Nació en Navidad, bajo una lluvia torrencial, en una 4x4 que se enterró en el barro Nació en Navidad, bajo una lluvia torrencial, en una 4x4 que se enterró en el barro
Un milagro en Navidad generó alegría en toda la ciudad de Añatuya. Una mujer dio a luz a su hija dentro de una camioneta, con ayuda de su cuñada, bajo una lluvia torrencial que azotaba la zona de Lote 70.
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Anabella Orellana cursaba hasta el viernes un embarazo a término y estaba a la espera de que su hija naciera. Oriunda del interior del departamento Juan Felipe Ibarra, la joven tenía que cruzar 50 kilómetros para llegar al hospital de la “Capital de la Tradición”, para el parto.
A las 10 de la mañana del 25, hablaron a un vecino, Cristian Belén, para que en una camioneta los trasladara al nosocomio, ya que una torrencial lluvia se abatía en el lugar y no tenían medios para ir.
El rodado apenas recorrió 30 kilómetros de su lugar de partida cuando sufrió un inconveniente. Una de las ruedas quedó atascada en el barro, y pese al esfuerzo de Diego Roldán, padre de la niña, su tío Mario y José Escudero, un vecino que se acercó al ver la situación, no pudieron sacar el vehículo del lodo para continuar el viaje.
Los hombres se esforzaban fuera del rodado, pero adentro, Antonella comenzaba a sentir fuertes contracciones. Ella también hacía un esfuerzo por mantener la calma ante la desesperante situación.
Tras más de dos horas de luchar contra el barro y los dolores, a las 12.40, nació Luciana Yanet, en el asiento de la camioneta y con su tía Patricia Roldán oficiando de “partera”.
Rato después llegó Miguel Sosa, poblador de la Pradera el 25, que con un tractor enganchó la camioneta y la sacó del lugar para que pudiese proseguir viaje hacia el hospital de Añatuya. Al llegar a destino fueron atendidos por los profesionales del nosocomio, quienes determinaron que tanto la niña como la madre gozaban de buena salud.
Luciana llegó al mundo con 3,680 kilogramos, y con una historia que seguramente será contada en futuras generaciones: el haber nacido un día de Navidad, en una jornada de lluvia, en medio de un camino poco transitado, rodeada de personas valientes y del trinar de los pájaros.
