VIDEO | Julio César Lamas: “Mi mundo del fútbol es Central Córdoba , no estoy pendiente de los demás” VIDEO | Julio César Lamas: “Mi mundo del fútbol es Central Córdoba , no estoy pendiente de los demás”
Por Daniel Romero - de la Redacción de EL LIBERAL.
Tras anunciar
su retiro del
básquet, Julio
César Lamas
está embarcado
en una experiencia
enriquecedora como
integrante del cuerpo técnico
de Central Córdoba,
que encabeza Abel Balbo.
Su llegada al fútbol generó
una gran repercusión
mediática de la que intentó
abstraerse, pero ayer rompió
el silencio en una entrevista
exclusiva que concedió
a EL LIBERAL.
“Mi llegada al fútbol
tiene que ver con una idea
de Abel Balbo. él me invitó
a formar parte de su cuerpo
técnico. Acepté porque
en las diferentes reuniones
que fui teniendo con él,
me dio sus razones por
las cuales hacer esta
construcción diferente,
no habitual,
de cuerpo técnico.
Me fueron
gustando
tanto las personas como
sus ideas y me fue despertando
curiosidad ante
un desafío diferente. Así
que acá estoy”, arrancó el
exentrenador de la “Generación
Dorada”.
-Balbo dijo en reiteradas
ocasiones que usted no tiene
injerencia en la parte táctica
y estratégica y que su función
es la gestión, del cuerpo
técnico y del grupo. ¿Podría
darnos más detalles de su rol
en Central Córdoba?
-Es así como dijo Abel.
Yo no tengo opinión en lo
futbolístico. Sí, en otras
cosas como la gestión del
cuerpo técnico y del equipo,
en el cual también las
decisiones las toma Abel.
Yo ayudo en esa tarea
de gestión. También hay
otras cosas tales como
el alto rendimiento
y hay cosas
de los deportes
de conjunto que son
iguales o muy parecidas.
Por ejemplo,
instalar un sistema
de juego o un
concepto, metodológicamente
es
igual. O el uso del
video para corregir
o para enseñar
o un montón de cosas
que tienen que ver con la
dinámica del entrenador,
que yo las hago hace 30
años en un equipo de básquet
y que eso también es
lo que Abel me da participación.
-Esta situación entre usted
y Balbo tiene similitudes
con las consultas que le hacía
Timoteo Griguol a León
Najnudel en los 80 para utilizar
cortinas en el fútbol.
-Hay similitudes y también
diferencias, porque
eran dos entrenadores de
un equipo de fútbol y uno
de básquet y acá Abel es el
entrenador y yo soy parte
del cuerpo técnico y trabajamos
en el mismo equipo.
Yo lo veo más parecido al
caso de Guardiola con Manel
Estiarte, entrenador de
waterpolo, que forma parte
del cuerpo técnico y que
hace esta tarea que Abel
me ha encomendado a mí.
Con el correr de los entrenamientos
empiezan a
aparecer situaciones relacionadas,
pero creo que está
claro cuál es mi rol.
-¿Con los jugadores trabaja
de manera individual o colectiva?
Más individual que colectiva
y otra vez, yo no le
doy a los jugadores opiniones
futbolísticas, pero sí le
puedo dar de otras cosas
que tienen que ver con lo
que tiene que hacer el jugador
de alto rendimiento,
vaceándose cada día, buscando
la mejora constante,
buscando crecer en las
facetas que más lo necesitan,
construir una mentalidad
competitiva. Este tipo
de cosas son las que yo
puedo entablar conversaciones
con los jugadores,
pero también es poco a poco.
La verdad que en estos
días, la mayor parte de la
tarea que realizo es con el
cuerpo técnico. Y he empezado
a hablar con los jugadores,
sobre todo con los
que se acercan por decisión
propia.
-¿Siente que en el ambiente
del fútbol, llámese entrenadores,
asistentes, jugadores
y periodistas, lo miran
de reojo por venir de otro deporte?
¿Siente que ha logrado
insertarse en ese ambiente?
-Va poquito tiempo. No
tengo la pretensión de insertarme
en el mundo del
fútbol en una semana y no
sé si lo voy a hacer en el
futuro. Mi objetivo es sumar
mi granito de arena al
cuerpo técnico de Central
Córdoba, al club, al equipo
y a los jugadores. Ese es
mi objetivo. Mi mundo del
fútbol es Central Córdoba,
no estoy pendiente de los
demás.
-¿Qué lectura hace del 3 a
0 en Rosario? ¿Siente que las
cosas se dieron muy rápidamente?
-No hago ninguna lectura.
Las lecturas en público
de los resultados de los
partidos las hace Abel.
-Hay quienes afirman que
la Generación Dorada empezó
a gestarse en el Mundial
Sub22 de Australia 1997.
¿Qué recuerda de aquel torneo?
-Por supuesto que ese
fue un torneo importante,
pero hay distintos integrantes
del equipo que
sienten que fue en ese torneo,
otros que sienten que
fue un poquito antes y
otros que sienten que fue
un poquito después. Entonces,
a cada uno, la certeza
de que se estaba para
cosas grandes les llegó en
diferentes momentos. A
algunos les llegó ahí. A mí,
por ejemplo, me llegó ahí.
Cuando el torneo terminó
y volvíamos en el avión con
Tolcachier, que había sido
mi asistente en ese torneo,
estuvimos hablando
de que los pibes estaban
para otra cosa, estaban para
más. Y llegamos al Hotel
Los Dos Chinos, que estaba
Magnano entrenando
a los mayores, porque
yo era entrenador ayudante
de Rubén, y cuando
llegó me dice qué pensaba.
“Mirá están para cosas
más grandes, los tenemos
que traer para acá rápido”.
Los vimos al siguiente en
el Mundial 98 con Oberto,
Manu Ginóbili y Pepe Sánchez.
Fueron habiendo diferentes
momentos, pero
ese fue un torneo en el cual
competimos con los mejores
del mundo, les ganamos
a equipos europeos y
vimos que les podíamos
ganar a cualquiera.
-Se habló mucho de lo que pasó después de la derrota
en el último segundo ante Australia.
-Fue duro, fue ya en la cancha, fue al costado de
la línea lateral. Se armó una montonera de jugadores
doloridos por el resultado y después siguió un
poco en el vestuario. Los jugadores solos en el hotel
se declararon el compromiso de ir por la próxima.
-¿Cómo se hace para administrar los egos de jugadores
de la talla de Luis Scola, Emanuel Ginóbili, Andrés
Nocioni, Fabricio Oberto?
-Administrar los egos es una tarea permanente.
En esos jugadores o en el equipo de San Lorenzo
de Almagro que dirijas o en otro, porque tiene que
ver con las personas. A veces nos parece que porque
estos son tan grandes jugadores, deberían tener
un ego más grande y no es tan así, porque precisamente
estos jugadores han sabido tener su ego
controlado en un límite razonable. Por su puesto
que lo tienen, pero ojo que yo he dirigido jugadores
de muchísimo menor nivel técnico y con un ego
más grande que ellos. Tiene que ver con la persona,
no tiene que ver con el jugador.
-Por esa misma situación, ¿usted pudo ser asistente
de Sergio Hernández y Hernández asistente de usted?
-Nosotros lo que
hicimos fue sumar
fuerzas por el bien del
equipo y demostrar
con los hechos lo que
decimos con las palabras
de que el equipo
está por encima de los
integrantes. Fue también
estar a la altura
de un grupo de jugadores
que eran en
ese momento de primer
nivel mundial. Y
fue por tener el ego en
un límite controlado y
razonable, porque la
verdad que el que hizo
el esfuerzo fue el que tuvo que ceder el liderazgo: yo
en el 2008 y Sergio en el 2012.
-Tau Cerámica, Lucetum Alicante y Real Madrid fueron
los equipos que usted dirigió en la Liga Española.
¿Qué le dejó esa competencia como experiencia?
-Crecí como entrenador. Para colmo yo había
estado tres años en la selección y cuatro en la Liga
ACB. Esos siete años seguidos a mí me encontraron
entre los 33 y los 40 años y cuando yo me volví
de España era mucho mejor entrenador que cuando
había empezado ese proceso, porque todo es la
competencia internacional y cuando vos dirigís a
los mejores y jugás contra los mejores, eso te genera
un estado de necesidad con el que crecés.
7
-Lo llevo a Londres 2012, donde Argentina obtiene el
cuarto puesto tras perder con Rusia en el partido por la
medalla de bronce. ¿Fue el momento más doloroso de
su carrera como entrenador?
Si tomamos un solo partido, la derrota más dura.
-¿Qué le dejaron José María Cavallero y León Najnudel
a usted y al básquet argentino?
Con el Yoyo hablé pocas veces. Sabía de su obra
como entrenador, con lo cual tenía mis respetos.
Fue un entrenador que vivió el básquet con toda
la pasión, que abrió la cabeza al básquet europeo
cuando no era común en aquellos tiempos y que tenía
una gran capacidad de convencer a los jugadores
y de liderarlo. Y León es la persona más importante
del básquet argentino, porque con la instalación
de la Liga Nacional, todos nos convertimos en
profesionales de dedicación exclusiva y eso nos hizo
mejorar a todos. Fue un adelantado a la época.
Fue maestro de jugadores que suelen hacerlo varios
entrenadores. Fue maestro de entrenadores,
que eso lo hacen pocos entrenadores. Y fue maestro
de dirigentes y periodistas, que eso no lo hace
nadie. Y él lo hizo por su gran compromiso por el
básquet argentino. León fue mi maestro como entrenador,
pero es una de las personas que yo más
quise en la vida. Lo recuerdo con alegría. No creo
que pasen dos días que no haya algún momento
en el que algo me haga recordarlo. Tengo el mayor
sentimiento de agradecimiento que se puede tener
por alguien.
-Extraña el básquet
-Hoy tengo que contestarle que no. No sé lo que
va a pasar dentro de ocho meses o un año. Estoy
tan ilusionado con este desafío y aprendiendo un
montón de cosas de fútbol y tratando de sumar mi
granito de arena en otras que ya mencionamos,
que estoy enfocado y motivado con esto y poniendo
toda mi energía acá.