Desbaratan reuniones prohibidas en cancha de fútbol, boliche improvisado e incautan vehículos

Alrededor de 300 personas habrían participado de diversas fiestas clandestinas en el departamento Moreno, pero unas contadas fueron aprehendidas y conducidas a la policía.

La primera se descubrió a las cinco de la madrugada. Los policías se trasladaron a una cancha de fútbol en una propiedad de calle La Paz en el B° Santa ángela. Al arribar los efectivos, medio centenar de personas consumían cervezas y escuchaban música, pese a la prohibición de las normas vigentes dado al Covid-19.

Una treintena logró burlar el control policial trepándose a las tapias y sólo quedaron 20 jóvenes.

Alertada, la fiscal María Alejandra Holgado dispuso que labre acta de Identificación y compromiso de los propietarios del local y se abran actuaciones por violar las normas legales sobre el Covid-19 y se dé participación al personal de la Oficina del Tribunal de Faltas de Quimilí, Moreno, para la clausura de dicha cancha.

También, fueron secuestradas numerosas motos, abandonadas por los jóvenes que huyeron por las tapias

A las 5:45, la policía se trasladó a Weisburd, distante 40 kilómetros de Quimilí. Allí, varios jóvenes habían convertido en boliche un salón con planta alta. Al llegar los efectivos, se encontraron con diversos jóvenes en la planta baja y en el 1er piso.

Habían asistido más de 100 personas, según lo confiaron dos jóvenes con botellas de cerveza en sus manos. El organizador indicó que decidió vender bebidas para paliar la difícil situación económica que le toca vivir por causa de la pandemia.

Luego, la policía de Quimilí se fue a un quiosco denominado “Lo de Musta”, en calle Luis J Cadra, del barrio Juan Felipe Ibarra, sospechado de vender alcohol a menores.

Continuidad

A las 7.30, la policía tomó conocimiento sobre otra fiesta clandestina en una casa del B° San Martín. Los efectivos arribaron al lugar y constataron muchas personas en las afueras del inmueble, quienes al notar la presencia policial se dieron a la fuga.

La responsable de la vivienda acusó a su nieto de organizar la fiesta, pero acotó que el grupo mayoritario ya se había retirado.

Al ser entrevistados, los protagonistas explicaron que sabían que en el inmueble se llevaba a cabo una reunión debido a la música que se escuchaba y en ocasiones gritos, desconociendo la cantidad de personas ya que la misma se dio en el fondo del inmueble.