Malba cumplió 20 años y lo celebra con una muestra del uruguayo Rafael Barradas

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) celebró el pasado 21 de septiembre sus 20 años de existencia y lo hizo con la inauguración de una antología dedicada al uruguayo Rafael Barradas (Montevideo, 1890-1929) en un gesto que recordó cómo su fundador, Eduardo Costantini, comenzó su colección de arte latinoamericano: adquiriendo obras de artistas rioplatenses.

Barradas es uno de los principales exponentes de la vanguardia rioplatense nutrido de los movimientos que surgían en la década del 10 y del 20 en Francia y España. La exhibición que inauguró días atrás en el Malba reúne 130 obras del artista entre óleos, acuarelas y obras sobre papel, provenientes en su mayoría del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) de Montevideo.

La muestra presenta trabajos realizados entre 1913 y 1923, sus años europeos. Fue curada por Enrique Aguerre, director del MNAV, y se organiza en cuatro núcleos que abordan las temáticas de las obras del artista como la metrópolis, el movimiento vibracionista que lo tendrá como su creador y el vínculo con su familia y afectos.

Barradas desembarca en Milán en 1923 y conoce a Filippo Marinetti, creador del futurismo, y quedará impactado por este nuevo movimiento. Parte a París y aunque toma contacto con el cubismo, seguirá siempre ligado a la estética futurista.

En la capital francesa absorbe la atmósfera de sus cafés, que ingresarán como temática a su producción y nunca más se irán. La ciudad y el impacto de los avances tecnológicos como el tranvía, la luz eléctrica y el automóvil aparecen en sus obras.

"Vemos en las obras de Barradas post impresionismo, figuración que va transitando hacia una geometrización, a los colores puros. Aparece el simultaneismo, hay muchos ismos en este momento, cada grupo o artista define lo que es el arte moderno, hay una ruptura con el arte tradicional", sostuvo Aguerre en diálogo con la prensa.

Cuando estalla la Primera Guerra Mundial Barradas se traslada, como muchos otros artistas e intelectuales, a España que se había declarado neutral. Pasa por Barcelona y por Madrid, frecuenta los cafés, hace el vestuario y la escenografía para obras Federico García Lorca, mientras busca su propio lenguaje pictórico.

Aguerre sostiene que Barradas se identificará con el movimiento, la gente en tránsito, los inmigrantes, gitanos, clowns y personajes de la comedia del arte. "Es un ciudadano del mundo, pero extraña Uruguay", indica.

"Traduce la ciudad moderna a colores, formas, líneas, juegos de curvas. Barradas esta planteando en las obras de 1917 su vocabulario", apunta el curador.

El vibracionismo se llamó su exposición individual-manifiesto inaugurada en marzo de 1918 en Barcelona. Su estilo se destacará por la combinación de la simultaneidad de las formas geométricas sin jerarquización y el uso de colores planos que tendrá como resultado una composición con movimiento y tiempos acelerados.

La muestra exhibe también un pequeño número de obras de Joaquín Torres García, su íntimo amigo y con quien alcanzó una sinergia creativa rastreable en la producción de ambos.

También aparecen sus experimentaciones gráficas en soporte afiche, semejantes a los collages de Pablo Picasso, donde se destacan los juegos tipográficos y la presencia de la publicidad.

Los afectos para Barradas serán su soporte durante los primeros años europeos, cuando todavía no puede hacer pie como artista. Su familia, en especial sus hermanos que también tienen su faceta artística y con los que colaborara, se convierten en los personajes de sus retratos donde las caras apenas se delinean con algunos trazos.

En 1923 a Barradas le diagnostican tuberculosis, pero recién regresa a Montevideo en 1928. Muere a principios de 1929 con apenas 39 años.

Con motivo de la exhibición se llevarán a cabo una serie de encuentros y conferencias, entre las que se destacó la que ofreció el pasado jueves el ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, sobre las vanguardias.