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EL LIBERAL . Opinión

¿Cuál de los dos fue el primer cuento de Jorge Washington ábalos?

14/11/2020 22:42 Opinión
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¿Cuál de los dos fue el primer cuento de Jorge Washington ábalos? ¿Cuál de los dos fue el primer cuento de Jorge Washington ábalos?

En el número 12 de Vertical, que dirigía mi amigo Horacio Germinal Rava, publicó el primer cuento de un maestro rural que le causó mucha simpatía. ¿La razón? Rava había sido también maestro rural y conocía los problemas que padecían los maestros rurales de las escuelas más lejanas y olvidadas de la provincia.

¿Por qué ábalos decidió publicar en su primer cuento a aquella revista? Por un tema que a él lo angustiaba. ábalos era un sufrido y desconocido maestro rural que sentía que si no publicaba su cuento en una revista que se editaba en Santiago en donde estaba el centro de la “inteligencia” de la provincia, no tendría importancia. En este caso se trataba de una revista que dirigía un hombre que era nada menos que miembro del movimiento La Brasa cuyo inspirador era Bernardo Canal Feijoo. Lo curioso del caso es que Rava no lo había recibido en esa ocasión –me contó después en una de las largas conversaciones que manteníamos en un piso del edificio Tabicast, que quedaba muy cerca de donde yo viví en los primeros años de mi llegada a Santiago. Ni él, ni yo hubiéramos podido explicar porque teníamos aquellas conversaciones. Tal vez porque éramos vecinos, tal vez porque yo le pedía que me contara por qué ábalos le habría llevado aquel cuento y él no lo había atendido.

¿La razón? Porque Rava en ese momento se estaba bañando, ábalos entonces lo dejó y se fue. Lo curioso del caso es que se trataba de su primer cuento, pero tal vez porque así se sentía más importante. Cuando ábalos lo publicó en la revista de Rava se llamaba “El extraño caso de Arístides Bretón”, el maestro del movimiento Surrealista para mostrar porque él era un maestro rural no ignoraba la existencia de una figura tan importante. ésa puede ser la razón. En aquel cuento ábalos abordaba un lugar común muy frecuente en la literatura. En un libro que había comprado en un lugar en donde se remataban libros había encontrado una carta fechada en 1919 en la que Arístides Bretón anunciaba su decisión de suicidarse sin poder explicar las razones de aquella decisión. La carta, como es obvio, había sido escrita tres años antes de la publicación del cuento y muy lejana del mundo rural en que él vivía.

El problema es que años después, en 1942, cuando la volvió a publicar en su libro Cuentos con y sin víboras, le dedicó un ejemplar a quien llamaba su distinguido amigo Horacio G. Rava. El cuento se llamaba “Extraño caso” y lo publicó la Raza de Tucumán. Cabe señalar que, por esos años ábalos vivía muy lejos de allí en medio de la comunidad rural, pero editaba sus libros en San Miguel de Tucumán para mostrar que tenía una alta idea de sí mismo.

La historia fue así: mientras vivía en las escuelas del monte, ábalos sentiría que él podía escribir libros importantes. Lo paradójico en este caso es que cuando publicó su primer libro de cuentos –fue el primer libro que publicó –inclusive antes que Shunko, cuya versión original había recibido un premio en 1948. En este libro ábalos contaba la vida desde la perspectiva del maestro de la novela, que en su nota Al Lector, escrita para lectores que vivían en ciudades más importantes, terminaba señalando que el maestro que aparecía en su libro no era él, sino el maestro que él hubiera querido o, mejor dicho que él hubiera debido ser.

Con un antecedentes tan importante como ése. ábalos había reeditado su libro en el que dividía en los Cuentos con y sin víboras. A los segundos –los sin víboras- los consideraba los más importantes. En cambio, a los que Canal llamaba cuentos con “Naturaleza… pero sin literatura” y antes señalaba el valor de sus investigaciones folklóricas que serían luego publicadas. Se trataría nada menos, que la restante obra de ábalos.

Casi al final de su prólogo Canal destaca la agudeza con que escribió otros cinco cuentos que él consideraba valiosos. El prólogo y la selección de esos cuentos firmaban como Jorge W. ábalos. (Ponía W, en lugar del famoso Washington con el que es conocido, cuando se nombra al afamado autor de Shunko como autor de los libros).

¿Por qué ábalos escribía así su nombre, y por qué cambiaba el título de su primer libro? ése es uno de los tantos misterios y grandezas, que nos dejó sin explicarnos aquel hombre extraordinario. Eso no podemos explicarlo, ni por qué su conmovedor Shunko aún sigue fascinándonos. ábalos había nacido en 1915 de casualidad en La Plata -hijo del escribano Gabriel ábalos- a quien le dedicó un cuento en otro de sus libros y vivió en varios lugares de nuestro país para poder ejercer su trabajo como escribano, pero al final él con su familia se instalaron en La Banda.

A lo largo de su vida, su hijo Jorge repitió hasta el cansancio que su padre habría tenido “hijos santiagueños en todo el país”, pero cuando tuvo que establecerse se quedó en La Banda y tal como discute acaloradamente con un taxista y por el apellido que aparece en el taxi recordó que era hijo del escribano ábalos y que él –Jorge Washington- había nacido en La Banda, del otro lado de La Banda, lo cual quería decir que era doblemente bandeño.

La discusión terminó allí por esa razón, pero en ningún momento recordó el título del primer cuento que había publicado ya hacía muchos años. No necesitaba hacerlo porque en aquel peculiar cuento ya estaba la obra, perdurable y ejemplar, que escribiera a lo largo de su vida.

¿El extraño caso de Arístides Bretón? o ¿Extraño caso? ¿Cuál de los dos fue su primer cuento? Eso no importa. Lo que verdaderamente importa es que con ese cuento ábalos había comenzado a escribir una obra que aún nos sigue fascinando y conmoviéndonos. Lo que importa es que sin todo lo que empezó con aquel cuento, la literatura santiagueña hoy no tendría la importancia que tiene.


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