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Sosa Villada: "La escritura debe ser provocadora y brutal"

13/09/2020 01:09 Viceversa
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Sosa Villada: "La escritura debe ser provocadora y brutal" Sosa Villada: "La escritura debe ser provocadora y brutal"

Con un estilo provocador y un lenguaje que se tensa para hablar del desengaño amoroso y el disfrute erótico de los cuerpos, Camila Sosa Villada construye en “La novia de Sandro” una obra donde la poesía atraviesa los misterios del amor travesti y estremece desde la belleza y el dolor, que por momentos bordea lo sórdido. Es autora de “Las malas”, novela finalista del premio Filba Medifé que será llevada al cine

- ¿De qué manera surgió en vos esa forma provocadora de expresión presente en el libro, y por qué aparece con insistencia el tema de la fealdad?

- Camila Sosa Villada: La fealdad no es patrimonio de las travestis. Ser pobre, morena, haber tenido los dientes chuecos, también provocaba comentarios acerca de mi fealdad. Pensando en “Las malas” podría haberse llamado “Las feas” para que una vez terminada la lectura y mirada la foto de solapa dijeran: ah, pero no es tan fea.

El tema de la fealdad tiene que ver con haber encontrado una cueva que no había sido descubierta, la escritura se metió a explorar ahí dentro. Desde qué otro lugar hablaría cuando escribí esos poemas, recién separada de mi primer novio y conviviente, estando sola en Buenos Aires mientras hacía “El bello indiferente”, donde mi personaje era abandonado por un hombre hermoso que se iba con otra.

Era el momento en el que estaba reflexionando sobre todas estas cosas. Admiro a la gente que puede pasar por alto su imagen en el espejo o tiene una percepción piadosa sobre sí misma.

Por otro lado, la escritura debe ser provocadora y brutal. Qué clase de escritura sería aquella que llega pidiendo permiso y por favor y gracias. Me gusta que lo leído tenga el método de un asalto, que me encuentre en la calle y en unos minutos me deje desnuda y temblando. Y una, mal que le pese, escribe cosas que le gustaría leer, en eso es como actuar o como cantar: una hace lo que le gustaría ver.

- El amor no correspondido y el desengaño amoroso están presentes en varios poemas. ¿Dónde creés que reside la dificultad de un varón para aceptar su deseo o amor por una travesti?

- Eso habría que preguntárselo a los hombres y dudo que puedan formular una respuesta sincera y con la complejidad que implica un asunto como el deseo. Sería un error pensar que los libros que escribo fijan determinados sentimientos para siempre. Tal vez los poemas de “La novia de Sandro” hablen sobre una complejidad para la que algunos lectores no están listos y esto es lo maravilloso de la escritura. Nunca habían leído a una travesti hablar sobre el amor. No es mi culpa. Es como mandar a un grupo de exploradores a cruzar la selva y esperar que encuentren un lugar donde levantar un pueblo. Allá van las palabras, machete y linterna en mano, esperando hallar donde hacer una casa. Yo estoy en el amor, en los brazos de un hombre ahora mientras respondo tus preguntas, duerme en la habitación con las cortinas cerradas. Anoche pedimos pizza y la comimos en la cama mientras mirábamos “Los Simpsons”. No hay amor mejor.

- Los poemas son, en algunos casos, reflejo del erotismo en los vínculos, donde lo corporal está unido al amor, por un lado y por otro, a la prostitución. ¿Qué lugar ocupa hoy la prostitución en tu vida?

- Sigo siendo una prostituta, de las peores, de las más peligrosas y marginales jugando un poco a ser actriz, a ser escritora, a ser la escritora entrevistada en la BBC, pero sigo siendo una puta, en retirada, pero una puta que sabe hacer dinero con su cuerpo. Hace muchos, muchísimos años que no cobro por tener sexo, no a la manera convencional, pero todos, todas, estamos pidiendo algo a cambio para desnudarnos y recostarnos sobre la piedra de los sacrificios.

Dejé de cobrar porque encontré que podía tener muchos clientes en una sola noche, que al terminar la función me aplaudían y el cuerpo tenía más margen para expresarse. Muchos clientes que se ocupan por sí mismos de sus orgasmos. Yo solo dejé el señuelo de un par de poemas, un par de historias y reflexiones y ellos se ocupan del resto y luego, dos veces al año, me llega una liquidación total que me paga mis pequeños lujos de prostituta en retirada.

Sucedió porque tuve suerte. Un día hicimos con María Palacios y Paco Giménez una obra de teatro llamada “Carnes tolendas” y como soy acuariana y detesto que se me encasille y se me prevea, pensé que quería quedarme ahí, en ese mundo. Soy travesti, pero no zonza. Los peligros de una vida en camarines y escenarios son un poco más mansos que estar en la calle actuando para los esposos, los trabajadores, los padres de familia, los abogados, los médicos y todos esos que fueron a buscar amor a cambio de su dinero. Dinero que, por otro lado, nos corresponde a las travestis. Porque nos lo robaron desde siempre. l


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