Escúchanos, oh Virgen gloriosa y bendita, amén”.

La pandemia del coronavirus ha causado, en muchos lugares del mundo, muertes y ha originado una crisis sanitaria que también ha alcanzado a nuestra patria y muchas personas han perdido seres queridos, vecinos, amigos. Acompañamos todo este dolor, los abrazo y lo transformamos en oración. Ante todo, nos quedará este recuerdo de lo vivido y el aprendizaje de la experiencia y serán nuevas piedras para poder construir juntos un futuro común basado en la comunión, en la solidaridad y en la confianza.

Sabemos que muchas personas estamos viviendo este momento con preocupación, con angustia y con incertidumbre. De repente, nos hemos visto confinados en nuestros hogares y también ha empezado a asomar una gran crisis económica que algunos dicen que puede ser la más grande de nuestro tiempo, acompañada por una crisis cultural y social que también se nos viene encima. La economía ha sufrido un gran quebranto. Mucha gente pierde trabajo, empleos y hay dificultades para acceder a algunos bienes. Esta crisis no sólo afecta a la salud y a la economía sino también a la vida familiar, la educación, a la cultura”.

La pandemia nos está enseñando y proporcionando un gran aprendizaje: una conciencia más clara en la vulnerabilidad, que no somos todopoderosos. De repente, nos hemos descubierto como desnudos. Pusimos nuestra confianza en la ciencia, en las finanzas y en la tecnología, pero nos damos cuenta de que no son suficientes.

Estamos sumidos en una gran incertidumbre. Hoy se nos pide cuidarnos los unos a los otros, especialmente cuidar a los más débiles, valorar lo simple, volver a la austeridad, dejar de lado un poco el consumismo que nos consume y que no sea el único objetivo ese crecimiento ilimitado que acaba con nosotros mismos. Tenemos que volver a las cosas esenciales. Esta expansión del coronavirus ha hecho emerger héroes y villanos, la grandeza del corazón humano, del otro lado, su cara menos linda y oscura.

En el confinamiento hemos aprendido la interdependencia, a cuidarnos y tenemos que defendernos de otros virus, que también son peligrosos, el del egoísmo y el de la indiferencia. Si no cambiamos egoísmo por generosidad y ambición por solidaridad, la sociedad no ganará en humanismo y quedaremos encerrados en una burbuja mortífera.

Nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban, lo discursos se disuelven. Hoy, más que nunca, debe reinar entre todos la escucha y el diálogo respetuoso para siempre, el clima de entendimiento, la humildad por encima de las ideologías y la búsqueda sincera del bien común por parte de todos los actores de la política y la sociedad.

Ponemos en el centro de nuestras vidas la relación con Dios. Somos conscientes de nuestra fragilidad y nos confiamos en sus manos misericordiosas. Y así sabemos que podremos recuperar esperanza y ternura. Los cristianos sabemos que Dios es amor y no es indiferente al sufrimiento. En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza. éste es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que nos da el Espíritu Santo porque no se deja encerrar en ningún esquema y en ninguna estructura”.

Jorge Ramírez, Sacerdote católico de la parroquia San José del B° Belgrano, en Santiago

“Señor, te pedimos que bendigas a nuestro pueblo, a nuestra familia”

Estoy tratando de transitar, como todos ustedes, este tiempo tan especial que es el tiempo de la cuarentena y enfrentar esta tormenta que se nos vino encima a todos que es el Covid-19. En medio de todo esto, pensaba en un Salmo, en el Salmo 34 que dice: “Bendeciré al Señor en todo tiempo. Su alabanza estará siempre en mis labios”. A veces resulta más fácil bendecir a Dios y agradecer a Dios en los tiempos de bonanza, de prosperidad.

¿Cómo encontrar la fuerza para bendecir a Dios en tiempo de necesidad y de aislamiento? Mucha gente se de-sesperó y se sigue desesperando con esta pandemia de angustia, de soledad. Pero, también hay mucha gente que descubre o redescubre en este tiempo a la familia, la oración, el valor de los vínculos. No todo está perdido. Es un tiempo para crecer. Las crisis nos ayudan a crecer. Una vez que podemos superar las crisis las podemos capitalizar para nuestro beneficio, para nuestro bien. Como sociedad, como familia y como personas, yo creo que podemos dar ese pasito.

No todo esto que hemos vivido y que estamos viviendo ha sido tan malo. Cierto es que hay muchos males que todavía nos van a acompañar. Hay mucha gente que está luchando para mantener su familia, gente que no tiene lo necesario para una vida digna, pero también es un tiempo de solidaridad, de encuentro con los demás, de ayudarnos, de darnos la mano. Creo que es importante saber situarnos en este tiempo y ayudarnos y pedirle a Jesús, con ese corazón y amor inmenso que tiene, que nos dé un corazón semejante al de él”.

Señor, queremos bendecirte siempre, en todo tiempo, y que tu alabanza esté en nuestros labios. Por eso hoy te pedimos que bendigas a nuestro pueblo, que bendigas a nuestra familia, que nos des lo necesario para que podamos vivir en paz, unidos y con dignidad. Que Dios nos bendiga a todos. 

Mario Ramón Tenti, sacerdote católico de N. S. de Mailín y de Sta. María en Santiago

“Queremos pedirte Jesús que estés en las manos de médicos y empleados de la salud”

“Vengan a mí todos los que estén afligidos y agobiados que yo los aliviaré”. Son palabras de Jesús que nos invitan a la confianza, que nos invitan a poner nuestras vidas y las vidas de nuestras familias y de nuestros pueblos en sus manos, a confiar en su infinita misericordia, en su benevolencia, sabiendo que él siempre está con nosotros, que nunca nos abandona.

él mismo, en el Evangelio de Juan, nos dice que no nos va a dejar huérfanos, que nos va a enviar al paráclito, al Espíritu para que esté con nosotros. Y también el Evangelio de Mateo nos dice que el Señor estará con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos.

Queremos pedirte Jesús, que protejas a tu pueblo, que protejas a las familias de nuestras comunidades. Queremos pedirte que estés en el corazón de cada uno de nosotros, en las manos de los médicos y de los empleados de la salud para que puedan sanar las dolencias de nuestro pueblo. Queremos darte gracias por tu presencia, por haber preservado a nuestra provincia.

Marcelo Trejo, Sacerdote católico de la Parroquia de San Roque, en Santiago

“San Roque, amado y bendito, ruega por nosotros”

En este tiempo, en Santiago del Estero, en donde lenta y progresivamente vamos saliendo de esta tenebrosa pandemia, quiero invitarlos para que juntos recemos a San Roque para que nos proteja de todo mal y de todo peligro.

Pero, también, creo que es importante, en este mismo tiempo, mirarse hacia uno mismo porque en las situaciones límites, y la pandemia es una de ellas, nos colocamos siempre frente a nuestras propias realidades personales y sociales. El papa Francisco decía “cómo creernos sanos si vivimos en un mundo que hemos enfermado”. Y es así, hay que sanar, sanarnos, sanar las relaciones afectivas que tenemos. Hay que sanarnos porque necesitamos y la familia y los amigos lo requieren. Hay que sanar el corazón, la inteligencia, mi vida misma.

Sigamos caminando sin prisas y sin pausas porque el camino aún es largo. Caminar bajo protocolos de salud y seguridad pública es la clave para avanzar. Otro tipo de actitud sería solo riesgo personal y una irresponsabilidad social.

San Roque, amado y bendito, ruega por nosotros.

Gregorio Makantassis, párroco de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa en Santiago

“Señor Jesucristo, también te queremos pedir especialmente por los enfermos”

Quiero realizar, por toda la humanidad, una oración ante esta situación que nos aqueja y nos aflige que es la pandemia del coronavirus. Oremos: “Oh, Señor Jesucristo, ten piedad de tus hijos, protégelos, ampáralos de esta pandemia del coronavirus. Tú eres nuestra salvación, oh, Dios. Líbranos de todo mal, protégenos y danos fortaleza para sobrellevar también los sufrimientos y las preocupaciones, las depresiones y la necesidad espiritual que tenemos. A ti acudimos. Tú eres nuestro salvador y en ti confiamos”.

“Señor Jesucristo, también te queremos pedir especialmente por aquellos enfermos. Tú eres fuente de toda sanación. Bendícelos, sánalos y dales un restablecimiento perfecto de su salud. Derrama tus bendiciones sobre sus vidas. También te pedimos por nuestra querida provincia de Santiago del Estero, por toda la Argentina y por el mundo entero para que sean protegidos y amparados por tu diestra, librados de todo mal para que puedan sobrellevar este momento de peligro, de pandemia, de aflicción para que podamos vencer en tu nombre sabiendo de que tú eres nuestro salvador. En tu nombre, Señor Jesucristo, te pedimos derrame tus bendiciones sobre todos tus hijos en el poderoso y bendito eterno nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, santísima trinidad fuente de vida. Amén. Que Dios les bendiga y proteja a todos”.

Cristian Flavio Zurita, Presidente de la Estaca de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días en Santiago del Estero

“Les testifico que el Señor es la fuente de la paz que necesitamos”

Durante este tiempo de mucha agitación y también de adversidad debido al Covid-19, quiero compartir unos pensamientos sobre esta pandemia que está aquejando al mundo entero. Esta pandemia ha traído algunas secuelas a nuestras vidas y a nuestra comunidad”. “Muchas de estas secuelas son físicas, emocionales, económicas y también de carácter espiritual. Algo muy importante que he aprendido a lo largo de mi vida como hombre de fe es que siempre las adversidades sirven para elevarnos y ayudarnos a crecer. Viene a mi mente una Escritura en la cual el Señor hizo la siguiente declaración: “La paz os dejo mi paz os doy. No la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”. “Permítanme compartir sugerencias mediante las cuales podemos obtener la paz en Cristo, que es el antídoto a estos momentos que nos quitan el sueño, estos momentos que nos hace andar con la cabeza agachada, preocupados o nos hace tener un poco de mal humor. La primera cosa que les invito a hacer, sin importar qué tan lejos se sienta de Dios o qué cosas hayan hecho de sus vidas o qué malas decisiones hayan tomado, es que se acerquen a Jesucristo. ¿Cómo? A veces es, simplemente, pensar en él, estudiar las escrituras, apartarnos a un lugar especial y tranquilo en donde podamos elevar nuestras plegarias y oraciones a él. Hablemos con él. Esto les va a traer paz y van a ver cómo esta adversidad va a ser más llevadera. Una vez que puedan sentir esta paz en Cristo, gradualmente, va a ir creciendo y van a ir viendo otras maneras de acercarse a él”.

“Traten de imitar lo que hizo en su vida. El Señor pasó consolando al afligido y ayudando al necesitado. Mis queridos hermanos, les testifico que el Señor es la fuente de la paz que necesitamos. No importa que es lo que suceda a nuestro alrededor, qué tan difícil sea. Podemos obtener la paz que viene de él, que es un bálsamo sanador en nuestras vidas. Comparto estas cosas en nombre de Jesucristo. Amén”.

Hernán Kriscautzky, Oficiante de la comunidad judía en Santiago del Estero

“En el judaísmo debemos ver el mundo como que está 50% bien y 50% mal”

El rabino Israel Baal Shem Tov dijo que de cada cosa que sucede uno tiene que encontrar una enseñanza. Dice el Talmud: cuando haya epidemia guardate en tu casa. ¿Hasta cuándo? Hasta que pase. Esto es como toda situación de crisis, tengo que ver qué es lo que me viene a enseñar. Estamos frente a una situación que no entendemos; entonces, ¿qué es lo que tengo que hacer en lo personal? Me tengo que preguntar por qué produce tanta sensación de pánico, de crisis. Lógico, es por miedo a la muerte, a lo desconocido, miedo a algo que no veo y que no controlo. El pánico es porque hay un punto donde yo no creo. Si yo creyese, tuviera fe no tendría pánico.

Hay personas que no se contagian, hay personas sin síntomas, hay con síntomas, pero hasta que se revela la enfermedad pasa un tiempo. Entonces, cuáles son algunas de las medidas fuertes que plantean desde la Medicina para que esto se expanda: aislar, separar.

¿Qué es lo que multiplica la enfermedad? La cercanía con el otro. Cuando te dicen que te tienes que aislar y estás en desacuerdo es porque piensas en vos y no en el otro. Lo que viene a decirnos esto es que hay un problema de solidaridad, que si no revé esa actitud el mundo se está autodestruyendo. La actitud egoísta lleva a la destrucción de la humanidad. La actitud solidaria es la que lleva a la salvación. La palabra clave es solidaridad y la solidaridad es un concepto muy fuerte y la estamos aprendiendo a partir de una acción negativa: no ir, no salir, me tengo que guardar para guardarte a vos. ¿Para qué pasa esto? ¿Para que me sienta encerrado o porque me están cuidando y yo puede que esté cuidando al otro? Estamos intentando ser solidarios al no ser alguien que transmita la enfermedad.

¿Por qué debo aislarme? Porque tengo que ocuparme de mí y de los otros. Hay otra cosa que podemos aprender de la situación. Ahora están cerradas las fronteras, no hay aviones que vienen de afuera, pero aparecen brotes en barrios y suena la alarma y donde estuvieron y se rastrea todo, y resulta que estoy cuidando el afuera y no soy consciente del adentro. Y puedo entender el sentido profundo de esta idea: aprender a poner un límite afuera, ver qué pasa adentro también”.

En el judaísmo debemos ver el mundo como que está 50% bien y 50% mal. O sea, que cada acción que yo haga puede inclinar la balanza. Aprovechemos este tiempo, quedándonos en casa, mientras me ocupo de mí y de los demás”.

Rosendo Salto, Pastor de la Iglesia de Jesucristo

“Dios nos está dando una nueva oportunidad”

Estamos en crisis y crisis puedo llegar a ser oportunidad. Todo depende de la actitud que nosotros tengamos ante la crisis. Una crisis nos puede aplastar o nosotros podemos pisar arriba de ella y elevarnos. Es tiempo de reflexiones. Ahora que estamos en cuarentena podemos meditar, corregir aquello que hayamos hecho mal, analizar todo, pedir perdón y podemos tomar una decisión de ser mejores.

Después de esta crisis, el mundo puede estar mejor o peor. Nosotros podemos estar mejor o peor como familia, como individuo, como sociedad. Todo va a depender de la actitud que tengamos. Dios nos está dando una nueva oportunidad. él tiene el control siempre, lo ha tenido, lo tiene y lo tendrá. Ya sabemos nosotros que hay dos fuerzas: la del mal y la del bien. Dios nos va a dar oportunidades para cambiar, para mejorar. En cambio, el otro quiere destruir, especialmente destruir la creación. Yo quiero mandarle ese mensaje a la sociedad: que esto nos sirva para mejorar. Que Dios nos ayude. Dios los bendiga.

Antonio Zaiek, Pastor de la Iglesia Bautista del Centro, en Santiago

“Oro para que el Espíritu Santo acompañe a las personas que están solas durante esta cuarentena”

Estamos viviendo tiempo de crisis, una pandemia a nivel mundial está afectando a toda la humanidad y también a nosotros, los santiagueños. Esta es una tormenta que está angustiando a toda la sociedad. Todos estamos en el mismo mar y en una tormenta que parece que nos va a destruir, pero no todos estamos en el mismo bote. Algunos están en un yate, otros en un bote a remo y otros agarrados de un palo para no hundirse. Esta es la realidad, la realidad de muchos hogares santiagueños. No todos vivimos la misma realidad.

Quiero orar por esas familias que están sufriendo, por esas familias que están angustiadas, que no saben cómo llegar a fin de mes, por aquellos que no pueden visitar a sus padres ancianos, por aquellos que están teniendo crisis familiares, por aquellos que están afligidos, angustiados, se están deprimiendo y aquellos que no saben qué les depara el futuro.

Quiero orar por todos ustedes: Padre, en el nombre de Jesús, en este día oro por toda la familia santiagueña, por todos los santiagueños, principalmente los matrimonios. Oro para que haya restauración matrimonial, para que haya reconciliación entre padres e hijos, reconciliación entre los hermanos, que haya paz y armonía dentro de la familia, que puedan estar unidos y luchando juntos para salir adelante.

Oro por todos los que están enfermos. Padre, Jesucristo murió en la cruz para que por sus llagas nosotros fuésemos sanados. Declaro sanidad del cielo para todos los que están enfermos. Oro para que el Espíritu Santo acompañe a todas aquellas personas que están solas durante esta cuarentena. Oramos para que se abran las ventanas de los cielos y derrames una provisión para aquellos que tienen necesidad de alimento, económicas. Y te pido especialmente por nuestros ancianos para que puedan sentirse bien, estar sanos y para que puedan recibir visitas de sus hijos, para que sea un tiempo realmente de amores. Declaro que se levante un altar encendido en cada hogar.

Padre, declaro en el nombre de Jesús, que tu paz, que tu favor, que tu gracia y tu misericordia se derrame sobre todos los hogares santiagueños y que todos vamos a llegar a un puerto seguro cuando termine esta cuarentena. l

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