Pasaron 18 años de esa noche inolvidable para Quimsa

De un lado, Quimsa, con el respaldo de unas 4 mil personas en el Ciudad. Del otro, Olimpia de Venado Tuerto, que había dominado la fase regular y era el gran candidato.

La serie estaba 2 a 1 para el equipo santiagueño, que salió decidido a cerrar la serie para evitar ir a un quinto partido decisivo en Venado Tuerto. La “Fusión” no podía dejar pasar esa gran oportunidad ante su gente.

El entrenador “Cacho” Banegas, que había reemplazado a Ricardo Gerez, tenía un plantel de enorme jerarquía para esa categoría, pero además la gente se había identificado con el equipo, a partir de la presencia de varios santiagueños: Guillermo Aliende, Fernando Small, Belisario Mocchi y Rubén Pikaluk (nació en Las Breñas), mientras que los juveniles con mayor protagonismo eran Fabián Morales, Eduardo Vivas y Leandro Zurita.

Desde Tucumán llegaron Sergio Ale y el “Indio” Velázquez. De Salta arribó un tirador infalible como Ramiro Díaz Cuello. Y de Córdoba, Esteban Pierdominici y Gastón Campana (reemplazó a Juan Manuel Bellós, también santiagueño).

Serie final

En la serie final por el título y el ascenso, Quimsa y Olimpia protagonizaron partidos de alto voltaje emotivo.

Los dos primeros se jugaron en Venado Tuerto y el equipo santiagueño perdió el primero por escaso margen y tuvo la fortaleza anímica y mental para quedarse con el segundo y revertir así la desventaja de localía.

La serie se trasladó luego al Ciudad, donde se impuso en el tercero y quedó a un paso del ascenso. En la provincia sólo se hablaba de Quimsa.

El estadio lucía un marco imponente de público en el cuarto juego. Y los jugadores de Quimsa entraron a jugar enchufadísimos, sobre todo en defensa y con buenos porcentajes de efectividad en la ofensiva.

El equipo de “Cacho” Banegas logró establecer una diferencia que le permitió jugar con mayor tranquilidad en los últimos minutos, que se desarrollaron en un clima festivo.

Tras el final del juego, se vivieron momentos de mucha emoción, con Pierdominici y Díaz Cuello subidos a uno de los aros; con Fernando Small, en el otro; con “Cacho” Banegas, en andas; con Guillermo Aliende, emocionado junto a su familia; con el “Chueco” Mocchi, revoleando su camiseta de cara a la afición.

Los campeones se convocaron al día siguiente en el domicilio de la familia Small para compartir un asado y mucho folclore. Ya pasaron 18 años, pero es imposible no volver a emocionarse.

Cacho Banegas: “Tomé el equipo en un momento difícil”

Carlos Banegas tiene gratos recuerdos del 2002, cuando llegó a Quimsa para reemplazar a Ricardo Gerez y terminó logrando el ascenso al TNA, la segunda categoría del básquet argentino.

“Tomé el equipo en un momento difícil, en el que los resultados no se estaban dando. Verlo de afuera, los jugadores con que contaban y en base a lo que el entrenador anterior había dejado conformado, tomé la posta convencido de que se podía llegar a instancias finales. Había buenos jugadores”, comentó “Cacho”, el entrenador más ganador de la provincia, en diálogo con EL LIBERAL.

“Teníamos prácticamente dos jugadores por puesto. En la base estaban Aliende y Pierdominici, con diferentes características, pero le venían bien al equipo para determinados momentos, inclusive a Guillermo se lo podía utilizar de 2 por el buen lanzamiento que tenía. De 2 estaba ‘Frente’ Small, que era una garantía. De 3, Ramiro Díaz Cuello, a quien también podía utilizar de 2, y un ‘todoterreno’ como el ‘Chueco’ Mocchi, un gran defensor y con un muy buen tiro corto. Y al juego interior lo teníamos garantizado con el ‘Indio’ Velázquez, Sergio Ale y Pikaluk, que eran tremendos bajo los tableros. Después, se lo contrató a Gastón Campana, que fue muy útil en los partidos finales”, recordó al ser consultado por los referentes del plantel.

Con la llegada de Banegas, Quimsa levantó el rendimiento y fue en busca del ascenso. “Así pudimos llegar a las instancias finales con desventaja deportiva frente a Estudiantes de Formosa, que se hacía durísimo de local, pero logramos un triunfo con dos tiros libres de Mocchi, que nos llevó a la final frente a Olimpia de Venado Tuerto”, comentó reconfortado.

“Fue una final muy difícil, también con desventaja deportiva. Se nos escapó el primer partido, pero en el segundo pudimos lograr un triunfo muy importante a pesar de la adversidad que planteaba la hinchada local, muy agresiva. En Santiago fueron dos partidos difíciles y pudimos lograr el objetivo. Fue una alegría inmensa, con un estadio repleto”, explicó el entrenador santiagueño.

“Todo esto no hubiésemos podido lograr sino teníamos un grupo de colaboradores que cumplieron su trabajo a la perfección: ‘Horno’ Acuña, asistente; ‘Chiche’ Iturre, preparador físico; Cecilia Neme, kinesióloga y Marcelo Suárez, utilero. Fue una alegría inmensa para el básquet de Santiago. Me llena de orgullo haber contribuido desde mi función para el resurgimiento del básquet de Santiago”, concluyó.