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EL LIBERAL . Opinión

¿Por qué nos cuesta tanto respetar los horarios?

12/08/2020 18:40 Opinión
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¿Por qué nos cuesta tanto respetar los horarios? ¿Por qué nos cuesta tanto respetar los horarios?

“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, a partir de las tres empezaré a ser feliz” le dijo el zorro al Principito. “(…) pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón. Los ritos son necesarios”.

Quizás podamos atrevernos a contrariar semejante pieza de sabiduría condensada en unas pocas líneas de Saint-Exupéry, pero mejor usémosla para interrogar nuestro propio comportamiento a la luz de las políticas preventivas que debemos acatar en estos momentos.

El antropólogo estadounidense Edward T. Hall, en su libro The Silent Language (El Lenguaje Silencioso, 1959), desarrolló el término cronémica para referirse al estudio de los usos del tiempo y sus significados. Hoy en día es la rama de la comunicación no verbal que nos permite indagar este fenómeno y comprender por qué nos resistimos aún cuando se busca nuestro propio bien. Para ello, conozcamos algunos de sus conceptos.

De acuerdo a Hall, podemos establecer una distinción entre dos clases de culturas:

* Monocrónicas (como los Estados Unidos, el centro de Europa y algunos países asiáticos): perciben el tiempo de manera lineal y le dan un valor fundamental, midiéndolo en términos económicos. Realizan una tarea a la vez, velando por su correcta concreción y buscan una planificación meticulosa que persiga el cumplimiento de plazos.

* Policrónicas (como América Latina, China, India y el Oriente Próximo) valoran por sobre todo las relaciones sociales. Se permiten más de una actividad por vez y tienden a ser flexibles con los plazos, buscando en su lugar la concreción de objetivos.

Como argentinos y santiagueños nos encontramos entre las policrónicas. Aunque, si bien culturalmente podemos estar inmersos en un modelo u otro, personalmente vamos desarrollando nuestra propia percepción del tiempo y los usos que de ella hacemos en nuestro estilo comunicativo. Así, podemos enriquecer el concepto de base con otra clasificación:

* Cronémica Conceptual: el concepto que cada persona tiene del tiempo y la importancia que le da, más allá de su cultura. A partir de ella podemos inferir cómo es, de donde deriva la diferencia entre puntuales e impuntuales.

* Cronémica Social: el tiempo que estimamos para realizar nuestras tareas, cómo las distribuimos y nos organizamos.

* Cronémica Interactiva: tiempo que dedicamos a cada acto comunicativo. Por ejemplo, una larga despedida se interpreta como un deseo de no separarse entre quienes la están llevando a cabo.

Ahora bien, el tiempo podrá ser un concepto relativo, pero la salud no. Donde en otro momento una tardanza puede significar sólo una reprimenda, hoy se vuelve importante por los plazos que debemos cumplir por nuestro propio bien.

Los interrogantes pueden existir, pero si volvemos al concepto de cronémica social, podemos comprender que el equilibrio de las variables económicas y sanitarias depende hoy en día de nuestro correcto uso del tiempo.

Por lo tanto, si queremos preservar nuestro trabajo y bienestar (con el de nuestras familias) debemos repensar nuestras prácticas para adaptarnos a lo que nos toca.

Así llegaremos a un tiempo luego de todo esto donde volveremos a demorar un abrazo de despedida.


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