Solicitó eximición de prisión acusado de abusar de tres sobrinas y convertirlas en esclavas sexuales

Un abogado solicitó la eximición de prisión a favor de un jornalero de Atamisqui, cuyas tres sobrinas políticas le atribuyen una décadas de vejaciones y humillaciones.

Así lo deslizó ayer una alta fuente judicial, el mismo día en que EL LIBERAL presentó la triste historia de tres hermanas.

Según la denuncia que investiga la fiscal Vanina Aguilera, las víctimas tienen hoy más de 20 años años y fueron atacadas a los 4, 5 y 7 años, respectivamente. “Sólo me queda agradecer a todos los que nos creen, nos alivian el alma con cada mensaje, con cada estado que ponen para apoyarnos. Muchas gracias. También pedirles que nos acompañen a luchar, así como hemos necesitado su apoyo en estos días, lo vamos a necesitar más adelante porque esto recién empieza”, escribió una de las víctimas ayer.

Una década de horror

De acuerdo con la denuncia, una de las niñas sufrió cuatro años de vejaciones; otra, menos años de manoseos y la tercera hermana, un solo ataque sexual.

El escenario fue una casa en que el acusado era el jefe de familia y su esposa, la tía de las niñas.

Las pequeñas se encontraban solas, ya que su madre se trasladó a Córdoba en busca de trabajo. El depravado quedó a cargo del hogar y destinó casi cinco años para convertir en pesadilla los días de las nenas.

Hartazgo y dolor

Harta, una de las chiquitas rompió el silencio durante una reunión familiar.

Los tíos expulsaron de la casa al sujeto y la madre de las menores, ya de regreso, formalizó una denuncia.

En los días siguientes, gran parte del entorno no le creyó a la niña y la hermana que más sufría las vejaciones prefirió el silencio por temor a ser tratada como su hermanita.

El individuo fue preso casi 40 días y luego regresó a la casa y fue perdonado por su esposa, tía de las tres víctimas. 

“Hay cosas que no recuerdo, pero sí un dolor en el alma”

“Las siestas eran terribles. Me llevaba de la mano a un lugar apartado de la casa. Al principio no sabía qué era, pero sí que estaba mal...”

Una de las hermanas hoy recuerda con la misma angustia cuatro años de pesadilla en las garras del tío.

En diálogo con EL LIBERAL, la víctima indicó que fue duro vivir con un abusador, teniendo a su madre lejos y a un padre ausente.

A las vejaciones cotidianas, debieron padecer las miradas acusadoras de gente que no dudaba, directamente no les creían.

“No sé cómo no hablábamos entre nosotras ya que nos pasaba lo mismo. A mí me pasó cuatro años; a otra hermana menos, pero con muchos manoseos y a nuestra tercera hermana, solo una vez”, manifestó.

“Hay cosas que no recuerdo. Es como que mi mente las borró directamente. Pero aún queda en mi corazón un profundo dolor, mezcla de soledad y abandono tal vez”.

Aún así, desde esa desolación infantil, reconoció: “Nunca más ese hombre le hará daño a una niña. Estamos convencidas que lo llevaremos a la Justicia para que se haga responsable, y pague, por habernos robado y ultrajado nuestra niñez...”

Plan A de la Fiscalía: la detención e indagatoria

La Fiscalía tendría un solo propósito: que el tío sea detenido por diversos delitos.

Los dominantes, “abuso sexual con acceso carnal”; “abuso sexual gravemente ultrajante” y “abuso sexual simple”, todo agravado por su condición de guardador.

A contrarreloj, la defensa recurrió a la eximición de prisión, pero también es contundente la denuncia de las tres hermanas sobre las vejaciones padecidas.

Al ultraje físico, las víctimas adosaron una constante manipulación, al dejarles en claro que él lo hacía por ellas.

Y la provocación más baja a tres niñas sin nadie a la vistas capaz de defenderlas: “Nadie les va a creer nada”. l