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VIDEO | Julio César Lamas: “Mi mundo del fútbol es Central Córdoba , no estoy pendiente de los demás”

06/08/2022 00:39 Deportivo
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Por Daniel Romero - de la Redacción de EL LIBERAL.

Tras anunciar

su retiro del

básquet, Julio

César Lamas

está embarcado

en una experiencia

enriquecedora como

integrante del cuerpo técnico

de Central Córdoba,

que encabeza Abel Balbo.

Su llegada al fútbol generó

una gran repercusión

mediática de la que intentó

abstraerse, pero ayer rompió

el silencio en una entrevista

exclusiva que concedió

a EL LIBERAL.

“Mi llegada al fútbol

tiene que ver con una idea

de Abel Balbo. él me invitó

a formar parte de su cuerpo

técnico. Acepté porque

en las diferentes reuniones

que fui teniendo con él,

me dio sus razones por

las cuales hacer esta

construcción diferente,

no habitual,

de cuerpo técnico.

Me fueron

gustando

tanto las personas como

sus ideas y me fue despertando

curiosidad ante

un desafío diferente. Así

que acá estoy”, arrancó el

exentrenador de la “Generación

Dorada”.

-Balbo dijo en reiteradas

ocasiones que usted no tiene

injerencia en la parte táctica

y estratégica y que su función

es la gestión, del cuerpo

técnico y del grupo. ¿Podría

darnos más detalles de su rol

en Central Córdoba?

-Es así como dijo Abel.

Yo no tengo opinión en lo

futbolístico. Sí, en otras

cosas como la gestión del

cuerpo técnico y del equipo,

en el cual también las

decisiones las toma Abel.

Yo ayudo en esa tarea

de gestión. También hay

otras cosas tales como

el alto rendimiento

y hay cosas

de los deportes

de conjunto que son

iguales o muy parecidas.

Por ejemplo,

instalar un sistema

de juego o un

concepto, metodológicamente

es

igual. O el uso del

video para corregir

o para enseñar

o un montón de cosas

que tienen que ver con la

dinámica del entrenador,

que yo las hago hace 30

años en un equipo de básquet

y que eso también es

lo que Abel me da participación.

-Esta situación entre usted

y Balbo tiene similitudes

con las consultas que le hacía

Timoteo Griguol a León

Najnudel en los 80 para utilizar

cortinas en el fútbol.

-Hay similitudes y también

diferencias, porque

eran dos entrenadores de

un equipo de fútbol y uno

de básquet y acá Abel es el

entrenador y yo soy parte

del cuerpo técnico y trabajamos

en el mismo equipo.

Yo lo veo más parecido al

caso de Guardiola con Manel

Estiarte, entrenador de

waterpolo, que forma parte

del cuerpo técnico y que

hace esta tarea que Abel

me ha encomendado a mí.

Con el correr de los entrenamientos

empiezan a

aparecer situaciones relacionadas,

pero creo que está

claro cuál es mi rol.

-¿Con los jugadores trabaja

de manera individual o colectiva?

Más individual que colectiva

y otra vez, yo no le

doy a los jugadores opiniones

futbolísticas, pero sí le

puedo dar de otras cosas

que tienen que ver con lo

que tiene que hacer el jugador

de alto rendimiento,

vaceándose cada día, buscando

la mejora constante,

buscando crecer en las

facetas que más lo necesitan,

construir una mentalidad

competitiva. Este tipo

de cosas son las que yo

puedo entablar conversaciones

con los jugadores,

pero también es poco a poco.

La verdad que en estos

días, la mayor parte de la

tarea que realizo es con el

cuerpo técnico. Y he empezado

a hablar con los jugadores,

sobre todo con los

que se acercan por decisión

propia.

-¿Siente que en el ambiente

del fútbol, llámese entrenadores,

asistentes, jugadores

y periodistas, lo miran

de reojo por venir de otro deporte?

¿Siente que ha logrado

insertarse en ese ambiente?

-Va poquito tiempo. No

tengo la pretensión de insertarme

en el mundo del

fútbol en una semana y no

sé si lo voy a hacer en el

futuro. Mi objetivo es sumar

mi granito de arena al

cuerpo técnico de Central

Córdoba, al club, al equipo

y a los jugadores. Ese es

mi objetivo. Mi mundo del

fútbol es Central Córdoba,

no estoy pendiente de los

demás.

-¿Qué lectura hace del 3 a

0 en Rosario? ¿Siente que las

cosas se dieron muy rápidamente?

-No hago ninguna lectura.

Las lecturas en público

de los resultados de los

partidos las hace Abel.

-Hay quienes afirman que

la Generación Dorada empezó

a gestarse en el Mundial

Sub22 de Australia 1997.

¿Qué recuerda de aquel torneo?

-Por supuesto que ese

fue un torneo importante,

pero hay distintos integrantes

del equipo que

sienten que fue en ese torneo,

otros que sienten que

fue un poquito antes y

otros que sienten que fue

un poquito después. Entonces,

a cada uno, la certeza

de que se estaba para

cosas grandes les llegó en

diferentes momentos. A

algunos les llegó ahí. A mí,

por ejemplo, me llegó ahí.

Cuando el torneo terminó

y volvíamos en el avión con

Tolcachier, que había sido

mi asistente en ese torneo,

estuvimos hablando

de que los pibes estaban

para otra cosa, estaban para

más. Y llegamos al Hotel

Los Dos Chinos, que estaba

Magnano entrenando

a los mayores, porque

yo era entrenador ayudante

de Rubén, y cuando

llegó me dice qué pensaba.

“Mirá están para cosas

más grandes, los tenemos

que traer para acá rápido”.

Los vimos al siguiente en

el Mundial 98 con Oberto,

Manu Ginóbili y Pepe Sánchez.

Fueron habiendo diferentes

momentos, pero

ese fue un torneo en el cual

competimos con los mejores

del mundo, les ganamos

a equipos europeos y

vimos que les podíamos

ganar a cualquiera. 

-Se habló mucho de lo que pasó después de la derrota

en el último segundo ante Australia.

-Fue duro, fue ya en la cancha, fue al costado de

la línea lateral. Se armó una montonera de jugadores

doloridos por el resultado y después siguió un

poco en el vestuario. Los jugadores solos en el hotel

se declararon el compromiso de ir por la próxima.

-¿Cómo se hace para administrar los egos de jugadores

de la talla de Luis Scola, Emanuel Ginóbili, Andrés

Nocioni, Fabricio Oberto?

-Administrar los egos es una tarea permanente.

En esos jugadores o en el equipo de San Lorenzo

de Almagro que dirijas o en otro, porque tiene que

ver con las personas. A veces nos parece que porque

estos son tan grandes jugadores, deberían tener

un ego más grande y no es tan así, porque precisamente

estos jugadores han sabido tener su ego

controlado en un límite razonable. Por su puesto

que lo tienen, pero ojo que yo he dirigido jugadores

de muchísimo menor nivel técnico y con un ego

más grande que ellos. Tiene que ver con la persona,

no tiene que ver con el jugador.

-Por esa misma situación, ¿usted pudo ser asistente

de Sergio Hernández y Hernández asistente de usted?

-Nosotros lo que

hicimos fue sumar

fuerzas por el bien del

equipo y demostrar

con los hechos lo que

decimos con las palabras

de que el equipo

está por encima de los

integrantes. Fue también

estar a la altura

de un grupo de jugadores

que eran en

ese momento de primer

nivel mundial. Y

fue por tener el ego en

un límite controlado y

razonable, porque la

verdad que el que hizo

el esfuerzo fue el que tuvo que ceder el liderazgo: yo

en el 2008 y Sergio en el 2012.

-Tau Cerámica, Lucetum Alicante y Real Madrid fueron

los equipos que usted dirigió en la Liga Española.

¿Qué le dejó esa competencia como experiencia?

-Crecí como entrenador. Para colmo yo había

estado tres años en la selección y cuatro en la Liga

ACB. Esos siete años seguidos a mí me encontraron

entre los 33 y los 40 años y cuando yo me volví

de España era mucho mejor entrenador que cuando

había empezado ese proceso, porque todo es la

competencia internacional y cuando vos dirigís a

los mejores y jugás contra los mejores, eso te genera

un estado de necesidad con el que crecés.

7

-Lo llevo a Londres 2012, donde Argentina obtiene el

cuarto puesto tras perder con Rusia en el partido por la

medalla de bronce. ¿Fue el momento más doloroso de

su carrera como entrenador?

Si tomamos un solo partido, la derrota más dura.

-¿Qué le dejaron José María Cavallero y León Najnudel

a usted y al básquet argentino?

Con el Yoyo hablé pocas veces. Sabía de su obra

como entrenador, con lo cual tenía mis respetos.

Fue un entrenador que vivió el básquet con toda

la pasión, que abrió la cabeza al básquet europeo

cuando no era común en aquellos tiempos y que tenía

una gran capacidad de convencer a los jugadores

y de liderarlo. Y León es la persona más importante

del básquet argentino, porque con la instalación

de la Liga Nacional, todos nos convertimos en

profesionales de dedicación exclusiva y eso nos hizo

mejorar a todos. Fue un adelantado a la época.

Fue maestro de jugadores que suelen hacerlo varios

entrenadores. Fue maestro de entrenadores,

que eso lo hacen pocos entrenadores. Y fue maestro

de dirigentes y periodistas, que eso no lo hace

nadie. Y él lo hizo por su gran compromiso por el

básquet argentino. León fue mi maestro como entrenador,

pero es una de las personas que yo más

quise en la vida. Lo recuerdo con alegría. No creo

que pasen dos días que no haya algún momento

en el que algo me haga recordarlo. Tengo el mayor

sentimiento de agradecimiento que se puede tener

por alguien.

-Extraña el básquet

-Hoy tengo que contestarle que no. No sé lo que

va a pasar dentro de ocho meses o un año. Estoy

tan ilusionado con este desafío y aprendiendo un

montón de cosas de fútbol y tratando de sumar mi

granito de arena en otras que ya mencionamos,

que estoy enfocado y motivado con esto y poniendo

toda mi energía acá.

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