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EL LIBERAL . El Evangelio

“No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en Mí”

29/04/2021 21:14 El Evangelio
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“No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en Mí” “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en Mí”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”.

Tomás le dice: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.

Jesús le responde: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.

Yo soy el camino, la verdad y la vida

Hay que superar toda angustia porque Jesús les habla de las muchas moradas, estancias, posibilidades, que Dios les tiene preparados, nos tiene preparados. Jesús les habla en forma críptica. Ellos van a estar con él. Pero dónde. Tomás, siempre tan intrépido, se convierte en voz del grupo: No sabemos a dónde vas. Pero, ¿te vas? No sabemos el camino. Y Jesús con una firmeza inusitada le responde, propia del que habla con autoridad, Yo soy el camino, la verdad y la vida. Tres formulaciones que cierran el círculo de la duda. Camino. Verdad. Vida. Atrevido Jesús, ¿no? Pero se trataba de darles seguridad, ya que estaban inmersos en una duda profunda. No sabían, como nosotros muchas veces, por dónde tirar, qué camino seguir.

Necesitamos, como los discípulos, contundencia, seguridad, alguien que nos señale el camino. Debemos repetirnos muchas veces: Señor, danos la valentía de escuchar tu paso silencioso por los senderos de este mundo. Sin esa valentía es posible que no podamos seguirte en medio de tantas encrucijadas. Kant decía que: ‘Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar’.

En este tiempo pascual es cuando la fe se pone a prueba sin más que la confianza en su Palabra, en lo que los discípulos vivieron de forma temerosa, titubeante. Por eso necesitaron de la llegada del Espíritu prometido como empuje y fortaleza interior. Igual que los discípulos, también nosotros hemos de esperar a Pentecostés, aunque ya podemos ir anticipando cada día su vivencia.


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