Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Opinión

Un catecismo mínimo

12/09/2020 12:15 Opinión
Escuchar:

Un catecismo mínimo Un catecismo mínimo

Por Antonio de Matos. Politólogo.

“Seamos responsables: evitar la circulación y el contacto es el único modo de no contagiarse. Tomemos conciencia”, escribió el presidente Fernández en las redes sociales al cabo de una reunión con trabajadores de la salud. Un mensaje trillado, reiterativo, y que sin embargo por el contexto en el que lo leemos en estos días nos parece de una importancia vital.

Los porcentajes de muertos por millón colocan a la Argentina inmediatamente detrás de EE.UU., México y Brasil, países donde directamente sus gobiernos han intervenido poco y nada para evitar la pandemia, e incluso han insistido en restar gravedad a sus consecuencias reales.

Con estos resultados la oposición política cuestiona el manejo de la situación, específicamente el empleo temprano y rígido del aislamiento, y sus efectos nocivos sobre la actividad económica y en el funcionamiento de las instituciones. Tanto peor que la enfermedad ha sido el remedio, piensa la oposición.

Daniel Feierstein, un sociólogo que investiga el genocidio, trató de explicar el fracaso de la cuarentena a partir de Max Weber y la sociología de los comportamientos. Para el investigador, la negación y la proyección han sido las armas de la conjura contra el virus. Las armas propiciatorias, que al momento de blandirlas con mayor convicción, más real e invasivo se hacía el enemigo que velaban.

Quien mejor se posiciona ante la actual crisis es el jefe de gobierno de Caba, Horacio Rodríguez Larreta. Por contar con suficientes recursos y variados, está lejos de saturar el sistema sanitario -a diferencia de Jujuy y Río Negro que ya han activado protocolos bioéticos para asignar respiradores. Parado sobre un volcán opositor al gobierno nacional -epicentro de las manifestaciones en contra de la cuarentena y de la reforma judicial- flexibiliza y autoriza más rubros, que otros distritos con situaciones mejor controladas. E insisten con su ministro Quirós, en que atraviesan una meseta elevada con tendencias a decrecer, cuando los indicadores muestran una meseta que se escarpa día a día y pierde el efecto tranquilizador de la planicie.

Desde la conferencia del 14A, en la que el presidente admitió “la cuarentena no existe más”, que los discursos oficiales la desterraron del vocabulario. En su lugar se escuchan responsabilidad y conciencia, atributos de la esfera subjetiva que los ciudadanos reconocen aplicarla, y a los que el Estado a través de sus fuerzas de seguridad han respondido brutalmente en ocasiones poco claras.

El peso del hacinamiento emerge como factor del fracaso de la cuarentena. Era previsible que en un viaje largo terminaran de desengancharse los vagones maltrechos. En realidad la población que se alberga hacinada no pudo ser parte de la estrategia porque las propias condiciones se lo impedían. Circular en estos ámbitos deficitarios posee los mismos riesgos que permanecer vegetando.

El repliegue táctico del gobierno nacional y prácticamente del conjunto de las gobernaciones locales, coincide con el tránsito por la etapa crítica de la pandemia: camas ocupadas en un 90%, terapias al borde del colapso, contagios y muertes que se multiplican con la flexibilización del aislamiento.

Con la circulación comunitaria del virus en todo el país, los que no han sido rozados por el contagio o muerte de personas cercanas a causa de la Covid-19, tendrán menos razones para el escepticismo. De pronto toda la pedagogía del Estado y el uso de recursos preventivos han cesado. Quedará a lo sumo el catecismo mínimo del presidente Fernández, como una nueva oración laica aprendida en la pandemia.


Lo que debes saber
Lo más leído hoy